La Sanidad necesita ideas transformadoras
Es necesaria la profesionalización y la puesta en marcha de ideas y experiencias creativas. Y no hay mayor creatividad que pensar en nuevos escenarios estratégicos sacando a la organización sanitaria de su rutina
La sanidad es un sector muy regulado, demasiado diría yo, pero lo peor es que la mayoría de los agentes sanitarios están instalados de forma cómoda en el modelo tradicional. Se debe luchar contra los muchos elementos existentes que protegen al sistema para que un cambio transformador tan evidente como necesario suceda, debemos ir más allá generando y poniendo en marcha ideas que solucionen problemas, pero que no sean superficiales ya que no nos conducen a nada salvo a seguir analizando.
Un factor de éxito de la gestión sanitaria depende del equipo directivo, que debe innovar y poner en marcha experiencias de otros hospitales o incluso de otros sectores, en cuanto al funcionamiento en equipo. En efecto aportar soluciones, tomar medidas apoyados en una gestión profesional e innovadora, conseguir los mejores resultados en salud, en un entorno de contención del gasto, buscando máxima eficiencia, implicar a los profesionales sanitarios y conseguir la satisfacción de los ciudadanos son los retos principales a los que se enfrentan los directivos de la salud a diario. Por otra parte hoy en día es inexcusable que la actividad asistencial debe ser transparente, de forma que, además de los resultados económicos, los resultados en salud de cada centro sean públicos.
Para hilar estos puntos y obtener una gestión sanitaria de calidad y eficiente es necesario, a grandes rasgos, la profesionalización y la puesta en marcha de ideas y experiencias creativas, transformadoras y, en este sentido, no hay mayor creatividad que pensar en nuevos escenarios estratégicos, nuevos modelos de organización y gestión, sacando a la organización sanitaria de su rutina, de su zona de confort, asumiendo riesgos y explorando nuevas alternativas. Necesitamos con urgencia nuevos enfoques que asuman la incertidumbre como parte de la gestión y legislación que lo permita. Aunque esto en la gestión pública parece que da pánico.
Éste es el espíritu con el que se celebran las III Jornadas de Gestión Sanitaria que Sedisa y el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, como parte del programa docente del máster universitario en Dirección y Gestión Servicios Sanitarios y Sociales de la Universidad de Cantabria, que celebran desde hoy en Santander. Habrá 18 ponentes y seis moderadores para plantear 18 ideas transformadoras como motor de cambio en la evolución que el modelo sanitario necesita.
Contamos para ello con 18 de las voces más autorizadas del país, representantes de los distintos ámbitos que integran el mundo sanitario -administración, industria tecnológica, asistencia sanitaria pública y privada, industria farmacéutica, etc-.
El nexo de unión de las ideas transformadoras que movilicen el cambio de modelo de gestión sanitaria es, sin duda, la innovación. Existen claros intentos de innovación en gestión
sanitaria con diferentes resultados, aunque encontrar un modelo que funciona comienza por admitir la necesidad de probar muchas cosas que no funcionan, admitiendo la posibilidad de fracaso, porque muchas veces evitando lo único que hacemos es perder oportunidades de aprendizaje que ayudarían a tener éxito. Y es que es fundamental estudiar y analizar el fracaso como detección de áreas de mejora.
El Sistema Nacional de Salud tiene un stock de capital público excepcional que nos ha permitido un ajuste que no ha sido lesivo para la calidad de la actividad asistencial y científica, de forma tal que hemos podido equilibrar la racionalidad económica con la viabilidad del propio sistema que estaba en serio riesgo, aunque aún no hayamos podido cantar victoria. Los cambios y proyectos nuevos que se lleven a cabo -incluso que ya se están llevando a cabo- tienen que girar en torno a vencer retos de la gestión sanitaria, más allá de la crisis, otorgar la importancia que tiene llevar a cabo una buena gestión sanitaria, a generar iniciativas innovadoras, a ir más allá del binomio de la gestión sanitaria y de la actividad clínica, implantando de forma integral las nuevas tecnologías en la gestión y, en definitiva, aunando diferentes visiones con un mismo objetivo: la obtención de buenos resultados en salud y una gestión eficiente, que aporte la sostenibilidad necesaria al sistema.
El análisis de la relación entre buena gestión y buenos resultados, la adecuación y la efectividad de las prácticas clínicas, la prescripción de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), el papel y la responsabilidad del clínico con la gestión o microgestión, la aplicación de la eficiencia automatizada en los centros sanitarios, el estar preparados desde el punto de vista organizativo frente a desafíos y problemas que pueden surgir potencialmente en un breve plazo y para los que se dispone de poco tiempo para realizar una organización efectiva, la puesta en marcha de una estrategia de e-salud, eliminar actividades innecesarias o que no añaden valor y enfocando todo el sistema hacia la obtención de resultados para el paciente, la puesta en marcha de modelos asistenciales predictivos que permitan una medicina personalizada y más eficiente y la creación de redes de conocimiento que aporten la comunicación e interacción necesaria para llegar a la estandarización en los procesos asistenciales que funcionan. Estas son sólo algunas de las ideas necesarias, innovadoras y claves que el sistema sanitario necesita; para todas ellas es clave que todos los agentes sanitarios, públicos y privados, profesionales sanitarios y directivos de la salud y los pacientes se sientan implicados y conciban su participación como una responsabilidad inexcusable con su labor profesional, con la sanidad y la salud.
La innovación es una aliada para el éxito en la gestión sanitaria, pero tiene que ser transformadora, desde visiones diferentes para orientar a buenos resultados, porque si nos llegamos a obsesionar con la innovación podemos perder de vista lo más importante: el valor. Esta debe ser una forma de trabajar, haciendo más gestión clínica y de procesos para el uso adecuado de la tecnología y de medicamentos, pero también más promoción de la salud y de la prevención de la enfermedad y más atención a la cronicidad.
Ninguna idea tiene sentido y ninguna tendrá éxito, eso sí, si no se ponen en marcha desde la profesionalización de la gestión y con una adecuada gestión del talento en las organizaciones, necesaria para dar continuidad al motor de cambio del sistema. Tenemos mucho talento en nuestras organizaciones pero se requiere trabajar para conseguir que la gestión del talento sea efectiva en los distintos servicios de salud; con ello, aportaremos éxito, en términos de calidad y eficiencia a la gestión sanitaria más allá del corto plazo.