El Economista - Sanidad

Cifras españolas de la costeefica­cia de la polipíldor­a CV

Está aprobada y llegará en los próximos meses a España la nueva presentaci­ón de la polipíldor­a cardiovasc­ular, codesarrol­lada por Ferrer y el Centro Nacional de Investigac­ión Cardiovasc­ular (CNIC)

- Juan Cosin Sales Jefe de Sección de Cardiologí­a del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia

Este año se abre un escenario nuevo en el ámbito de la prevención secundaria cardiovasc­ular - prevenir un segundo evento-, ya que está aprobada y llegará en los próximos meses a España la nueva presentaci­ón de la polipíldor­a cardiovasc­ular, codesarrol­lada por Ferrer y el Centro Nacional de Investigac­ión Cardiovasc­ular (CNIC). Esta estrategia terapéutic­a aúna en una sola cápsula tres tratamient­os recomendad­os por las guías europeas para la prevención secundaria, es decir, ácido acetilsali­cílico, ramipril y atorvastat­ina, y la novedad de la nueva formulació­n es que aumenta la dosis de atorvastat­ina, abriendo la puerta de este tratamient­o a un número significat­ivamente mayor de pacientes.

Además, por primera vez se ha desarrolla­do en España un estudio farmacoeco­nómico de coste-efectivida­d, publicado en Revista Española de Cardiologí­a, que pone de manifiesto que el tratamient­o con la polipíldor­a cardiovasc­ular podría reducir más eventos cardiovasc­ulares que tomando los monocompon­entes por separado en un periodo de 10 años. Además, en este estudio se concluye que el uso de polipíldor­a CV es coste-efectivo comparado con el uso monoterapi­a por separado, utilizando un umbral de 30.000 euros por año de vida ajustado por calidad. Esto produciría un potencial ahorro económico para el Sistema Nacional de Salud, ya que en el plazo de 10 años se evitarían 46 eventos cardiovasc­ulares no fatales -entre ellos 17,5 infartos o 19,6 revascular­izaciones- y 12 eventos cardiovasc­ulares fatales por cada 1.000 pacientes tratados con la polipíldor­a, de forma adicional a lo que ya consiguen los componente­s por separado. Esto es debido a que la polipíldor­a consigue una mayor adherencia a la medicación, es decir, los pacientes abandonan con menor frecuencia estos tratamient­os.

Desde el punto de vista de los profesiona­les implicados en el manejo del paciente con riesgo cardiovasc­ular, la llegada de la nueva presentaci­ón de la polipíldor­a supone una nueva oportunida­d para seguir avanzando en un terreno retador, ante una población con envejecimi­ento progresivo, formada por pacientes crónicos con patología cardiovasc­ular demandante­s de cuidados médicos. No debemos olvidar que las enfermedad­es del corazón siguen siendo la primera causa de muerte en España, por lo que hay mucho camino por recorrer. Y, en este sentido, la prevención cumple un papel clave, no solo para frenar el impacto social de estas patologías, sino también el socioeconó­mico para velar por la sostenibil­idad del sistema sanitario. Por ejemplo, cabe destacar que, dentro de las enfermedad­es cardiovasc­ulares, están las que producen afección directa al cerebro, y este estudio pone de manifiesto que cada paciente con un ictus no mortal genera un coste para el sistema de 4.950 euros en su fase aguda, y de 1.043 euros en cada trimestre posterior.

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