La intervención humana, imprescindible en la sanidad
Aunque la tecnología es una herramienta muy útil que guía a los profesionales sanitarios en el desempeño de sus funciones, necesita de la formación especializada y la experiencia que aporta el factor humano en la toma de decisiones
La aplicación de la tecnología en el ámbito sanitario mejora la trazabilidad y la eficacia de los tratamientos y, en consecuencia, conlleva la reducción de errores y de los costes derivados de estos. De hecho, diversos estudios revelan que los hospitales podrían ahorrar en gastos farmacéuticos hasta un 10 por ciento de media con la implementación de soluciones tecnológicas específicas especialmente desarrolladas para esta área. Aunque la tecnología es una herramienta muy útil que guía a los profesionales sanitarios en el desempeño de sus funciones, necesita de la formación especializada y la experiencia que aporta el factor humano. Siempre desde la perspectiva de que es el profesional quien se sirve de la innovación para garantizar un mejor diagnóstico y un tratamiento más adecuado a cada caso.
Así, los avances tecnológicos constituyen un apoyo en la toma de decisiones y la optimización de tratamientos en farmacia hospitalaria. La innovación facilita la labor de los profesionales, especialmente en los procesos más críticos, como los que ocurren en el área oncológica. Aquí la tasa de incidencias de medicación se sitúa en torno al 10 por ciento y es donde se producen los errores humanos con peores consecuencias para el paciente debido a la elevada toxicidad de los preparados, el estrecho margen terapéutico y la complejidad de los tratamientos. Es en estos procedimientos con mayor riesgo donde la gestión integral del enfermo es fundamental.
Según el Barómetro Sanitario 2016, elaborado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la confianza y seguridad que transmite el médico (7,73 sobre 10), el trato recibido (7,72), y la información sobre su problema de salud (7,55), son las competencias más apreciadas por los pacientes españoles en la consulta. En el caso de la farmacia hospitalaria, la tecnología es precisamente un aliado de la seguridad. Ofrece un mayor control de las caducidades, una correcta gestión de los pedidos y un empleo adecuado de las cantidades necesarias para cada preparación, etc. Aunque es la intervención humana la que aporta la interpretación de los datos, la supervisión de la dispensación de los medicamentos y el análisis de las historias clínicas electrónicas. Una flexibilidad y agilidad imprescindible ya que el futuro está marcado por la mayor personalización en los tratamientos.
Tecnología y profesional farmacéutico son un binomio indisoluble para ofrecer la mejor atención al paciente. La innovación es un soporte que debe de ir acompañada de la precisión y el conocimiento de estos especialistas.
La sanidad debe poner el foco en la mejora de la eficiencia y la calidad de sus procesos, a través de la implantación de herramientas tecnológicas que aumenten la trazabilidad pero sin olvidar la personalización y la supervisión humana.