El Economista - Sanidad

Síndrome de París

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Si algunos regresan a trabajar con auténtico espíritu nómada, otros pueden hacerlo con la desilusión de unas vacaciones que no han cumplido las expectativ­as iniciales y el destino idealizado no ha resultado ser tal. Se produce entonces el denominado síndrome de París, identifica­do en 1986 por el psiquiatra Hiroaki Ota en personas de origen japonés o asiático, aunque puede producirse en viajeros de cualquier parte del mundo. Se trata de un cuadro de mareos, ansiedad, taquicardi­as e incluso crisis nerviosas por una aguda desilusión al ver la realidad de la ciudad durante su primera visita a la capital francesa. Los japoneses han demostrado tener síntomas más intensos por el impacto derivado de la diferencia cultural. Incluso la propia embajada de Japón en París habilitó una línea telefónica disponible las 24 horas para los turistas que requiriera­n asistencia. Hoy contamos con una gran cantidad de informació­n para preparar nuestras vacaciones, con imágenes de destinos idílicos que, en algunos casos, ni siquiera existen, creando falsas expectativ­as que pueden repercutir en nuestra salud.

Y frente a quienes regresan, aquellos que no han disfrutado aún de vacaciones. La inestabili­dad laboral y económica de los últimos años, ha derivado en una mayor incidencia del conocido síndrome de la felicidad aplazada, sobre todo en el sector de trabajador­es Autónomos. Según datos actuales, el 70 por ciento de ellos tiene 15 días de vacaciones o menos al año

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