La cirugía robótica revoluciona la medicina
La tecnología está cada vez más presente en nuestra vida diaria. Nos levantamos gracias a una aplicación despertador de nuestro smartphone, tenemos asistentes por voz en nuestra casa y utilizamos procedimientos de gestión de procesos e información cada vez más sofisticados en el trabajo. Unos avances que nos ayudan mucho en el día a día y que han revolucionado también el campo de la medicina. Aunque todavía utilizamos procedimientos de cirugía abierta en muchos casos que lo requieren, cada vez tendemos más a la cirugía laparoscópica y a la cirugía robótica. La llegada del robot Da Vinci hace ya más de diez años significó un antes y un después en la forma que teníamos de trabajar en cirugía y, por supuesto, en oncología quirúrgica.
Ahora, la nueva versión del Da Vinci, la Xi, ha llegado para mejorar aún más los procesos de cirugía robótica. Con unos brazos mucho más finos, ligeros y flexibles, esta nueva plataforma nos permite acceder a zonas del cuerpo humano a las que hace unos años nos era completamente imposible acceder. Además, las imágenes que proporciona este nuevo sistema robótico logran una resolución, nitidez y definición mucho mayores que hacen que parezca que no estás viendo al paciente a través de una pantalla, sino que estás allí mismo y que tus brazos son los brazos del propio robot. El sistema es tan preciso que detecta y reproduce incluso un leve movimiento de muñeca, una característica del Da Vinci que además es una ventaja muy considerable frente a la cirugía laparoscópica, cuyos movimientos son mucho más rígidos.
Gracias a esta tecnología, hemos reducido el número de ingresos hospitalarios y hemos logrado que los pacientes tengan una recuperación mucho más rápida tras la intervención. Al realizar solo pequeñas incisiones en la piel, reducimos el número de complicaciones y, sobre todo, la cantidad de infecciones en las heridas que, en pacientes con muchas comorbilidades, pueden llegar a resultar muy problemáticas. Asimismo, la precisión de la cirugía robótica reduce las secuelas de la intervención, como por ejemplo, el número de incontinencias y la disfunción eréctil.
Lo anteriormente expuesto significa que el paciente puede preservar e incluso mejorar su calidad de vida, que al final es el objetivo último que tenemos como profesionales sanitarios dedicados al cuidado de las personas. Y esto es solo el principio. La robótica está evolucionando a pasos agigantados y, de la misma forma que está cambiando nuestra vida diaria, también está modificando los sistemas de detección de enfermedades, los dispositivos de seguimiento y monitorización y, como decía, también los procedimientos quirúrgicos.