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EL ANILLO QUE LEE
Nos gusta estar atentos a lo que se cuece en los laboratorios y que pretende mejorar la calidad de vida de colectivos minoritarios. Lejos de los grandes lanzamientos de productos de consumo a cargo de las multinacionales del sector, a los que hacemos esta revista también nos gusta fijarnos en esos otros experimentos que, como en este caso, se proponen mejorar el acceso a textos de personas con deficiencia visual.
Según un informe que hizo público el Real Instituto Nacional de Ciegos de Gran Bretaña en 2011, al parecer sólo el 7 por ciento de los libros estaban en ese momento accesibles a personas con discapacidad visual. Esto era debido bien a que estuvieran impresos en letra muy grande, porque contaran con versión sonora o porque hubieran sido impresos con el sistema tradicional de lenguaje Braille para personas ciegas. Lo cierto es que desde el año 2011 hasta la fecha mucho ha llovido en este sentido pues no sólo ha aumentado el proceso de digitalización de libros, sino que también se han incrementado las herramientas y aplicaciones que son capaces de leer textos. Aesos instrumentos se une ahora un prototipo del Media Labs del MIT. Se trata de un curioso anillo que incorpora una cámara y un altavoz. Funciona de la siguiente manera: a medida que vamos pasando el dedo por el texto, una voz aún bastante mejorable -nos dicen que están en ello- se encarga de ir leyendo la palabra que detecta su cámara.
Al estar fabricado con materiales ligeros, no pesa mucho más que un anillo y sólo debemos de tener dos precauciones para que funcione correctamente: que el tamaño de la letra no sea inferior a cuerpo 12 -no lee por lo tanto prospectos médicos o ingredientes de un alimento envasado- y que mantengamos el dedo siguiendo la línea de lectura. Esto último se antoja algo más complicado si pensamos en una persona que no tenga nada de visión. Sin embargo, los artífices del proyecto, los investigadores Roy Shilkrot y Jochen Huber, han pensado en esto: el FingerReader vibra cuando llega al final de la línea y también cuando nos apartamos de la trayectoria hacia abajo o hacia arriba. Este dedo mágico también lee libros en formato electrónico, aunque en ese caso más valdría disponer de un e-reader con pantalla no táctil. Aunque como sus propios desarrolladores indican aún tiene mucho que mejorar, supondría un avance interesante para aquellas personas con discapacidad visual, que con él podrían leer casi cualquier cosa.