LOS NUEVOS GOBIERNOS NO RECORTAN LOS ALTOS CARGOS EN SANIDAD
Lejos de sus promesas electorales, Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha o Murcia han aumentado la estructura directiva
Ninguna comunidad autónoma ha renunciado a sus costosas estructuras directivas, a pesar de la entrada en los gobiernos autonómicos de nuevas formaciones políticas que han hecho bandera de esta cuestión, como Ciudadanos o Podemos. Incluso algunas, como Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha y Murcia, han ampliado el número de consejerías al separar sus competencias en Sanidad y Servicios Sociales, o de Asturias, que ha sumado una nueva dirección general en Sanidad, echando así por tierra el objetivo de ahorro administrativo.
Algunos consejeros han pedido al Gobierno que recupere competencias
Los nuevos organigramas de la sanidad autonómica replican y multiplican por 17 el número de consejerías y viceconsejerías, subsecretarías, servicios de salud, direcciones generales, organismos públicos autónomos y fundaciones hasta levantar un complejo y burocrático sistema de salud que, en este aspecto, sí se puede considerar único en el mundo.
El número de altos cargos que acumula la sanidad autonómica asciende así a 171, según datos extraídos del portal de información de la consultora especializada Fillingthegap y de los decretos de estructura orgánica de las consejerías de salud. Este recuento solo incluye consejeros, viceconsejeros, secretarios y directores generales, así como máximos responsables y directores de los servicios regionales de salud, entes que manejan el 80 por ciento de los presupuestos de salud.
Quedan fuera de cómputo otros cargos intermedios que están al frente de las distintas agencias, fundaciones, centros, escuelas y demás entes públicos autónomos en los que se parcelan las competencias y políticas de salud autonómicas. Tampoco se tienen en cuenta los cargos de confianza de libre designación de los 17 gabinetes de los titulares de cada departamento de salud.
Después de las últimas elecciones, las comunidades no han encontrado ningún freno administrativo para volver a hinchar unas estructuras directivas elefantiásicas: 17 consejeros de salud, 3 viceconsejeros, 26 secretarios o vicesecretarios generales, 60 directores generales, 17 gerentes de servicios regionales de salud o 48 directores, subdirectores o gerentes, a los que hay que sumar directores gerentes de fundaciones sanitarias, más de 300 jefes de Servicio de Servicios, más de 200 directores gerentes de hospitales o más de mil directores hospitalarios y de Atención Primaria. Son los números de los equipos directivos que pueblan la sanidad autonómica a cargo de los presupuestos regionales.
¿Y el coste? El Ministerio de Hacienda no ha proporcionado esta cifra, pero solo las retribuciones de 25 altos cargos de la sanidad andaluza ascienden a 1,3 millones de euros, según datos del Portal de Transparencia de la Junta de Andalucía, sin tener en cuenta otros cargos intermedios de su departamento y atendiendo únicamente a los salarios de sus máximos responsables.
Devolución de competencias
Las crecientes dificultades financieras de la sanidad autonómica y la ineficiente gestión de las últimas crisis sanitarias del ébola y antes de la gripe A han llevado a algunos consejeros a pedir de nuevo al Gobierno la devolución de algunas competencias sanitarias, según confesó recientemente el consejero de Salud de Cataluña. Un debate que no se plantea el Ejecutivo central.
Descartada esta posibilidad, las regiones están obligadas a duplicar esfuerzos para gestionar, por ejemplo, la salud pública. Madrid ha sido la última comunidad en recuperar esta dirección general después de las críticas recibidas por su actuación durante el ébola. No ha sido el único cambio efectuado por el consejero Jesús Sánchez Martos, que ha reestructurado su
Consejería para crear dos nuevas direcciones generales (Atención al Ciudadano y Humanización del Sistema Sanitario) que también están dando mucho de hablar por su novedad dentro del Sistema Nacional de Salud.
La nueva Extremadura que preside Guillermo Fernández Vara también ha elevado la cifra de altos cargos de la Consejería de Sanidad al recuperar las ocho gerencias de área del Sistema Extremeño de Salud que el Partido Popular había reducido a la mitad. Un cambio en la organización que, según el presidente extremeño, no incrementará los costes ya que los gerentes pertenecen a la misma organización.
Sí se advierte en la formación de las 14 nuevas consejerías surgidas tras el 24-M que, al menos, se ha optado por perfiles más sanitarios a la hora de liderar los departamentos. Con la excepción de María Martín Díez de Baldeón, consejera de Salud de La Rioja, los nuevos responsables son profesionales sanitarios, con la presencia por primera vez de enfermeros al frente de las Consejerías, caso de la consejera balear, Patricia Gómez Picard, o de Jesús Sánchez Martos en Madrid, que une a su condición de médico la de enfermero.
También parece que el apoyo prestado por formaciones como Ciudadanos a gobiernos en minoría se puede traducir en un mayor control a la hora de decidir el nombramiento de cargos de confianza. Una de las condiciones impuestas por este partido en Murcia es, por ejemplo, la creación del Comité de Selección Independiente para vigilar estos nombramientos de libre designación.
Más profesionalización
Precisamente, un informe de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa) sobre la profesionalización de los directivos de la salud española subraya que siete de cada diez directivos de Salud considera que la selección de altos cargos se hace por afinidad política y que apenas la mitad de ellos afirma haber dedicado algún tiempo en el último año en formarse en habilidades directivas. Cuestiones ambas que deben preocupar cuando el 45 por ciento de los Presupuestos de las comunidades autónomas se dedica a Sanidad y los fondos deberían estar gestionados por los mejores y no por personas nombradas por amistad o por disfrutar de la confianza del político de turno. El presidente de Sedida, Joaquín Estévez, ha reclamado por ello un cuerpo específico de Gestores de Hospital porque, en su opinión, un centro hospitalario “es más complejo que un juzgado y nadie entendería que al frente estuviera alguien que no fuese un juez”.