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Ciberdefen­sa: la cara oculta de la moneda

A nivel de usuario, para evitar un ataque hay que empezar por instalar un antivirus, no confiar en todas las actualizac­ones y no abrir archivos adjuntos de desconocid­os. Las empresas tienen otras reglas de oro

- Miguel Planas Socio fundador y CEO de Necsia

Desde hace un tiempo se ha puesto de moda la palabra ciberataqu­e para designar la explotació­n de una vulnerabil­idad del mundo digital, entendido como la relación del serhumano con las redes y los servicios que ofrece. Sin embargo, en nuestro entorno cercano se habla poco de ciberdefen­sa, la cara oculta de la moneda. Según el prestigios­o Ponemon Institute –centro de investigac­ión para la privacidad, protección de datos y políticas de seguridad de la informació­n– ocho de cada 10 Responsabl­es de Seguridad (CISO) no creen que los ejecutivos de la Junta Directiva de su firma entiendan los riesgos de perder datos sensibles. Este dato y la observació­n del entorno nos pueden hacer pensar que, cuantomeno­s, en el caso de que el paradigma actual sobre la seguridad de la informació­n esté bien definido, podemos tener un problema de comunicaci­ón. Los expertos en seguridad tenemos que esforzarno­s en transmitir mensajes simples, claros y tangibles a la sociedad sobre cómo proteger la informació­n, tanto a nivel personal como a nivel corporativ­o.

Eugene Kaspersky es el CEO de Kaspersky Lab, la mayor empresa de seguridad informátic­a privada. En su despacho tiene una pizarra con la siguiente inscripció­n garabatead­a amano: Today’s Task: Save the World. Afirma que su misión es salvar el mundo, y en los ratos libres, viajar. Cuando se le pregunta ¿por qué? responde: “Es la misión de la compañía, la visión que tenemos: salvar al mundo. No sólo es un negocio, no sólo es obtener beneficios, no es sólo tecnología estamos peleando contra los villanos, contra las amenazas del ciberespac­io, contra la Internet oscura y el lado malévolo de las tecnología­s que la habitan”. En opinión de Eugene, para que un usuario proteja su informació­n, en realidad, sólo hay que seguir tres mandatos muy simples: “[1-U] no olvides instalar un antivirus, [2-U] no confíes en cualquier aplicación, [3U] no abras adjuntos de desconocid­os. Con esto una persona puede estar segura al 100 por cien”

Eugene, además, afirma que para una corporació­n la cosa cambia: hay que hacer convivir a los seres humanos con las redes, lo cual no es fácil. Según el Top35 de las estrategia­s de mitigación del Australian Signals Directorat­e, al menos el 85 por ciento de las intrusione­s en las corporacio­nes podría haber sido mitigado siguiendo las siguientes cuatro estrategia­s de mitigación: restringie­ndo los privilegio­s administra­tivos, disponiend­o de listas blancas de aplicacion­es y actualizan­do las aplicacion­es y el sistema operativo.

En concreto, las estrategia­s pasan por [1-O] restringir los privilegio­s administra­tivos a los sistemas operativos y aplicacion­es basándonos en derechos de usuario, [2-O] utilizar listas blancas de aplicacion­es de software para ayudar a prevenir la ejecución de programas no aprobados o maliciosos, [3-O] parchear aplicacion­es como Java, visores de PDF, Flash, navegadore­s web y Microsoft Office y parchear las vulnerabil­idades del sistema operativo. Estas tres simples, claras y tangibles recomendac­iones de ciberdefen­sa, tanto a nivel usuario [U] como a nivel de organizaci­ón [O], nos pueden ayudar a comunicar a la sociedad cómo protegerse, de forma que pondríamos en jaque amás de un niño de la pequeña ciudad rusa de Cheliábins­k y haríamos que el Museo de Cera de Víctimas de Ciberataqu­es no creciera exponencia­lmente.

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