El cáncer de pulmón, ejemplo del nuevo modelo en oncología
En estos días, se habla mucho de cambio de paradigma en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Gracias a los avances de los últimos años tanto en el ámbito de la investigación como en el de la tecnología, ahora podemos analizar los tumores más de acuerdo a sus alteraciones moleculares que a su ubicación, lo que está significando un cambio radical en la práctica clínica diaria con los pacientes oncológicos. Y esto, que ocurre en la mayoría de los tumores, se puede ver especialmente claro en el caso del cáncer de pulmón.
En los últimos años, se ha producido un incremento progresivo de la complejidad en este tumor debido a la identificación de nuevos subtipos definidos según sus alteraciones genómicas. Así, por ejemplo, entre los calificados como cáncer de pulmón no microcítico, existe entre un 3 y un 5 por ciento de casos con una alteración en la fusión del gen ALK para los que, actualmente, se dispone de un arsenal terapéutico muy amplio y muy específico, algo que hace unos años no habría sido posible. Ya no es solo que haya fármacos dirigidos a alteraciones moleculares, sino que ya hay varias líneas de tratamiento específicas para una determinada alteración molecular en cáncer.
Gracias al análisis molecular, los pacientes con cáncer de pulmón no microcítico ALK+, un tumor poco asociado al tabaco y que aparece sobre todo en personas jóvenes, lograron disponer de un fármaco eficaz para su alteración en cáncer de pulmón. Pero, como ocurre siempre en cáncer, aparecieron los mecanismos de resistencia, que volvieron a ser analizados gracias a estudios biomoleculares, lo que permitió desarrollar inhibidores de ALK de segunda generación. Ahora, en el Congreso Mundial de Cáncer de Pulmón, acaban de presentarse resultados muy prometedores con otro inhibidor de ALK de tercera generación, brigatinib, que inicialmente parece que podremos utilizarlo tanto cuando fallen los dos fármacos anteriores como tras un primer diagnóstico.
Con esto, quiero poner de manifiesto que el diagnóstico y el tratamiento en oncología cada vez adquiere una mayor complejidad pero, al mismo tiempo, también aparecen cada vez más fármacos que nos ayudan en esta difícil tarea. Descubrimos más subtipos en cáncer conforme avanzamos en el estudio molecular de los tumores, pero también seguimos desarrollando fármacos que permiten que los pacientes se sigan beneficiando de tratamientos eficaces para sus alteraciones moleculares concretas. Es un momento apasionante en oncología porque, a partir de ahora, decidiremos qué fármacos utilizar para cada paciente en base a su genotipo y a sus características moleculares. Y esto, que es completamente diferente a lo que hacíamos hace solo cinco años, nos está permitiendo avanzar muchísimo.