La irrupción del ‘big data’ en el sector de la salud
La creciente informatización de los procesos ha provocado que empresas y todo tipo de organizaciones hayan acumulado en los últimos años una cantidad ingente de datos. Esto nos ha llevado a denominar a nuestros tiempos como la era del Big Data, donde se requieren nuevas tecnologías para gestionar el ingente valor que ya no solo se intuye. Si bien este fenómeno afecta a todos los sectores, el Sector Salud es uno en el que la incidencia y la potencialidad es especialmente relevante, debido entre otras cosas a la implantación y despliegue de la Historia Clínica Electrónica (EHR), a la explosión en la generación de datos genómicos y al hecho de que la mayoría de los datos generados en el sector son fundamentalmente no estructurados.
El enorme volumen de datos existente incluye registros médicos, datos personales y de gestión, imágenes, posología, datos procedentes de “ómicas” y cientos más. Más
recientemente, alimentan este exponencial crecimiento las imágenes en 3D, lecturas de nuevos sensores biométricos o los obtenidos desde dispositivos wearables entre otros muchos nuevos orígenes que aparecen continuamente. Para complicarlo aún más, la mayor parte de los datos de salud habían sido tradicionalmente estáticos. Pero esta tendencia está cambiando y ahora la velocidad de generación va en aumento como sucede, por ejemplo, con las supervisiones periódicas, tales como mediciones de glucosa, presión arterial o toda la monitorización realizada en las unidades de cuidados intensivos, por mencionar sólo algunos ejemplos.
En la misma medida en la que evoluciona la naturaleza de los datos lo deben hacer las técnicas de análisis. Ya no podemos hablar solo de los datos estructurados como los recogidos en los historiales médicos electrónicos. Cada vez más, los datos están en formatos multimedia y no estructurados. La enorme variedad provoca que la