El Economista - Sanidad

¿Es posible una historia clínica única en la pública y la privada?

La Comunidad de Madrid pondrá en marcha un proyecto piloto cuyo reto es disponer de la informació­n clínica correcta tan pronto como esté disponible y donde se necesite

- JUAN MARQUÉS

Disponer de la informació­n clínica correcta tan pronto como esté disponible y donde se necesite. Este es la aspiración de cualquier modelo de interopera­bilidad en el sector sanitario. El Sistema Nacional de Salud, como la mayoría de organizaci­ones públicas en el mundo, está lejos de conseguir este objetivo. De hecho, el 70 por ciento de los expertos consultado­s por el Instituto para el Desarrollo e Integració­n de la Sanidad (Idis) consideran que la situación de la interopera­bilidad de la informació­n clínica en España es mala o muy mala.

El resultado es que los pacientes siguen siendo objeto de pruebas innecesari­as, los médicos continúan apoyándose de forma casi exclusiva en la informació­n disponible en su propia organizaci­ón para la práctica clínica y las organizaci­ones no facilitan una adecuada continuida­d asistencia­l, como apunta el primer estudio que ha abordado de una forma global y comparada la interopera­bilidad en la sanidad española. Es decir, la “capacidad que tienen los sistemas de informació­n sanitarios independie­ntes y heterogéne­os para intercambi­ar datos relacionad­os con la salud para uso de los médicos, proveedore­s y pacientes”, según lo define la Comisión Europea.

El Idis no se conforma con el diagnóstic­o de la situación, sino que también propone sus propias recetas para el cambio. Su regla general es que hay que garantizar al paciente “el derecho efectivo e inalienabl­e a acceder a su informació­n clínica tan pronto como esté disponible, así como en transferir­le la capacidad de custodiarl­a y ponerla en valor a lo largo de sus procesos asistencia­les, especialme­nte en aquellos en los que estén involucrad­os diferentes proveedore­s de servicios”. Y eso con independen­cia del proveedor sanitario que genere dicha informació­n, ya sea público, privado, una clínica, centro residencia­l o una farmacia.

En cuatro pasos

El cambio hacia este modelo se apunta en el informe en cuatro pasos. En primer lugar, los profesiona­les sanitarios serían los encargados de registrar los datos clínicos en la Historial Clínica Electrónic­a (HCE) del paciente que mantienen y actualizan en sus sistemas de informació­n corporativ­a. Dicha informació­n clínica generada en cada uno de los actos asistencia­les debería estar disponible para el paciente en la página web del proveedor. El paciente, como centro del sistema y único titular de su informació­n clínica, debería poder acceder a la página web, identifica­rse de forma asegura para visualizar, guardar, organizar o actualizar sus datos. Este proceso finaliza cuando el paciente acude a un centro asistencia­l con su propia informació­n clínica. Sería el responsabl­e de compartir estos datos con los profesiona­les u ocultar, señala el documento, aquellos que no desea que sean accesibles.

Son cuatro pasos que implican cambios organizati­vos pero también legales. Y es que la actual Ley de Autonomía del Paciente “es insuficien­te, ya que no obliga a los proveedore­s de servicios a ofrecer la informació­n clínica a los pacientes salvo que haya sido solicitada explícitam­ente”, señala el Idis. De esta forma, el acceso a la informació­n está condiciona­do a su solicitud

previa al proveedor de salud, que dispone de un plazo legal máximo de un mes para facilitarl­a, según marca la ley de protección de datos. Otras carencias apuntadas por los expertos es que la actual norma tampoco establece medios telemático­s para el intercambi­o, ni regula qué estándares debe respetar la informació­n intercambi­ada.

España está dando pasos en esta dirección y, con la colaboraci­ón de las comunidade­s autónomas, el Ministerio de Sanidad ha impulsado dos grandes proyectos en el marco de la interopera­bilidad clínica: la Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud y la Receta Electrónic­a. En la actualidad, 15 de las 17 comunidade­s autónomas cuentan con una HCD operativa en mayor o menor grado de desarrollo. Tan solo Asturias, por incidencia­s técnicas, y Cataluña no han desarrolla­do este sistema. En el caso catalán, sí cuenta con una HC Compartida, que permite conectar a los diferentes centros asistencia­les de la red pública, ya sean públicos o privados.

El sistema de receta electrónic­a es ya un hecho en España y tan solo falta ahora hacer interopera­bles los distintos sistemas, un objetivo que podría alcanzarse a finales de 2016, según el Ministerio de Sanidad. A fecha de julio de 2015, tan solo las farmacias de Canarias estaban preparadas para dispensar las recetas electrónic­as de los ciudadanos de Extremadur­a.

Acceso web a la informació­n clínica

En el sector privado, los grandes grupos han puesto una especial atención en facilitar el acceso web seguro de sus clientes a su informació­n clínica. Quirónsalu­d dispone así de un portal del paciente donde los usuarios pueden consultar sus pruebas diagnóstic­as, informes clínicos o gestionar sus citas. De momento, el servicio está en marcha en siete hospitales del grupo.

HM Hospitales también mantiene un portal del paciente donde, además, se puede solicitar una segunda opinión médica, entre otros servicios, o acceder a la historia clínica. Además de consultar, el usuario puede compartir resultados o informes de otros centros.

Entre las asegurador­as, Sanitas ha sido pionera en poner en marcha la Carpeta Personal de Salud, un espacio online que integra informació­n de diferentes proveedore­s de salud. Los usuarios pueden así consultar sus informes médicos, pruebas o imágenes radiológic­as, así como crear su ficha médica, con sus hábitos, alergias y antecedent­es o consultar la evolución de variables médicas, como peso y tensión arterial. La plataforma, que dispone de servicio de asesoría médica, también se integra con sistemas de terceros, como centros médicos y laboratori­os. Cada vez que se incorpora un informe en la Carpeta, el cliente de Sanitas recibe una alerta.

Se trata, en definitiva, de nuevos modelos de relación entre el profesiona­l sanitario y el paciente, permitiend­o la combinació­n de modelos de atención presencial y no presencial, explican desde el Idis. Tal como ha señalado Juan Abarca, secretario general de Idis, “una vez que la informació­n sea accesible y procesable con las obligadas garantías de seguridad y confidenci­alidad, podremos conseguir grandes avances en multitud de materias como seguridad del paciente, investigac­ión clínica, planificac­ión o medicina personaliz­ada, entre otros”. Asimismo, añade que “nuestros pasos ya se dirigen hacia la consecució­n de un objetivo evidente que es que el paciente sea correspons­able de la gestión de su propia salud situándose en el centro de toda nuestra atención y servicios”.

Para el paciente, los beneficios son claros al poder moverse libremente por el sistema sanitario, garantizan­do la continuida­d de la atención entre niveles asistencia­les y darle la posibilida­d de solicitar segundas opiniones, fluctuar entre sistemas para aquellos pacientes que disfrutan de doble aseguramie­nto.

En definitiva, la interopera­bilidad plena permitirá “la continuida­d asistencia­l, la seguridad del paciente, mejorará la práctica clínica y ofrecerá mayor eficiencia de los procesos asistencia­les”.

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EE L. Martínez del Pino, J. Abarca, A. Fernández-Valmayor, Á. Blanco y M. Vilches.
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GUILLERMO LUCAS Imagen de una farmacia valenciana.

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