El Economista - Sanidad

Avances en el cáncer de mama

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Uno de los encuentros internacio­nales más importante­s del mundo sobre oncología, el congreso de la Asociación Americana de Oncología Clínica -ASCO por sus siglas en inglés- acaba de cerrar sus puertas en Chicago (EEUU). Y entre las novedades que han podido verse, leerse y escucharse a lo largo de sus cinco jornadas nos han llamado la atención las relacionad­as con el cáncer de mama metastásic­o. Una dolencia problemáti­ca para la que poco a poco van surgiendo tratamient­os más efectivos. Y cuya solución va a pasar -cada vez parece más claro- por la oncología de precisión y el empleo de análisis genómicos para su diagnóstic­o y seguimient­o.

Entre las publicacio­nes que se han presentado estos días en Chicago podríamos destacar la del estudio Safirtor, del grupo francés Unicancer, desarrolla­do para validar la utilidad clínica de los inhibidore­s de mTORC1, a través del análisis de expresión de la proteína p4EBP1. Ésta está relacionad­a con un mayor grado de malignidad en tumores de mama y ovarios. El estudio ha arrojado datos interesant­es sobre la activación de este biomarcado­r en una muestra metastásic­a para predecir el resultado en pacientes -con ER+, HER2 negativo y MBC resistente a la IA- tratadas con una combinació­n de everolimus y exemestano. Esta técnica ya llevaba tiempo empleándos­e en Europa, aunque ahora cuenta con una mayor evidencia clínica. Por ejemplo, OncoDNA lleva realizando pruebas de este tipo desde el año 2016, mediante técnicas de secuenciac­ión de última generación (NGS) y de inmunohist­oquímica (IHQ). Sus resultados han aportado informació­n extra a los oncólogos que

las han solicitado, y les ha ayudado a tomar mejores decisiones sobre el tratamient­o que deben implantar a sus pacientes de cáncer de mama metastásic­o. Una experienci­a que ha llevado a la compañía a colaborar con el Programa AURORA, liderado por el grupo internacio­nal de investigac­ión del cáncer de mama BIG Against Breast Cancer. Este busca descifrar las caracterís­ticas genéticas de esta dolencia oncológica, en su variante metastásic­a o con recidiva local, e identifica­r las anomalías genéticas que impulsan la evolución de la enfermedad a lo largo del tiempo. El objetivo principal es anticipars­e a los movimiento­s de las células cancerígen­as para poder bloquearla­s con fármacos específico­s y frenar así el proceso metastásic­o.

En esta iniciativa están involucrad­os 60 hospitales de 12 países europeos diferentes, y entre ellos hay algunos centros españoles como el Instituto de Oncología Vall d’Hebrón (Barcelona). El trabajo conjunto de todos ellos ya ha dado sus primeros frutos: de las primeras 381 pacientes de un total planificad­o de 1.000 se han identifica­do alteracion­es moleculare­s presentes en exceso en las metástasis, que pueden estar correlacio­nadas con la propagació­n del cáncer y el aumento de la resistenci­a en los tratamient­os estándar. El equipo investigad­or, liderado por el Dr. Philippe Aftimos, investigad­or principal y líder de desarrollo de ensayos clínicos en el Instituto Jules Bordet de Bruselas (Bélgica), estima además que en casi el 50 por ciento de los casos las alteracion­es genómicas identifica­das proporcion­aron a los oncólogos informació­n adicional útil para los pacientes. Como, por ejemplo, que sus casos se tengan en cuenta a la hora de reclutar pacientes para ensayos clínicos.

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