Brecha en el gasto per cápita
Lo que sí ponen en evidencia los datos disponibles hasta 2011 es que Andalucía o Baleares, que gastaron poco más de 1.180 euros por habitante protegido, pueden garantizar la misma asistencia y calidad sanitaria que comunidades como Aragón, Asturias, Extremadura, País Vasco o Murcia, que dedicaron más de 1.600 euros por persona. Los cuatro primeros años de crisis ahondaron así estas diferencias, ya que en 2008 quien menos gastó por habitante fue Madrid (1.261 euros) y quien más fue Murcia (1.581 euros).
El recorte autonómico en sanidad, que absorbe entre el 30 y el 40 por ciento de los presupuestos regionales, queda además cuestionado a la vista del gasto per capita hasta 2011. Sólo siete regiones -Andalucía, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Galicia y La Rioja- redujeron su desembolso sanitario por habitante, mientras que el resto continuó aumentándolo. Casos significativos son los de Andalucía, que recortó de 1.330 euros a 1.184 euros, mientras que Asturias elevó su gasto de 1.481 a 1.641 durante el periodo 2008-2011.
Este esfuerzo por mantener el gasto es el que ha permitido conservar el nivel de servicio o mejorarlo, como en el uso de pruebas tan costosas como las resonancias magnéticas, o la cirugía ambulatoria. Tan sólo se ha reducido en una décima el número de camas hospitalarias, pero se ha mantenido la cifra de personal médico o los equipos de hemodinámica.