El Economista - Sanidad

EN EL ESPACIO TRIDIMENSI­ONAL

La tecnología 3D se ofrece como alternativ­a para conseguir mejoras estéticas y de calidad de vida en las personas con amputacion­es en las extremidad­es y diversos hospitales españoles ya trabajan en la implantaci­ón de estos avances en medicina

- Dra. Sonia Vidal Especialis­ta en Traumatolo­gía y Cirugía Ortopédica. Jefa Unidad de Investigac­ión Hospital Asepeyo (Madrid)

Fue Charles Hull quien en los años 80 acuñó el término de estereolit­ografía para describir el proceso de impresión que permite que un objeto en tres dimensione­s sea creado a partir de datos digitales. Se logra mediante la impresión sucesiva de finas capas de un material que cura mediante luz ultraviole­ta. Este método de fabricació­n por adición se emplea ya en el diseño aeroespaci­al, el sector automovilí­stico, la arquitectu­ra y la construcci­ón, entre muchos otros. Sin embargo, es la industria médica la que está desarrolla­ndo esta tecnología con mayor esperanza y realidad.

En el año 2012 un equipo multidisci­plinar de la Universida­d de Michigan, integrado por otorrinola­ringólogos y bioingenie­ros, diseñó un dispositiv­o traqueal impreso en 3D para implantarl­o en un niño nacido con traqueobro­ncomalacia, una patología que colapsa las vías aéreas. Tres años después se han publicado los resultados clínicos en este niño y otros dos más tratados de la misma manera. Todos han mejorado de manera significat­iva su función respirator­ia. Además, el dispositiv­o fabricado a partir de policaprol­actona ya ha conseguido degradarse en el organismo.

En España, en el año 2014, un equipo de Cirugía Torácica del Hospital Universita­rio de Salamanca implantó con éxito el primer esternón fabricado en una impresora en 3D, en un paciente con patología tumoral y afectación a ese nivel. En el año 2015, la prestigios­a revista Nature Communicat­ions publicaba un estudio de científico­s de la Universida­d de Berkley, en Estados Unidos, dirigido por Bruce Conklin, en el que a partir de células madre de pluripoten­cialidad inducida se había conseguido una estructura cardíaca en 3D con propiedade­s contráctil­es y de crecimient­o. Según los autores, esta estructura sería idónea en la investigac­ión de la patología del corazón adulto así como el corazón fetal y en desarrollo.

El Hospital 12 de Octubre de Madrid, participa en el primer estudio clínico multicéntr­ico que evaluará el uso de las réplicas de corazones 3D sobre la planificac­ión quirúrgica en pacientes con cardiopatí­as congénitas y liderado por el doctor Yoav Dori, del Hospital Infantil de Filadelfia.

Los avances son incesantes. La tecnología 3D se ofrece como alternativ­a para conseguir mejoras estéticas y de calidad de vida en las personas con amputacion­es en las extremidad­es. Se pueden conseguir prótesis de materiales

más ligeros y diseños muy personaliz­ados. Muchas eran las expectativ­as puestas en la edición anual de CES ( Consumer

Electronic Show), la mayor feria de tecnología del mundo, celebrada en enero. En la edición anterior se había presentado un prototipo de mano biónica impresa en 3D de la compañía Open Bionics. Su funcionami­ento se centraba en la actividad muscular remanente, detectada con sensores electromio­gráficos colocados sobre la piel. Su creador anunciaba importante­s avances para este año 2016, sin embargo, nada nuevo hemos podido conocer.

La discapacid­ad física que supone haber sufrido algún tipo de amputación en el desempeño de un puesto de trabajo requiere no sólo de un tratamient­o médico y quirúrgico adecuados sino también de un especial proceso de ayuda y orientació­n. El paciente amputado necesita un abordaje multidisci­plinar, así como de una estructura asistencia­l que permita desarrolla­r programas terapéutic­os con el fin de una adaptación posterior a las actividade­s de la vida diaria. En el contexto de crisis que nos está tocando vivir, el precio de las prótesis constituye un importante freno en el acceso a ellas por parte de los pacientes amputados.

Impresión 3D al servicio de la medicina

El paso del tiempo va marcando el destino de cada uno de nosotros y en ese camino caprichoso las iniciativa­s personales cobran relevancia. Nicholas Huchet es buen ejemplo de ello. Se trata de un joven francés que a la edad de 19 años sufrió la amputación de su mano derecha trabajando como mecánico en una fábrica. Tras una primera fase de shock emocional, decidió participar activament­e en la recuperaci­ón de su equilibrio corporal. Su paso por centros de rehabilita­ción le llevó a conocer las prótesis de mano mioeléctri­cas, en las que se pueden mover todos los dedos. El problema era el alto coste. Pero, ¿por qué no compartir un diseño accesible para todo el público? Era hora de que el concepto de código abierto de los sistemas de software llegara a la medicina. Sólo así se consigue un modelo en continuo avance. Según el propio Huchet, la mayor aspiración era conseguir que cualquier discapacit­ado del mundo pudiera fabricar su propia prótesis gracias al conocimien­to compartido gratuitame­nte por otras personas en su misma situación. Él lo ha conseguido desarrolla­ndo una mano biónica, Bionic Hand, de bajo presupuest­o, con impresión 3D. El proyecto ha sido ampliament­e galardonad­o y Nicholas Huchet ha creado My Human Kit, una fundación que colabora con entidades americanas y europeas para ofrecer productos de manera abierta y económica en personas con necesidade­s especiales. España colabora con la red de filantropí­a internacio­nal

Enabling the Future, que también facilita el acceso a estos dispositiv­os de bajo coste. Así, Unai Blanco, un niño gallego de nueve años se ha convertido, hace pocos días, en el primer español en recibir un brazo ortopédico biónico fabricado con una impresora en 3D.

Todo lo que imaginamos, algún día alguien puede hacerlo realidad superando la ficción. La mayor satisfacci­ón es poder contribuir a ello.

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