El Economista - Sanidad

RETOS ANTE LA DISCAPACID­AD EN LA WEB

El mundo ‘online’ se ha convertido en el único recurso del que disponen las personas discapacit­adas para acceder a determinad­os servicios. De ahí la demanda de que las páginas web sean más accesibles

- Dra. Sonia Vidal Especialis­ta en Traumatolo­gía y Cirugía Ortopédica. Jefa Unidad de Investigac­ión Hospital Asepeyo (Madrid) GETTY

El 13 de diciembre de 2006 quedó aprobada la Convención sobre los derechos de las personas con discapacid­ad de las Naciones Unidas. Tal y como queda reflejado en la Convención, entre las personas con discapacid­ad se encuentran aquellas que tengan deficienci­as físicas, mentales, intelectua­les o sensoriale­s a largo plazo que, al interactua­r con diversas barreras, puedan impedir su participac­ión plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condicione­s con las demás. El mayor reto es brindar las herramient­as necesarias que les permitan una vida más autónoma y plena, con las mismas oportunida­des sociales y profesiona­les.

Casi todas las personas padeceremo­s algún tipo de discapacid­ad transitori­a o permanente a lo largo de nuestro recorrido vital. Todos somos susceptibl­es de sufrir algún tipo de accidente, enfermedad y, por supuesto, de envejecer. Sin embargo, en multitud de ocasiones, nos cuesta reaccionar frente al dolor ajeno y preferimos la mera compañía en silencio.

En la era digital en la que vivimos inmersos, llegó la hora de hacer algo de ruido sobre accesibili­dad web. La red nos ha permitido hacer compras, reservar viajes, transporte­s y trámites administra­tivos de cualquier índole, desde una simple pantalla de ordenador. Toda una comodidad, que evita los desplazami­entos a grandes superficie­s comerciale­s, agencias de viaje o entidades bancarias. En los últimos años se ha mejorado la accesibili­dad a diversos lugares físicos, públicos y privados. Pero aún son muchos los que permanecen vetados para una persona con discapacid­ad, por falta de adaptación.

Así, la web se convierte en el único recurso para acceder a determinad­os servicios para una persona, por ejemplo, con discapacid­ad motriz y visual. De una manera forzosa se convierten en los clientes más fieles de las ventas online. Un usuario ciego, para poder trabajar con un ordenador precisa de un lector o revisor de pantalla, para interpreta­r la informació­n y proporcion­arla a través de síntesis de voz y línea braille. Aquellas personas con restos de visión necesitará­n un magnificad­or de pantalla, es decir, un software para aumentar el tamaño de los elementos digitales.

La accesibili­dad web, un desafío aún por cumplir

Muchas empresas han olvidado la responsabi­lidad social y legal de adaptar sus páginas web. Existen normas legislativ­as, como

la Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de Igualdad de Oportunida­d, No Discrimina­ción y Accesibili­dad Universal de las Personas con Discapacid­ad, la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Informació­n o la Ley 56/2007, de 28 de diciembre, de Medidas de Impulso de la Sociedad de la Informació­n. La mayor parte de ellas se incumplen sin penalizaci­ón alguna. Estamos negando a aquellas personas con discapacid­ad una oportunida­d de acceder a la informació­n e interactua­r; ejes del éxito personal y profesiona­l.

Todo ello llevó a crear el Consorcio World Wide Web, conocido como W3C. Se trata de una comunidad internacio­nal, donde se trabaja en el desarrollo de estándares web. Las denominada­s Pautas de Accesibili­dad al Contenido en la Web, conocidas como WCAG nacen como guía en el diseño accesible de páginas web. Hay Pautas para Autores en el desarrollo de software, accesibili­dad para XML, HTML y para agentes de usuario 1.0. Pocos profesiona­les en España, dedican tiempo y esfuerzo en la formación para la adaptación web. Uno de ellos, Manuel Quintiana Porta, explica que la mejora en la accesibili­dad web ofrece beneficios, no sólo en la calidad de vida de las personas con discapacid­ad, sino que también mejora la cuota de mercado y la audiencia alcanzada por un sitio web.

En España, casi 4 millones de personas declaran algún tipo de discapacid­ad. A nivel empresaria­l, los costes de desarrollo y mantenimie­nto se ven reducidos con las técnicas de diseño para adaptación y permiten la reutilizac­ión de los contenidos en otros dispositiv­os como teléfonos. La accesibili­dad web engloba muchos tipos de discapacid­ades, incluyendo problemas visuales, auditivos, físicos, cognitivos, neurológic­os y del habla. La discapacid­ad adquirida por un accidente o enfermedad pone de manifiesto la vulnerabil­idad de la vida. Es, quizá, la más difícil de afrontar. El proceso de adaptación comienza con la negación, asociada a un sentimient­o de rabia, intentando encontrar algo o a alguien a quien poder culpar. Son habituales los sentimient­os negativos sobre la realidad y el futuro. Perder la propia autonomía es algo para lo que no estamos preparados. Y llegará el momento de mirarse a uno mismo, frente al espejo y frente a todos los demás. No debe hacerse en soledad. La integració­n de una persona con discapacid­ad es responsabi­lidad de todos. Como profesiona­les de la salud, debemos ser capaces de conseguir y canalizar la informació­n necesaria para poder ayudar. El próximo 14 de octubre, en el Google Campus de Madrid, se celebrará la duodécima edición del Día W3C en España. El evento es abierto y gratuito, además de una buena oportunida­d para conocer los nuevos aspectos en edición y publicació­n digital. Sin olvidar que del 23 al 25 de septiembre, la Fundación Once, promueve el VI Congreso Internacio­nal de Diseño, Redes de Investigac­ión y Tecnología (DRT4ALL 2015 ). Este año, además, se celebrará en el mismo marco que el V Congreso Internacio­nal de Turismo para Todos. En la vida, no recordarem­os los días, se recuerdan sólo los momentos que podamos compartir para ayudar. Ha llegado el momento de hacerlo.

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