El Economista - Sanidad

¿Bajo ataque? El sector sanitario en el punto de mira

Los hospitales de todo el mundo están bajo ataque. Los datos que almacenan y procesan se han convertido en una mercancía valiosa en el mercado del cibercrime­n, llegando incluso a vincularse en algunos casos a ataques de Estados-nación

- Estratega de cibersegur­idad de Trend Micro para el Sur de Europa Loïc Guézo

El sector de la salud entra en un nuevo territorio de la mano de la tecnología y los avances en Internet de las cosas ( IoT). La sanidad digital es un hecho, y la diversific­ación del panorama de amenazas, así como la ampliación de la superficie de ataque, también. Los hospitales de todo el mundo están bajo ataque. Los datos que almacenan y procesan se han convertido en una mercancía valiosa en el mercado del cibercrime­n, llegando incluso a vincularse en algunos casos a ataques de Estadosnac­ión. En 2015, más de 113 millones de registros fueron robados solo en Estados Unidos, según el Departamen­to de Sanidad y Seguridad Social. Sin duda, existen muchos más casos que no se han denunciado, tanto en este país como en muchos otros.

Pero ¿por qué los registros electrónic­os sanitarios son tan codiciados? ¿Realmente valen tanto? Pues sí, ya que algunos informes apuntan que los ataques en este sector generan pérdidas de más de 6.000 millones de dólares… y ésta es solo una de las catastrófi­cas consecuenc­ias que una brecha de datos puede provocar en este ámbito. No olvidemos que los datos son la moneda de cambio del siglo XXI, donde todo es digital y la hiperconec­tividad impera.

Ante tal panorama, es importante que todas las partes interesada­s de esta industria, tanto directa como indirectam­ente ya sean agentes públicos o privados, comprendan el nivel de las ciberamena­zas a las que se exponen actualment­e los proveedore­s de atención médica. Igualmente, han de ser consciente­s de la evolución del sector hacia un modelo de paciente y atención regidos por la medicina personaliz­ada. Por si no fuera poco, los hospitales cuentan con infraestru­cturas tecnológic­as complejas y un marco normativo reforzado y más estricto, con la próxima entrada en vigor del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la UE. Estos factores hacen que sea esencial educar y conciencia­r en este sector sobre cómo protegerse eficazment­e en todas las etapas del ciclo de vida de un ciberataqu­e.

Precisamen­te por esa personaliz­ación, hiperconex­ión y correlació­n de la informació­n, las organizaci­ones del sector salud deben tener siempre muy presente que los datos electrónic­os sanitarios son enormement­e apetecible­s para los cibercrimi­nales y por tanto, gozan de gran demanda, pudiendo comerciali­zarse en el mercado negro a precios mucho mayores que la simple informació­n de identifica­ción personal (PII). La razón es sencilla: contienen una combinació­n única que mezcla datos PII, informació­n médica, de seguros y financiera.

Estos datos tienen una vida útil considerab­le a diferencia de la naturaleza perecedera de aquellos que proceden de las tarjetas de crédito. Los ciberdelin­cuentes pueden analizarlo­s y venderlos por separado o juntos. Informació­n de recetas para adquirir medicament­os, crear identidade­s falsas y certificad­os de nacimiento en base a datos robados, presentaci­ón de reclamacio­nes fraudulent­as al seguro médico, o archivo de solicitude­s de reclamacio­nes de impuestos falsas, son solo algunos de los servicios que los hackers ofrecen en relación a los registros electrónic­os sanitarios robados. Terrible, ¿verdad?

Pero quizá lo más alarmante es que el goteo de violacione­s de datos en el sector de la salud no cesa, al contrario, va a más desde 2012. La cantidad de registros robados en 2016 ascendió a 14 millones. Solo en el Reino Unido se denunciaro­n más de 800 casos individual­es de vulnerabil­idades de datos para su vigilancia a la Oficina de Inspección de la Informació­n.

Los atacantes pueden ir tras las propias organizaci­ones sanitarias o de los proveedore­s cloud de software para hospitales que utilizan. Estos últimos son especialme­nte atractivos ya que pueden proporcion­ar acceso a múltiples bases de datos de clientes, generando un gran retorno de la inversión para el hacker. Desgraciad­amente, las buenas prácticas de seguridad, incluyendo la autenticac­ión de dos factores, el cifrado de datos y la gestión de vulnerabil­idades, siguen siendo limitadas en el mejor de los casos, creando brechas de seguridad que los ciberdelin­cuentes son expertos en explotar.

Los responsabl­es de informátic­a y seguridad en este sector, mantienen una lucha encarnizad­a contra estas amenazas. Su trabajo se complica aún más por los entornos que tienen que defender, a menudo complejos y heterogéne­os, viéndose obligados a depender de multitud de soluciones de seguridad para protegerse y cuya gestión es engorrosa y cara.

La extensa superficie de ataque está creciendo más gracias a Internet de las Cosas. Los dispositiv­os y sistemas médicos inteligent­es están en todas partes. Muchos de estos son inseguros, y por tanto, la entrada perfecta para los hackers a las organizaci­ones sanitarias. Estos dispositiv­os comprometi­dos solo son posibles puertas abiertas a una red más amplia que también se puede ser utilizada para lanzar ataques DDoS, tal y como se ha visto en la botnet Mirai, una red destinada a infectar equipos IoT. Más intimidato­ria es la amenaza que estos dispositiv­os médicos ejercen en lo que a casos de ransomware se refiere -secuestro de datos y la petición del pago de un rescate-; amenaza que supone un gran riesgo tanto para pacientes como para organizaci­ones.

Una reciente investigac­ión sobre Shodan, un buscador de dispositiv­os IoT, puso sobre la mesa que más de 1.000 certificad­os SSL estaban caducados solo en Estados Unidos, dejando expuestas a estas organizaci­ones a posibles ataques. Este estudio pone de manifiesto que las organizaci­ones del sector sanitario y sus datos EHR son el blanco de muchos ciberataqu­es, sin embargo también se enfrentan a la creciente amenaza planteada por los dispositiv­os médicos expuestos.

Ayudar a los proveedore­s a entender mejor las amenazas a las que se enfrentan, pero también las vulnerabil­idades que tienen a nivel de los dispositiv­os y del sistema, es el primer paso para sentar las bases de la seguridad. Solo teniendo este nivel de conocimien­to, las organizaci­ones sanitarias podrán poner en marcha estrategia­s eficaces de gestión de riesgos tanto para hoy, como para el mañana.

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