LA SALUD EN NAVEGACIÓN AÉREA
El ámbito de la Salud Laboral resulta de capital importancia dentro del sector de la aviación. Tanto los aspectos físicos como los psicológicos influyen enormemente a la hora de determinar si el individuo está en condiciones de ejercer su profesión
Muchos de los desplazamientos que se harán a lo largo del período vacacional navideño, serán a bordo de un avión. Como pasajeros seguro que, en más de una ocasión, hemos pensado en la salud de quienes llevan en sus manos la responsabilidad del manejo de una nave aérea. Hoy, 7 de Diciembre, se celebra el Día Mundial de la Aviación Civil y es una buena oportunidad para reflexionar sobre la Salud Laboral de los profesionales del sector aeronáutico.
La concesión y renovación de la licencia para poder volar queda condicionado por un exhaustivo control médico que garantice gozar de una buena salud y plenas condiciones psicofísicas. Los médicos examinadores han de haber recibido una formación específica en medicina aeronáutica y experiencia adquirida en el puesto de pilotaje de aeronaves y de los controladores de tránsito aéreo. En lo referente a la evaluación cardiovascular, los profesionales no deben presentar ninguna anomalía del corazón, congénita o adquirida que interfiera en la práctica segura de sus atribuciones. Los antecedentes de infarto de miocardio, ser portador de bypass coronarios o cualquier otra cirugía cardíaca pueden ser causa de incapacitación. La electrocardiografía forma parte de todos los reconocimientos para conocer el tipo de ritmo cardíaco.
La tensión arterial, tanto sistólica como diastólica, deben estar comprendidas dentro de los límites normales. La realización de una prueba de esfuerzo y un ecocardiograma debe seguir un protocolo estandarizado y realizarse según el criterio del médico examinador ante la sospecha clínica de alguna anomalía cardíaca silente. Las condiciones de un vuelo en materia de oxigenación hacen imprescindible la integridad funcional del aparato respiratorio. Las principales pruebas de evaluación respiratoria sirven para la detección precoz de las manifestaciones fisiopatológicas de enfermedades pulmonares. El trastorno de tipo restrictivo engloba a las enfermedades pulmonares intersticiales, como la fibrosis pulmonar idiopática, la sarcoidosis, otras patologías de carácter autoinmune y las enfermedades neuromusculares o la esclerosis lateral amiotrófica. El patrón obstructivo, EPOC, combina algunas características enfisematosas con las de la bronquitis crónica. Por su menor tolerancia al ambiente hipóxico, hipertensión pulmonar y posibles reacciones adversas al tratamiento farmacológico específico, la mayoría de las personas con
enfermedad pulmonar obstructiva crónica resultan no aptas. La presión parcial del oxígeno disminuye conforme aumenta la altitud. El umbral de hipoxia, por lo general, se delimita en los 1.500 m (5.000 pies), pudiendo producirse una disminución del rendimiento mental con la aparición de mareos, fatiga, cefaleas o náuseas.
Los sistemas de presurización de los aviones son diseñados para suministrar una presión parcial de oxígeno fisiológicamente adecuada en el aire que se inspira. En la mayoría de las aeronaves de pasajeros, la presión de la cabina a altitud de crucero corresponde a una altitud ambiente de 1.500-2.450 m (5.000-8.000 pies).
En lo referente al aparato digestivo, la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn suelen determinar la descalificación para el servicio aeronáutico. En el control endocrino se da especial importancia al estudio de la diabetes mellitus para poder establecer el diagnóstico diferencial con patologías en las que el metabolismo de los carbohidratos puede verse alterado como en la insuficiencia hepática, estados de desnutrición, síndrome de Cushing o acromegalia entre otros.
Las personas con diabetes mellitus, en tratamiento con insulina, se consideran no aptas para el manejo de una aeronave, pese a un control estricto de los niveles de glucemia. Sin embargo, esta patología endocrina genera enorme controversia. Un estudio realizado en el año 2016 en Reino Unido mostraba que los pilotos de líneas aéreas comerciales con diabetes y en tratamiento con insulina pueden volar con seguridad, con niveles de azúcar en sangre muy seguros y estables. Por ello, se deben revisar los protocolos clínicos establecidos, así como ajustar la legislación a la evidencia científica existente. Es exhaustivo también el estudio oftalmológico para comprobar la capacidad de distinguir colores, la agudeza y campo visuales. Se ha de comprobar además una adecuada capacidad verbal y auditiva.
La evaluación psicológica y mental debe ser de riguroso cumplimiento para poder determinar el déficit funcional conexo. Un psiquiatra evalúa el historial clínico tanto personal como familiar y el posible consumo de cualquier fármaco o sustancia psicoactiva como alcohol, opiáceos, canabinoides, sedativos y psicoestimulantes, e incluso, el uso de hierbas medicinales o las modalidades de tratamientos alternativos, con exclusión de tabaco y cafeína.
En el marco de la valoración psicológica, se llevan a cabo test psicotécnicos que valoran parámetros como la ansiedad, personalidad, asertividad, empatía y tolerancia al estrés. Los resultados de ambas valoraciones se confrontan para comprobar su concordancia. Estas evaluaciones deberían ser, también, de obligado cumplimiento en las revisiones médicas periódicas para permitir una atención continuada y establecer protocolos de prevención, diagnóstico y tratamiento. Las patologías del aparato locomotor revisten particular importancia por la posible aparición de dolores articulares agudos que pueden provocar incapacitación grave en vuelo como por ejemplo, los cuadros de lumbalgia. El estudio pormenorizado de las extremidades superiores es importante para asegurar la capacidad de manipulación de los mandos de la aeronave en condiciones de seguridad. En medicina aeronáutica, tanto asistencial como en materia de investigación, aún hay mucho que conseguir. Lo importante no es volar alto, sino hacerlo acompañado de buena Salud Laboral.