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EN CHÚFÁTE SIN CABLES A LA TELE

- A. LORENZO

S e llama Chromecast y es la propuesta de Google para ganar visibilida­d en el negocio de la televisión conectada. El gadget es un conectorHD­MI, que se inserta en cualquier televisorm­oderno, y que permite transferir contenidos multimedia de losmóviles o tabletas hasta el receptor de televisor sin cables de por medio. Todo es inalámbric­o. Agrandes rasgos, para disfrutar del prodigio hace falta disponer de buena conexiónWi­Fi, una toma de corriente eléctrica, descargars­e las aplicacion­es de chromecast en el móvil y tableta y, obviamente, un televisor con una conexión HDMI disponible donde enchufar el cacharro.

La herramient­a resulta idónea para compartir las fotos en familia, en la pantalla grande. Sin embargo, cuando se trata de vídeos, la calidad pierde varios enteros, ya que la señal viaja porWiFi del dispositiv­o móvil hasta la caja tonta. Tampoco resulta recomendab­le proyectar textos, puesto que la latencia convertirá su lectura en una actividad ciertament­e mareante. Pese a las referidas debilidade­s, todo apunta a que las deficienci­as de las versiones iniciales se irán corrigiend­o en los próximosme­ses.

El invento no es nuevo, ni mucho menos. Precedido por una docena de fabricante­s asiáticos, Apple ya creó algo absolutame­nte parecido con suApple TV... eso sí, mucho más caro y voluminoso que la propuesta de Google. El tamaño del Chromecast es similar a la de una llave de memoria USB y su precio ronda los 35 euros. Por el contrario, el equivalent­e de la compañía de la manzana ocupa lo que un libro grueso y se cotiza a 112 euros.

El negocio de Google con esta iniciativa tienemucho que ver con el desarrollo de YouTube o PlayStore y los videoclube­s online. Dicen que en Estados Unidos funciona muy bien con Pandora yNetflix, algo que en España sigue siendo motivo de envidia. Es fácil pensar que el Chromecast ayudará a populariza­r la interrelac­ión entre el televisor y el resto de los dispositiv­os conectados a WiFi en el hogar. Ahora bien, que se olviden del asunto los usuarios que pretendan disfrutar en su televisor de las películas y series almacenada­s en disco duros. Por ahora (y para siempre), el Chromecast sólo admite contenidos en

streaming. Además, salvo que acudan a las tiendas online estadounid­enses -y paguen los correspond­ientes gastos de envío-, los ciudadanos europeos todavía no pueden adquirir este producto en el Viejo Continente. La demora resulta extraña. No se entiende porqué tarda tanto en aterrizar en un mercado especialme­nte entusiasta en uso de smartphone­s y tabletas. Paciencia, amigos.

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