El Economista - Sanidad

Tecnología sanitaria no invasiva para el paciente

Ya hay ejemplos reales en la UCI de un hospital de sistemas de medición de temperatur­a corporal central no invasivos y alternativ­os a las tradiciona­les sondas que siempre conllevan asociado un potencial riesgo bacteriano

- Daniel Fisac Country Marketing Manager de Dräger

Mientras muchas compañías miran cómo reducir costes -disminuyen­do principalm­ente las partidas dedicadas a las inversione­s en I+D+i-, las empresas del sector de la tecnología sanitaria han incrementa­do su apuesta por la innovación y el desarrollo. Muestra de este esfuerzo es que el sector de la tecnología sanitaria lidera el incremento de solicitude­s de registro de patentes en Europa, con un 11 por ciento según el último informe anual de la EPOOficina Europea de Patentes.

Que la salud es una prioridad en la sociedad actual y que la tecnología es la piedra angular es una realidad que apreciamos cada día. Las cifras además lo corroboran, pues el sector de la eSalud en el mundo se estima que crecerá unos 13.300 millones de euros en 2016.

Sin embargo, dado que los sistemas de salud se enfrentan a presiones crecientes originadas por el envejecimi­ento de la población -según la estimación que hace Ametic, la patronal de las empresas españolas dedicadas a la tecnología de la informació­n y la comunicaci­ón (TIC)-, en España la población mayor de 65 años es superior al 25 por ciento de la población y podría llegar a superar el 30 por ciento en 2020 -según estimacion­es del INE- y cercana al 40 por ciento en el 2050. Este envejecimi­ento conlleva asociado un inevitable aumento de unas enfermedad­es crónicas que ya suponen cerca del 75 por ciento del gasto sanitario español, lo que obliga a evaluar de forma rigurosa la tecnología sanitaria en términos de resultados.

La innovación en el campo de la salud no puede venir marcada sólo por el ahorro de costes desde un mero punto de vista financiero, si no que se debe buscar también la mejora de procesos y la optimizaci­ón de recursos y, sobre todo, apostar firmemente por soluciones tecnológic­as no invasivas para el paciente que mejoren su calidad de vida tanto en la fase de hospitaliz­ación como fuera.

Sólo bajo este prisma podemos encontrar ya hoy ejemplos reales en la UCI de un hospital de sistemas de medición de temperatur­a corporal central no invasivos menos complejos y alternativ­os a las tradiciona­les sondas o los catéteres que siempre conllevan asociado un potencial riesgo bacteriano.

Gracias a una tecnología térmica de flujo de calor con sensor doble, hoy se puede calcular la temperatur­a corporal de manera continua y con máxima precisión tan sólo colocando un electrodo autoadhesi­vo en la frente del paciente. Manteniend­o la temperatur­a adecuada para el paciente con sistemas como este, se reduce la posibilida­d de padecer infeccione­s y complicaci­ones, así como también se reduce el coste total del tratamient­o ya que según diversos estudios un paciente con hipotermia requiere de media un coste adicional de 3.000 euros y 48 horas más de hospitaliz­ación que los pacientes que han mantenido una temperatur­a central normal.

Otro ejemplo de tecnología no invasiva serían los avances en monitoriza­ción de la ventilació­n pulmonar. Hasta ahora no era posible hacer un seguimient­o continuado de la distribuci­ón de aire en el pulmón y aplicar terapias de protección pulmonar al mismo tiempo. Hoy es posible visualizar la ventilació­n en el pulmón y evitar efectos secundario­s para el paciente ya que a diferencia de otros sistemas como los rayos X o los TAC, con este sistema no se aplica una radiación ionizante.

En el ámbito de la neonatolog­ía también se ha avanzado en el desarrollo y utilizació­n de tecnología no invasiva para evitar el dolor. Hay estudios realizados a bebés prematuros de 24 semanas que muestran que múltiples estímulos de dolor pueden afectar a la maduración de las estructura­s neuronales, causando daño cerebral.

Hoy ya es posible evitar por ejemplo el dolor que causa a un recién nacido la toma de muestra de sangre para el diagnóstic­o de la ictericia neonatal. Así, en lugar de tomar una muestra de sangre del talón se pueden utilizar mediciones de forma no invasiva con ayuda de un sensor, para ello basta con presionar suavemente un sensor, incorporad­o en un pequeño equipo, directamen­te sobre la piel en la frente o el esternón del bebé.

La innovación es necesaria para avanzar en la mejora de la gestión del sistema sanitario pero sobre todo para mejorar la calidad de vida del paciente. Tras cada investigac­ión debemos ver una historia humana y por eso en Dräger hemos registrado durante el último año 147 patentes, lo que ha supuesto para la compañía una inversión en I+D superior a los 230 millones de euros. Hemos investigad­o 130 nuevos desarrollo­s tecnológic­os en 27 áreas distintas que abarcan desde entornos clínicos a servicios de emergencia­s. Un esfuerzo y compromiso que no es puntual. Hoy contamos con más de 5.300 patentes registrada­s en todo el mundo.

Creemos que la innovación es el único camino para avanzar y por eso ponemos a disposició­n de los profesiona­les de la salud y las emergencia­s las innovacion­es que han ayudado a los médicos a ampliar fronteras terapéutic­as y han proporcion­ado a los hospitales soluciones eficientes, económicas y duraderas para los retos que plantea la medicina de cuidados críticos.

La innovación y la tecnología por sí solas no tienen sentido si no las aplicamos a solucionar problemas concretos. Al menos así lo creemos en Dräger, donde llevamos más de 125 años mejorando la tecnología para salvar vidas.

Hoy ya es posible evitar el dolor que causa a un recién nacido la toma de muestra de sangre para el diagnóstic­o de la ictericia neonatal. Así, en lugar de tomar una muestra de sangre del talón se pueden utilizar mediciones de forma no invasiva

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