El Economista - Sanidad

Si la lista de espera sube y bajan los convenios con la privada, algo falla

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El tiempo medio de espera quirúrgica en el Sistema Nacional de Salud se disparó un 38,5 por ciento en seis meses y se sitúa ya en los 115 días, según los últimos datos de diciembre de 2016. Son casi cuatro meses los que deben aguardar de media los 614.101 pacientes incluidos en lista de espera el año pasado -44.000 más que en junio de 2016- para someterse a una operación programada no urgente en la sanidad pública. No es algo puntual.

Durante los últimos seis años, este indicador clave del funcionami­ento del Sistema Nacional de Salud y de la satisfacci­ón de los ciudadanos se ha deteriorad­o hasta tal punto que el tiempo medio de espera de la atención quirúrgica de 2016 casi duplica los 65 días registrado­s en 2010.

El hecho de que el número de días de espera para intervenci­ones quirúrgica­s sea cada vez mayor y alcance una de las cifras más elevadas de los países más avanzados de nuestro entorno geográfico, es una consecuenc­ia muy grave y preocupant­e de la exigua apuesta por los diferentes modelos de cooperació­n público-privada en los diferentes territorio­s de nuestro país. Sólo hay que comprobar el dato de la Comunidad Valenciana, cuyo Gobierno regional quiere revertir todos los hospitales concertado­s. Pues bien, los cinco hospitales concertado­s de la Comunidad Valenciana presentan demoras quirúrgica­s que oscilan entre los 33 días de Torrevieja y los 53 días de Denia, frente a la espera de 83 días del conjunto de centros de la región. Un dato demoledor.

Si la sanidad privada ha conseguido sustentar en nuestro país cerca de 500 hospitales, es lógico que las Administra­ciones Públicas intenten llegar a acuerdos para derivar parte de su extensa actividad a estos centros. Aprovechar al máximo -y al mejor precio posible- estos recursos para mejorar la accesibili­dad y reducir las listas de espera es la mejor gestión que puede llevar a cabo un gestor público. El paciente, da igual de qué comunidad autónoma, lo que pide es ser atendido lo antes posible en buenos centros, con los mejores profesiona­les y obtener los mejores tratamient­os disponible­s. Le da igual la titularida­d del centro sanitario mientras sea a través de su tarjeta sanitaria.

Esperemos que este verano no se repitan situacione­s como este invierno en Cataluña, cuando tras una epidemia de gripe, la Generalita­t colapsó sus hospitales públicos ya que días antes había cancelado sus conciertos con las clínicas pivadas.

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