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MIRAR LA HORA ES UNA EXCUSA

El ‘AppleWatch’ se deja quereren España con sus virtudes y limitacion­es. La criatura más sexy de la manzana desborda posibilida­des

- ANTONIO LORENZO

Produce una sensación extraña descubrir el AppleWatch por fin abrochado a la muñeca después de meses hablando y escribiend­o casi a ciegas de la criatura. Salvando las distancias, viene a ser como cuando uno viaja por primera vez a ciertas ciudades que ya había admirado virtualmen­te gracias al cine o la televisión. El déjà vu es inevitable.

El reloj deApple hace honor a su adjetivo inteligent­e, pero conviene valorarlo con cautela, como si lo suyo solo fuera un primer acercamien­to. Es un ingenio cargado de talento, pero también de limitacion­es. Apuesto a que la irrupción de Apple en la nueva categoría de producto será de largo recorrido y lo realizado hasta la fecha por el gigante de Cupertino solo es un prometedor aperitivo. Por lo pronto, Apple merece el aplauso al evidenciar que su más joven criatura tiene que adaptarse a los usuarios y no al revés. La tecnología debe facilitar la vida de la forma menos intrusiva y discreta posible, de manera que el centro de

atención de las personas debe encontrars­e en el entorno real de cada cual, no en una pantalla. Con el reloj pegado a la piel, el móvil pierde protagonis­mo. Poco a poco, cada cual aprenderá a gestionar su mensajería sin consultar el smartphone. Realizará funciones que hasta entonces estaban limitadas al móvil y que ahora se pueden resolver con un leve gesto de la corona.

El dispositiv­o deApple, con toda su familia numerosa de referencia­s, llega al mercado con un notable retraso respecto a sus competidor­es. Pero a su favor hay que indicar que introduce novedades que marcarán escuela. Por ejemplo, el hecho de utilizar la corona como elemento de interacció­n es un hallazgo feliz ante la exigua pantalla táctil del equipo. El reconocimi­ento de voz sigue en mantillas, pormucha voluntad que la compañía dedique al asunto. Por ahora, las órdenes orales se atienden de aquella forma, con una eficacia en entredicho por decenas de variables que poco a poco irán depurándos­e. Los usuarios tienen que romper muchas barreras sociales antes de conversar cómodament­e a través del reloj. Algo parecido ocurría entre los usuarios de móviles de finales del siglo pasado, que sentían cierto rubor al hablar por la calle con el dispositiv­o.

Mención especial merece la capacidad de personaliz­ación que brindaAppl­e a través de una familia de tres tipos de relojes, cada uno de ellos con sus particular­es caracterís­ticas, tamaños, acabados y diseños. Por ahora todo son rectangula­res, formato que no siempre se adapta a los gustos tradiciona­les de los amigos de los relojes. En próximas generacion­es resulta fácil adivinar una mayor diversidad de moldes.

El obvio que la batería es el mayor problema del dispositiv­o. No sirve de excusa decir que la gente suele dormir sin el reloj en la muñeca. En ese momento es cuando los usuarios del AppleWatch deben colocar el gadget en su cargador especial. Además, no sirve el cargador del iPhone o iPad, por no hablar de los estándares del resto de la industria. Seguro que los ingenieros de la marca han explorar las posibilida­des de la corona para dar cuerda como se ha hecho durante siglos.

Otro gran hándicap que deberá atenuarApp­le es la dependenci­a del reloj respecto al iPhone. Al no incluir tarjeta nano SIM autónoma, el reloj no funciona sin el smartphone. Esa ecuación ya la ha resuelto Samsung, sacrifican­do parte del diseño en favor de una funcionali­dad que deberá exigirse en siguientes versiones.

Si brillante fue la corona, no lo son menos las correas, cadenas de eslabones o hebillas invisibles gracias a la tecnología magnética. Es conocido queApple exhibe su talento con materiales especialme­nte amables en los complement­os de sus productos. Todo es cómodo, agradable y distinguid­o.

Dicho todo lo anterior, el AppleWatch es un meritorio pequeño de la compañía en su afán por facilitar la vida a las personas con la ayuda de la tecnología. Lo suyo será una revolución tranquila, como lo fueron los iPhones, los iPad o la tienda de aplicacion­es. Tiempo al tiempo y larga vida al recién nacido.

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EE El ajuste de la correa con bordes imantados resultapro­digioso.
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La capacidad de personaliz­ación se multiplica con las correas.

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