Los médicos tienen razón, pero los pagos deben tener nombre y apellidos
Los médicos tenían razón en su reivindicación de las últimas semanas por su litigio con Hacienda. Así lo demostraba el hecho de que todo el sistema sanitario, desde laboratorios farmacéuticos hasta los principales partidos políticos, han apoyado desde el principio la postura de los profesionales. Hasta ahora, las transferencias de los laboratorios por gastos corrientes no tributaban por tratarse de una formación necesaria para el desempeño de la profesión. Gravarlas en todos los casos, suponiendo que en todos ellos responden a fines distintos a los didácticos, implicaba que Hacienda llega demasiado lejos, y debía matizar el alcance de la medida. La intención de Hacienda de tratar como pago en especie la asistencia a congresos médicos tenía además graves consecuencias para todo el sistema sanitario: los médicos ya habían anunciado que dejarían de acudir a estos actos por su coste fiscal.
Efectivamente, gracias a las gestiones en la sombra de Farmaindustria -y no a las amenazas de huelga de algún sindicato médico- Hacienda rectificó y anunció que revisará el reglamento del IRPF para excluir como pago en especie el dinero que los laboratorios entregan a los médicos para que acudan a los congresos. Parar esta medida es un paso en la buena dirección. Gravar por principio la asistencia a los congresos, suponiendo que ninguno de ellos tenga finalidad didáctica, era llegar demasiado lejos. Con todo, sí que es aconsejable que se exijan unos requisitos mínimos a este tipo de reuniones, capaces de garantizar que su finalidad no es meramente promocional.
Pasada esta marejada fiscal, el asunto de la transparencia en los pagos a profesionales sanitarios sigue estando en el tejado de los propios médicos. Estos, según las declaraciones hechas de nuevo estos días, siguen estando en contra de que estos gastos vengan recogidos cada año con nombre y apellidos. Desde la federación Facme se pide incluso una moratoria a Farmaindustria para que aplace su hoja de ruta y los laboratorios no publiquen aún estos datos con nombre y apellidos, algo que se han comprometido a hacer en junio de 2018. Sería un error de todo el sector. Los médicos ya han podido comprobar estos días que la opinión pública no tiene desde luego una buena opinión sobre su asistencia a estos congresos. Poner ahora trabas a un plan de transparencia sería tirar piedras sobre su tejado.
Los profesionales han comprobado que la opinión pública no tiene una buena opinión sobre su asistencia a congresos. Oponerse a un plan de mayor transparencia se les volvería en contra