¿Es posible una historia clínica única en la pública y la privada?
La Comunidad de Madrid pondrá en marcha un proyecto piloto cuyo reto es disponer de la información clínica correcta tan pronto como esté disponible y donde se necesite
Disponer de la información clínica correcta tan pronto como esté disponible y donde se necesite. Este es la aspiración de cualquier modelo de interoperabilidad en el sector sanitario. El Sistema Nacional de Salud, como la mayoría de organizaciones públicas en el mundo, está lejos de conseguir este objetivo. De hecho, el 70 por ciento de los expertos consultados por el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Idis) consideran que la situación de la interoperabilidad de la información clínica en España es mala o muy mala.
El resultado es que los pacientes siguen siendo objeto de pruebas innecesarias, los médicos continúan apoyándose de forma casi exclusiva en la información disponible en su propia organización para la práctica clínica y las organizaciones no facilitan una adecuada continuidad asistencial, como apunta el primer estudio que ha abordado de una forma global y comparada la interoperabilidad en la sanidad española. Es decir, la “capacidad que tienen los sistemas de información sanitarios independientes y heterogéneos para intercambiar datos relacionados con la salud para uso de los médicos, proveedores y pacientes”, según lo define la Comisión Europea.
El Idis no se conforma con el diagnóstico de la situación, sino que también propone sus propias recetas para el cambio. Su regla general es que hay que garantizar al paciente “el derecho efectivo e inalienable a acceder a su información clínica tan pronto como esté disponible, así como en transferirle la capacidad de custodiarla y ponerla en valor a lo largo de sus procesos asistenciales, especialmente en aquellos en los que estén involucrados diferentes proveedores de servicios”. Y eso con independencia del proveedor sanitario que genere dicha información, ya sea público, privado, una clínica, centro residencial o una farmacia.
En cuatro pasos
El cambio hacia este modelo se apunta en el informe en cuatro pasos. En primer lugar, los profesionales sanitarios serían los encargados de registrar los datos clínicos en la Historial Clínica Electrónica (HCE) del paciente que mantienen y actualizan en sus sistemas de información corporativa. Dicha información clínica generada en cada uno de los actos asistenciales debería estar disponible para el paciente en la página web del proveedor. El paciente, como centro del sistema y único titular de su información clínica, debería poder acceder a la página web, identificarse de forma asegura para visualizar, guardar, organizar o actualizar sus datos. Este proceso finaliza cuando el paciente acude a un centro asistencial con su propia información clínica. Sería el responsable de compartir estos datos con los profesionales u ocultar, señala el documento, aquellos que no desea que sean accesibles.
Son cuatro pasos que implican cambios organizativos pero también legales. Y es que la actual Ley de Autonomía del Paciente “es insuficiente, ya que no obliga a los proveedores de servicios a ofrecer la información clínica a los pacientes salvo que haya sido solicitada explícitamente”, señala el Idis. De esta forma, el acceso a la información está condicionado a su solicitud
previa al proveedor de salud, que dispone de un plazo legal máximo de un mes para facilitarla, según marca la ley de protección de datos. Otras carencias apuntadas por los expertos es que la actual norma tampoco establece medios telemáticos para el intercambio, ni regula qué estándares debe respetar la información intercambiada.
España está dando pasos en esta dirección y, con la colaboración de las comunidades autónomas, el Ministerio de Sanidad ha impulsado dos grandes proyectos en el marco de la interoperabilidad clínica: la Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud y la Receta Electrónica. En la actualidad, 15 de las 17 comunidades autónomas cuentan con una HCD operativa en mayor o menor grado de desarrollo. Tan solo Asturias, por incidencias técnicas, y Cataluña no han desarrollado este sistema. En el caso catalán, sí cuenta con una HC Compartida, que permite conectar a los diferentes centros asistenciales de la red pública, ya sean públicos o privados.
El sistema de receta electrónica es ya un hecho en España y tan solo falta ahora hacer interoperables los distintos sistemas, un objetivo que podría alcanzarse a finales de 2016, según el Ministerio de Sanidad. A fecha de julio de 2015, tan solo las farmacias de Canarias estaban preparadas para dispensar las recetas electrónicas de los ciudadanos de Extremadura.
Acceso web a la información clínica
En el sector privado, los grandes grupos han puesto una especial atención en facilitar el acceso web seguro de sus clientes a su información clínica. Quirónsalud dispone así de un portal del paciente donde los usuarios pueden consultar sus pruebas diagnósticas, informes clínicos o gestionar sus citas. De momento, el servicio está en marcha en siete hospitales del grupo.
HM Hospitales también mantiene un portal del paciente donde, además, se puede solicitar una segunda opinión médica, entre otros servicios, o acceder a la historia clínica. Además de consultar, el usuario puede compartir resultados o informes de otros centros.
Entre las aseguradoras, Sanitas ha sido pionera en poner en marcha la Carpeta Personal de Salud, un espacio online que integra información de diferentes proveedores de salud. Los usuarios pueden así consultar sus informes médicos, pruebas o imágenes radiológicas, así como crear su ficha médica, con sus hábitos, alergias y antecedentes o consultar la evolución de variables médicas, como peso y tensión arterial. La plataforma, que dispone de servicio de asesoría médica, también se integra con sistemas de terceros, como centros médicos y laboratorios. Cada vez que se incorpora un informe en la Carpeta, el cliente de Sanitas recibe una alerta.
Se trata, en definitiva, de nuevos modelos de relación entre el profesional sanitario y el paciente, permitiendo la combinación de modelos de atención presencial y no presencial, explican desde el Idis. Tal como ha señalado Juan Abarca, secretario general de Idis, “una vez que la información sea accesible y procesable con las obligadas garantías de seguridad y confidencialidad, podremos conseguir grandes avances en multitud de materias como seguridad del paciente, investigación clínica, planificación o medicina personalizada, entre otros”. Asimismo, añade que “nuestros pasos ya se dirigen hacia la consecución de un objetivo evidente que es que el paciente sea corresponsable de la gestión de su propia salud situándose en el centro de toda nuestra atención y servicios”.
Para el paciente, los beneficios son claros al poder moverse libremente por el sistema sanitario, garantizando la continuidad de la atención entre niveles asistenciales y darle la posibilidad de solicitar segundas opiniones, fluctuar entre sistemas para aquellos pacientes que disfrutan de doble aseguramiento.
En definitiva, la interoperabilidad plena permitirá “la continuidad asistencial, la seguridad del paciente, mejorará la práctica clínica y ofrecerá mayor eficiencia de los procesos asistenciales”.