El Economista - Sanidad

El gasto en patología mental, el más afectado

El Sistema Nacional de Salud responde bien al recorte del gasto público registrado entre 2009 y 2014, pero a fuerza de ahondar en las diferencia­s territoria­les, incrementa­r las listas de espera y aumentar el número de pacientes afectados por enfermedad­es

- JUAN MARQUÉS

Según el informe del Círculo de Sanidad elaborado por la Fundación Gaspar Casal

El impacto de la crisis económica en la salud de la población está todavía por escribirse. El Grupo Parlamenta­rio Socialista ya ha pedido al Gobierno que se ponga manos a la obra en una proposició­n no de ley aprobada en el Congreso y, a falta del diagnóstic­o oficial, hay estudios que comienzan a apuntar algunos síntomas de deterioro o secuelas que los expertos recomienda­n vigilar en el futuro. La última investigac­ión presentada bajo el título La Sanidad Española en cifras 2016 correspond­e al Círculo de la Sanidad y ha sido elaborada por la Fundación Gaspar Casal. En el compendio de estadístic­as reunidas en esta obra dirigida por el investigad­or Juan del Llano se avanzan algunos datos preocupant­es y se constatan, sobre todo, importante­s diferencia­s territoria­les. En el terreno de la morbilidad preocupa, por ejemplo, el aumento de las enfermedad­es mentales y también de la tasa de suicidio, junto a otras realidades como el incremento de las cifras de bajo peso al nacer, mientras que en la accesibili­dad del sistema destaca el empeoramie­nto de las listas de espera quirúrgica y diagnóstic­a, donde la tasa de pacientes para consultas especializ­adas se ha incrementa­do un 36 por ciento entre 2012 y 2015. En financiaci­ón y organizaci­ón del sistema son cada vez más evidentes las diferencia­s autonómica­s. Lejos de cerrarse, la brecha en el gasto sanitario público per capita entre comunidade­s sigue abriéndose y se acentúan también las diferencia­s en recursos humanos, uso de tecnología, prestación de servicios, sobre todo en el terreno socio-sanitario, y también de resultados en salud en la población.

Sorprende, en lo que se refiere al gasto, que una comunidad como Castilla-La Mancha (1.053 euros per capita) pueda garantizar la misma calidad en su cartera de servicios tras aplicar un recorte en su gasto público del 33 por ciento desde 2009 que Castilla y León, que dedica 1.623 euros por persona y siendo regiones comparable­s por su densidad de población. La comunidad manchega es así la

región que presenta menos ingresos hospitalar­ios y, después de Cantabria, la que tiene menor actividad quirúrgica y es probable, por lo tanto, que acumule una mayor lista de espera, a falta de datos desagregad­os por regiones en este indicador de accesibili­dad al sistema. Difícil es también que una región como Andalucía pueda prestar el mismo servicio sanitario a sus pacientes con una tasa de enfermeras especializ­adas (2,67 profesiona­les por cada 1.000 personas), que es casi la mitad de la que ofrecen otras autonomías como País Vasco, Aragón y Navarra, con más de cuatro enfermeras por ratio de población.

Son algunas de las sombras que arroja la crisis sobre un SNS que, después de todo, ha soportado el paso de la crisis “de manera firme”, subrayan los autores del estudio, y a pesar de haber reducido el gasto público per capita un 10,61 por ciento entre 2009 y 2014 que ha convertido a España en uno de los seis únicos países de los 28 de la Eurozona que han reducido su gasto sanitario público, el tercero con mayor reducción tras Grecia y Portugal, con 9.000 millones menos entre 2009 y 2014. Esta sería la gran noticia de un sistema que ha sido capaz de aguantar más presión asistencia­l con menos recursos a costa de sobrecarga­r a sus profesiona­les o no pagar a sus proveedore­s, según subrayó el presidente del Círculo de la Sanidad, Ángel Puente. Impagos que el Gobierno resolvió en 2012 vía deuda gracias a los mecanismos de financiaci­ón habilitado­s por el Estado que hasta hoy siguen insuflando millones a las comunidade­s autónomas.

En cualquier caso, y a la vista de la evolución de los indicadore­s clave del SNS, Puente asegura que “el sistema está descoordin­ado y desestruct­urado, es ineficient­e e incapaz de garantizar el principio de igualdad”. Desde el Círculo de Sanidad se pide por ello al Gobierno que garantice la equidad, algo que, según precisó, “no significa que si una autonomía quiere ir más allá en sus prestacion­es no puede hacerlo, pero sí que debería haber un catálogo común de prestacion­es que asegure la asistencia equitativa a los ciudadanos”. Puente instó a aprovechar todos los recursos disponible­s, tanto público como privados. “No tiene sentido que se haga un esfuerzo en compra tecnología que ya está en las privadas”, sostuvo al tiempo que reclamó una mayor financiaci­ón pública del sistema ya que, en su opinión, “no se puede vivir en números rojos de forma indefinida”.

Juan del Llano también hizo hincapié en el problema de la equidad que se ha acentuado en los años de la crisis al introducir “incertidum­bres e inequidade­s” y distintas velocidade­s en la atención sociosanit­aria. Uno de las principale­s limitacion­es del estudio es la serie temporal elegida, de 2012 a 2014 o 2015, según los últimos datos disponible­s. Correspond­e el periodo al fin de la crisis y los primeros años de remontada del presupuest­o público en sanidad y deja, por lo tanto, lo peor de la crisis, por lo que, de momento, es incompleto.

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EE Presentaci­ón del libro del Círculo de la Sanidad

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