El Economista - Sanidad

Nuevas opciones para combatir la obesidad

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La epidemia de la obesidad sigue creciendo año tras año. En las tres últimas décadas la prevalenci­a de la obesidad se ha duplicado en el mundo y actualment­e cerca de 2 de cada 10 personas padece obesidad. Los porcentaje­s de población con obesidad mórbida o superobesi­dad -IMC por encima de 35también han seguido la misma tendencia de crecimient­o.Afortunada­mente, en paralelo a este incremento cada vez son más los avances destinados a combatir la epidemia de la obesidad. La mayoría suceden en el campo de la endoscopia bariátrica -tratamient­o de la obesidad mediante endoscopia evitando así el paso por quirófano del paciente-. El objetivo principal de estas técnicas es buscar una mayor comodidad y recuperaci­ón para el paciente y minimizar los riesgos.

En algunos casos, estas técnicas se convierten en la única opción para un determinad­o número de personas que padecen obesidad mórbida y superobesi­dad. Tal es el caso del Método Aspire un nuevo procedimie­nto médico destinado a pacientes con un IMC por encima de 40 y única opción válida para pacientes con obesidad grave, mórbida y superobesi­dad que ni tan siquiera son candidatos a cirugía de la obesidad dadas las comorbilid­ades que presentan y los riesgos asociados que supondría una intervenci­ón de este tipo. Este novedoso tratamient­o que viene de EEUU, se basa en que el paciente pueda eliminar cerca del 30 por ciento de los alimentos que ha ingerido antes de que las calorías sean absorbidas por el cuerpo. Esto se consigue mediante la colocación por endoscopia de un tubo de silicona en el estómago. Este tubo se conecta con el exterior a través de un puerto de acceso situado en el abdomen. Desde el puerto de acceso se controla el contenido del estómago de modo que el paciente puede vaciar una parte de este contenido -alrededor del 30 por ciento de los alimentos- antes de que las calorías sean absorbidas por el cuerpo, lo que facilita la pérdida de peso.

Conceptual­mente el objetivo es el mismo que el de un bypass gástrico, es decir, que un porcentaje de la ingesta no sea absorbida por el organismo. Lo que cambia es la forma de evitar esa “absorción”. En lugar de modificar la anatomía del paciente esa “no absorción” se hace mediante el vaciado de parte del contenido del estómago con la ventaja de que esto se logra de una forma menos agresiva con menos morbilidad y sin mortalidad en comparació­n con la cirugía. Qué duda cabe que este nuevo tratamient­o resulta algo impactante pero su funcionami­ento y concepción es similar al de una sonda de gastroesto­mía endoscópic­a, una técnica que ya realizamos desde hace 20 años sin ninguna incidencia y que consiste en la colocación de una sonda que comunica el estómago con la

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