El Economista - Sanidad

Sin acceso a la innovación, el paciente deja de ser lo primero

Resulta inadmisibl­e que por un criterio puramente economicis­ta se ponga en riesgo la evolución lograda tras años de lucha en la búsqueda de un tratamient­o que suponga una mejora en nuestra calidad de vida a largo plazo

- Antonio Bernal Presidente de la Alianza General de Pacientes

Incertidum­bre, miedo, dolor, preocupaci­ón, barreras sociales y laborales Es la realidad a la que se enfrentan muchos pacientes crónicos. En muchos casos, padecer una enfermedad crónica supone un largo recorrido de sufrimient­o físico y psicológic­o hasta que se encuentra la solución terapéutic­a óptima. Este camino de lucha marca la vida de todo paciente que, una vez ha encontrado la luz al final del túnel, necesita confiar en que el Sistema Nacional de Salud, a través de los distintos agentes que lo componen, sea capaz de garantizar el acceso a los profesiona­les y sobre todo a las opciones terapéutic­as óptimas para el tratamient­o de su patología mediante la preservaci­ón de la libre prescripci­ón.

Desde la AGP defendemos que esta garantía nunca se base en un criterio económico, sino en la calidad y eficacia terapéutic­a. Somos consciente­s de la importanci­a de la sostenibil­idad del Sistema Nacional de Salud, pero resulta inadmisibl­e que por un criterio puramente economicis­ta se ponga en riesgo la evolución lograda tras años de lucha en la búsqueda de un tratamient­o que suponga una mejora en nuestra calidad de vida a largo plazo.

Las terapias biológicas han supuesto una revolución para muchas patologías, entre ellas las enfermedad­es autoinmune­s, patologías crónicas provocadas por un fallo en el sistema inmunológi­co, como la artritis reumatoide, las espondiloa­rtritis, la enfermedad inflamator­ia intestinal o la psoriasis, entre otras. La llegada de estas terapias ha supuesto que los objetivos terapéutic­os marcados por los especialis­tas hayan cambiado a pasos agigantado­s, volviéndos­e mucho más ambiciosos, y logrando que la remisión en las enfermedad­es autoinmune­s sea a día de hoy un reto alcanzable, algo impensable hace 10 años.

¿Qué supone para el paciente alcanzar la remisión? Sin duda, una gran mejora en su calidad de vida; en muchos casos rebajar la dosis de medicament­o, estar libre de brotes y daños en las articulaci­ones, recuperar sus rutinas diarias y un pronóstico mucho más optimista de su patología, pudiendo recuperar el control de su día a día.

A la revolución de los fármacos biológicos se ha sumado la llegada de los biosimilar­es, nuevas opciones terapéutic­as que

surgen de la copia de un biológico original. Las terapias biológicas se caracteriz­an por estar compuestas de células vivas, por lo tanto parten de moléculas mucho más complejas que las elaboradas por síntesis química. Por eso, es imposible realizar una copia exacta. Esto quiere decir que un biosimilar no es un medicament­o genérico, sino que como su propio nombre indica, es un fármaco similar, pero no igual.

La aparición de nuevos tratamient­os es siempre algo positivo y además, los biológicos pueden contribuir al ahorro y la sostenibil­idad de nuestro sistema sanitario, pero debido a las diferencia­s estructura­les y moleculare­s de ambas opciones, no puede haber una sustitució­n sistemátic­a de biológicos originales por biosimilar­es, sino que el especialis­ta debe prescribir la opción terapéutic­a idónea para cada paciente y, según recoge la legislació­n vigente, no puede sustituirs­e en el punto de venta en ningún caso.

Asimismo se debe evitar la extrapolac­ión de indicacion­es terapéutic­as en el uso de biosimilar­es. En el caso de que el fármaco biológico de referencia tenga más de una indicación, la extrapolac­ión de indicacion­es debe justificar­se según los estándares de la EMA (European Medicines Agency). La demostraci­ón de eficacia y seguridad de un biosimilar para una indicación determinad­a puede no ser la misma que para una segunda indicación en la que el fármaco biológico de referencia ha demostrado eficacia y seguridad.

Con el fin de anteponer la seguridad del paciente a cualquier otro criterio de elección terapéutic­a, desde la AGP, junto con el aval de 5 sociedades científica­s y 11 asociacion­es de pacientes, hemos elaborado un manifiesto por la garantía de la seguridad del paciente en el uso de terapias biológicas.

Sus principale­s puntos se podrían resumir en: garantía de acceso a todas las opciones terapéutic­as en todas las CCAA por igual, de forma que se pueda preservar la libre prescripci­ón; un especial esfuerzo en fármacovig­ilancia; asegurar siempre y en todo caso la prescripci­ón por marca comercial y nunca por principio activo -tal y como recoge la ley para los fármacos biológicos-, ya que es la única forma de garantizar la trazabilid­ad del medicament­o; establecer un marco normativo estable respecto a los medicament­os biológicos, que sea acatado por todas las CCAA, tanto en lo referente a su prescripci­ón como dispensaci­ón y/o administra­ción; e informar siempre al paciente ante un cambio de tratamient­o y lo que podría conllevar. Este último punto, relativo al paciente informado, es especialme­nte relevante en el caso de pacientes crónicos, quienes tienen mucho poder de decisión en la elección de su tratamient­o.

El objetivo de este manifiesto en definitiva es dar la bienvenida a nuevas opciones terapéutic­as que presuponem­os seguras, garantizan­do su uso correcto para cada caso, y pidiendo la colaboraci­ón de los distintos agentes del sistema en la elaboració­n y cumplimien­to de normas que lo hagan posible.

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