V Edición de la jornada ‘Somos Pacientes’
Organizada por Farmaindustria, tendrá lugar el 13 de diciembre en el Espacio Bertelsmann (C/ O’Donnell 10, Madrid).
El carácter caprichoso e impredecible de la Esclerosis Múltiple (EM) no solo la convierte en una enfermedad difícil de afrontar por el paciente, también plantea algunos retos asistenciales importantes que van desde el propio abordaje hasta el coste económico asociado a éste. Así, se estima que el coste del tratamiento de esta enfermedad puede variar desde los 20.000 euros anuales en la etapa leve hasta los 68.000 euros en la fase severa.
En términos generales, el Sistema Nacional de Salud español destina, cada año, más de 15.000 euros a un paciente que padece la enfermedad en fase leve, cerca de 22.000 en fase moderada, y casi 25.000 en severa. El coste medio de las recaídas es de 2.044 euros, cantidad que aumenta cuando se producen brotes de la enfermedad, que pueden durar días e, incluso, semanas. Concretamente, la atención hospitalaria sólo representa el 37 por ciento de los costes adicionales, a la que se suman otros que no son cubiertos por el sistema nacional de salud como la atención familiar (29 por ciento) y las bajas laborales (18 por ciento). Estos son algunos de los datos que arroja una reciente estudio presentado por Biogen en el Congreso Internacional de Esclerosis Múltiple ( Actrims-Ectrims) 2017, en el que se analiza el coste económico y la carga emocional que supone la enfermedad en 16 países, incluida entre ellos España.
Esta enfermedad también representa un revés económico importante para las familias españolas quienes, anualmente, destinan 7.442 euros al cuidado del paciente en fase moderada y 18.647 euros en fase severa. Los servicios sociales locales prestados por el ayuntamiento y la comunidad autónoma incluyen residencias, atención domiciliaria, asistencia social y enfermería, lo que representa una parte mínima de los costes anuales, excepto en periodos avanzados de la enfermedad, momento en el que se invierten 6.770 euros.
Más allá de los costes que se derivan del tratamiento, la discapacidad creciente de estos pacientes obliga a hacer cambios e inversiones en equipos y dispositivos destinados a facilitar su movilidad. En este sentido, cerca de un 25 por ciento de los afectados ha adquirido algún tipo de equipamiento durante el último año. Especialmente, las modificaciones en el hogar y en los vehículos son las más