Medicina centrada en el paciente
Si desde la Fundación Lilly queremos fomentar la práctica de una medicina centrada en el paciente, con una visión multidisciplinar que englobe a las distintas profesiones sanitarias, es porque entendemos que es una asignatura pendiente
Justo antes del verano, la Fundación Lilly anunció oficialmente su nueva línea de actuación Medicina Centrada en el Paciente y hace unas semanas tuvo lugar, en el Hospital de la Princesa, la I Jornada sobre Medicina Centrada en el Paciente organizada por la Fundación Lilly y el Instituto de Humanidades y Ciencias de la Salud Gregorio Marañón. Quizás lo primero que llama la atención es el concepto. De entrada, suena a perogrullada. ¿Acaso existe una medicina que no esté centrada en el paciente? La segunda pregunta que puede plantearse es: ¿por qué empezar ahora con este nuevo proyecto? Estas son las dos cuestiones a las que se intentará responder a lo largo de las siguientes líneas.
Si desde la Fundación Lilly queremos fomentar la práctica de una medicina centrada en el paciente, con una visión multidisciplinar que englobe a las distintas profesiones sanitarias, es porque entendemos que es una necesidad, una asignatura pendiente. En un artículo ya clásico publicado no hace muchos años en The New England Journal of Medicine, Michael Porter, uno de los gurús de la gestión moderna, señalaba que el principal objetivo de los sistemas sanitarios es aportar el mayor “valor” posible a los pacientes, definiendo “valor” como la relación entre los resultados sanitarios que son relevantes para los pacientes, y el coste de obtener dichos resultados. Pues bien, aunque la gestión sanitaria, la medicina, la educación médica, e incluso la investigación, ponen su foco en mejorar los resultados sanitarios, raramente lo hacen teniendo en cuenta lo que es relevante para los pacientes.
La medicina sigue basándose en el principio ético de beneficencia paternalista, basado en el lema todo para el paciente, pero sin el paciente. A los pacientes se les pregunta poco, en parte porque hay poco tiempo, pero fundamentalmente porque no hay cultura de preguntar. A ello se une el efecto de las nuevas tecnologías que, de momento, se han convertido en fines en sí mismas, y no en medios, haciendo que el hombre tenga que estar al servicio de la máquina -y no al revés, como previsiblemente ocurrirá en pocos años- y que los pacientes se estén transformando en epacientes.
Desde el punto de vista de la gestión se repite que el paciente es el centro del sistema, pero es obvio que no es así. Nadie duda de la eficiencia de los hospitales a la hora de curar enfermedades, pero a menudo, es un cuerpo con una
Desde la fundación entendemos que la Medicina Centrada en el Paciente, que engloba a la de precisión, debe ir más allá de los genes, y tener en cuenta también los objetivos, valores y preferencias de la persona
patología el que cruza la puerta y la persona se queda fuera. Exceptuando la enfermería, al paciente se le explica poco, se le habla poco y se le pregunta poco. Y la educación médica no es una excepción. La educación se ha transformado en instrucción médica. Los estudiantes aprenden de memoria, con mentalidad
tipo test miles de síntomas, de síndromes, porque el objetivo es lograr una buena posición en el examen MIR. Y ese enfoque no deja hueco a asignaturas relacionadas con la enseñanza del arte médico, de la comunicación médicopaciente, de la empatía o la ética médica práctica. Con una formación así, es difícil que se cumpla la máxima hipocrática de que los médicos deben tratar enfermos y no enfermedades.
Por estos motivos, desde la Fundación Lilly entendemos que es el momento de reflexionar sobre lo que significa la
personalización de la medicina, un término que se desarrolla de la mano de los avances en el área de la genómica y que se ha popularizado justo cuando más despersonalizada está la medicina. Por supuesto, esta medicina personalizada, o de precisión, como se denomina actualmente -este último término es probablemente más apropiado, pues al menos se desvincula del concepto de persona- es bienvenida. Pero entendemos que la Medicina Centrada en el Paciente -que engloba a la de precisión-, debe ir más allá de los genes, y tener en cuenta también los objetivos, valores, preferencias de la persona.
Estos son probablemente los biomarcadores más potentes, ya que son los aspectos psicológicos, culturales y socioeconómicos los que condicionan a menudo el pronóstico del paciente. Los términos genómica, proteómica,
epigenómica, etc., se han popularizado enormemente y cuentan con muchos simpatizantes. Quizás sea este el momento de acuñar el término personómica. Puede que así aumentase el número de adeptos a la disciplina que trata de entender y tener en cuenta la perspectiva de las personas que padecen una determinada enfermedad. Para la Fundación Lilly, la iniciativa Medicina Centrada en el
Paciente no es nueva. Hace años que todas nuestras actividades se basan en tres grandes pilares: la ciencia, la medicina y el humanismo médico. El problema de la deshumanización de la medicina nos preocupa profundamente. Por ello, desde hace más de 10 años obsequiamos a los recién graduados de todas las facultades de medicina españolas con el libro de Willian Osler, titulado Un
estilo de vida y otros discursos. Por eso celebramos desde hace seis años, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá, la
Lección Magistral Andrés Laguna, que reconoce a figuras que hayan destacado por su visión científica y humanista de la ciencia o la medicina.
Por eso, el pasado verano, la Cátedra Fundación LillyUniversidad Complutense de Madrid celebró la Jornada
Educación Médica Centrada en el Paciente. Y por eso apostamos por esta nueva línea de actuación, cuyo objetivo es fomentar la visión científica de la medicina, pero recuperando ese humanismo tan necesario para practicar el arte de la medicina científica, que fue el gran sueño de William Osler.