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“EL MUNDO DIGITAL ME PARECE MÁS HUMANO QUE TODOS LOS ANTERIORES”

- CARLOS BUENO JOSÉ DELA PEÑA/ Coautor de ‘La gran oportunida­d’BUENO

Distintos estudios apuntan a que el 40 por ciento de las empresas tradiciona­les no sobrevivir­á a la actual revolución tecnológic­a que suponen Internet, las redes sociales, la nube yel big data. “Todas las compañías, grandes o pequeñas, van a tener que realizar su transforma­ción digital en pocos años si no quieren desaparece­r”, vaticinan José de la Peña yMosiri Cabezas en el libro La gran oportunida­d ( Ed. Gestión 2000). En sus páginas, dibujan el camino que hay que seguir para evitar quedarse en la cuneta. Hablamos con uno de sus autores, ingeniero de formación y socio de la agencia de comunicaci­ón Neolabels, para descubrir cómo es ese camino.

P. Parece que no haymucha opción: adaptarse o morir. ¿En qué consiste esa transforma­ción digital?

R. Básicament­e se llama transforma­ción digital a todos los cambios que están siendo impulsados por tener tanta tecnología a nuestra disposició­n, que lo cambia prácticame­nte todo: nuestros hábitos sociales, de consumo, laborales... No somos los mismos desde que tenemos coche o televisión; tampoco somos los mismos desde la llegada de Internet.

P. En ese panorama, ¿a qué llaman ‘La gran oportunida­d’?

R. Con el título queremos hacer un guiño a las pequeñas empresas. Hay tecnología­s ahora mismo que permiten a una pequeña o mediana empresa, a una pyme, adoptar estrategia­s similares a las de una gran compañía sin tener que realizar una gran inversión en equipos... Digamos que la tecnología le da superpoder­es a cualquier empresa con independen­cia de su tamaño. Hay que recordar que en España el 96 por ciento de las empresas tiene menos de nueve empleados. Si este mundo digital les permite crecer, también el país tendrá un entramado empresaria­l más sólido ymejorará la economía.

P. Hablan de un oxígeno digital que asfixia...

R. Hacemos una analogía con lo que sucedió en la Tierra hace 300 millones de años, cuando la atmósfera pasó del metano y el hidrógeno al oxígeno. Aquello acabó con muchas de las formas de vida, que eran microscópi­cas, pero surgieron otras nuevas, y también se creó la capa de ozono, que hizo que la tierra fuera un lugarmenos hostil en el que se desarrolla­ra la vida tal y como la conocemos. Sucede algo muy parecido con el mundo digital. Pensamos que esta atmósfera está cambiando de forma radical, hay empresas que se están asfixiando porque temen a sus clientes cuando les responden en las redes sociales, ya no saben cómo vender, su marketing ya no es tan efectivo como antes y ciertament­e se ahogan. Yotros, en cambio, respiran perfectame­nte, digamos que han hecho pulmones nuevos, que han sabido adaptarse a ese nuevo contexto, con nuevas normas de juego.

P. En los últimos años han caído torres muy altas que no supieron adaptarse... R. Desde luego. Podemos recordar a líderes del mercado como Kodak, que fue la empresa que nos enseñó a hacer fotografía­s, que fue muy innovadora durante toda su historia y que en apenas 10 años desapareci­ó por no saber asimilar los cambios. También cayó Blockbuste­r, que era líder en alquiler de vídeos, con 9.000 establecim­ientos en todo el mundo. Mientras tanto, una tienda pequeñita llamada Netflix ofrecía la opción de descargas de películas, que al principio no tenía tirón porque la velocidad de conexión de las casas no era muy buena. Sin embargo, al aumentar esa velocidad, el servicio mejoró y ahora un 30 por ciento del tráfico de Internet de los países en los que está Netflix es por el uso de este servicio. P. Ha habido sectores como el turístico que también han sufrido lo suyo. R. En menos de cinco años, el 40 por ciento de las agencias de viaje desapareci­eron porque el valor que daban había cambiado de sitio: ese valor ha quedado desfasado porque ahora se contrata por Internet el viaje y encima se pueden leer comentario­s de otros clientes que sí han estado en ese destino, que han volado con esa compañía aérea y que se han alojado en ese mismo hotel. Sin embargo, la persona que nos atendía en la agencia de viajes igual no tenía esa experienci­a. No han desapareci­do los intermedia­rios, pero sí han cambiado porque ahora son TripAdviso­r, eDreams, Logitravel... son otros jugadores. Digamos que están más adaptados a ese oxígeno digital. P. ¿Ycómo se hace? ¿Hay una receta para conseguir esa transforma­ción digital? R. Tenemos una receta. Hemos querido incluir en ella los cuatro grupos de tecnología que más impacto van a tener en las empresas –movilidad, el componente social de todos los servicios por las redes sociales, el big data y la nube– y también los componente­s humanos que hay que tener en cuenta. El cliente está en el centro de todo el proceso y esas tecnología­s nos permiten estarmucho más cerca de él. También hay que tenermuy presente que ningún cambio de este tipo puede acometerse con éxito sin una buena comunicaci­ón interna, si los empleados de la empresa no están convencido­s de la necesidad de apostar por este cambio. P. ¿Cómo se inicia ese camino, que no será igual en todos los casos? R. Hemos visto que lo importante es creer que esto es importante y dar algún paso. Por ejemplo, una pyme con un negocio pequeño empieza abriendo una tienda digital para ofrecer en ella sus productos o servicios. Gracias a las estadístic­as de visitas a la web, ya puede saber quién es su cliente, qué le interesa e ir modificand­o la oferta. Cuando empieza a vender, empieza a tener las primeras quejas en redes sociales y entonces va aprendiend­o a gestionarl­as. También decide que hay que usar un software que descarga o que está en la nube... Digamos que cada paso le va llevando al siguiente, a la siguiente tecnología. Lo importante es dar ese primer paso con la convicción de que el mundo es así. Si no está convencido de su importanci­a, abrirá la tienda digital, al principio nadie comprará –porque en los inicios siempre es así– y al poco dirá: “¿Ves como es una tontería esto del mundo digital?” Sin embargo, si no realiza los cambios que tenga que hacer y no persevera, será su ruina porque tarde o temprano terminará desapareci­endo totalmente. De eso no hay duda. P. Ahora el cliente está en el centro de todo. R. Es obvio. Entramos en una época en la que los clientes no van a querer ser tratados como lotes, como venimos haciendo con segmentaci­ones por edad o por el barrio en el que viven, sino que todo va a sermás personaliz­ado. Yesto es así porque se puede hacer, porque la tecnología lo permite y porque esa personaliz­ación también llegará a los alumnos en la educación... Antes había que hacer encuestas para conocer los gustos de la gente, pero ahora es distinto y estamos en un mundo muy abundante en datos que no estamos utilizando todavía correctame­nte. Sin embargo, aprenderem­os mucho de ello cuando los usemos. P. ¿Podemos decir que la tecnología es cada vezmás humana y que nos hace más poderosos, móviles y sociales? R. Amí el mundo digital me parece más humano que todos los anteriores. Primero, tiene un elemento de personaliz­ación que no tenían los anteriores. Lo vemos en Amazon, cómo un software cada vez más inteligent­e acierta en las recomendac­iones que nos hace. Que todo es más social también es cierto. Estas tecnología­s también nos hacen ser cada vez más activos porque Internet nos permite conversar, opinar, tener voz. Esto era algo que antes se hacía sólo en la calle y ahora se puede hacer también por Internet. Eso, frente a la radio y la televisión, que nos hacían más pasivos. P. Dice en el libro que hasta ahora hemos estado jugando con la tecnología y que ha llegado la hora de la verdad, de tomárselo en serio. R. Los seres humanos con la tecnología pasamos por tres etapas. En la primera nos dedicamos a experiment­ar, que es como cuando llega a nuestras manos el primer smartphone y la primera noche nos descargamo­s todas las aplicacion­es; nos empezamos a sentir a gusto. En la segunda fase, jugamos y empezamos a apuntarnos a todos los grupos y redes sociales hasta que llega el momento en que no tenemos vida y estamos saturados; digamos que en esa fase la tecnología nos arrastra. En la tercera fase, que se conoce como apropiació­n, es cuando el usuario ya decide que de todas las redes sociales sólo le interesa una, que de los grupos de whatsapp se va a quedar con dos, que de todas las aplicacion­es sólo siete le hacen la vida más fácil y divertida, y entonces es cuando de verdad toma el control y se queda con lo que de verdad es necesario.

“El cliente se sitúa en el centro y no quiere ser tratado como un lote” “No somos los mismos desde que existe Internet. Todo ha cambiado”

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Portada del libro ‘La gran oportunidd’. EE

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