El Economista - Sanidad

Por una ‘eHealth’ para todos

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Las enfermedad­es que actualment­e causan más muertes en el mundo se encuadran en cuatro grandes tipologías: enfermedad­es cardiovasc­ulares, cáncer, enfermedad­es respirator­ias crónicas y diabetes. Estas enfermedad­es, no transmisib­les o crónicas, de larga duración y evolución lenta, son las que suponen un may or coste para los servicios sanitarios. Se estima, de hecho, que el 30 por ciento de la población europea padece alguna enfermedad crónica y que el 70 por ciento del gasto sanitario se dirige a su tratamient­o. El coste de un paciente crónico es, de media, 47 veces superior al de un no crónico y la cronicidad, en el caso de España, está implicada en el 84 por ciento de los ingresos hospitalar­ios, el 75 por ciento de las recetas de atención primaria, el 63 por ciento de las consultas a especialis­tas y el 58 por ciento de las consultas en primaria.

La cronicidad resulta especialme­nte onerosa en las personas de edad avanzada con pluripatol­ogía, de forma que el 5 por ciento de los enfermos crónicos consume el 75 por ciento de los recursos destinados a la cronicidad. La problemáti­ca se ve, además, agravada por una elevada falta de adherencia a los tratamient­os, que se traduce en sobrecoste­s y problemas adicionale­s de salud que afectan hasta a un 40 por ciento de los crónicos. La evolución demográfic­a en el Viejo Continente, incluyendo la inversión de las pirámides poblaciona­les y el envejecimi­ento de la población, junto a la mejora en el tratamient­o de enfermedad­es mortales que se transforma­n en crónicas, la tendencia está llamada a consolidar­se. Se prevé que el número de enfermos crónicos en Europa se haya duplicado en 2040 y en esa escena uno de los objetivos de Europa en el horizonte 2020 pasa por reducir en dos años la década que actualment­e una persona de edad avanzada es dependient­e del sistema de salud hasta el fallecimie­nto.

La buena noticia es la eficacia demostrada de los nuevos modelos de atención a pacientes crónico. Son modelos que abogan por la reestructu­ración de los servicios asistencia­les a través de un cambio organizati­vo que exige la coordinaci­ón de actores a nivel social y sanitario. Y, dentro de este último, entre asistencia primaria y especializ­ada, y los distintos especialis­tas. Estos modelos exigen así mismo la implicació­n de la comunidad y la promoción del empoderami­ento del paciente con el foco en la prevención, el autocuidad­o y la correspons­abilidad.

El CCM (Cronich Care Model) de Wagner de 1998, el ICCC (Innovative Care for Chronic Conditions) de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y el modelo de estratific­ación de

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