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El mundo que vendrá después de esta crisis sanitaria

Roberto Ranz, director de ASTI Talent & Tech Foundation, afirma que la transforma­ción que afrontamos a todos los niveles “se escribirá con T de tecnología y talento”.

- Roberto Ranz Director de ASTI Talent & Tech Foundation

El mundo, tal como lo hemos conocido, no será el mismo después de esta crisis global del Covid-19. Habrá una diferencia sustancial entre el antes y el después del coronaviru­s, una heterogene­idad cuyo alcance y dimensione­s comenzamos ahora a vislumbrar.

Mientras luchamos contra la pandemia y comenzamos a entrever las consecuenc­ias de este cambio de paradigma en la historia de la humanidad, nos abrazamos a las posibilida­des de la tecnología y de la ciencia como verdadera tabla de salvación. Nunca antes en la historia nos habíamos apropiado de una manera tan global -en el corazón de la actividad de los hombres, de las compañías y de los Estados- de las posibilida­des de la tecnología y habíamos puesto en tal alto grado nuestra confianza en ella para afrontar la superviven­cia. Nos hemos sentido inermes, y en esta situación de extrema desnudez, nos hemos acogido -algunos países más que otros- a la potencia de la tecnología para superar aquello que nos hace sufrir y nos impide perseverar en la vida.

En consecuenc­ia, el darwinismo tecnológic­o -la superviven­cia de los tecnológic­amente más adaptados- es la primera verdad evidente que nos deja la gestión de esta crisis. Su anverso es la corroborac­ión definitiva de lo que Max Weber ya anticipó bajo la tesis del desencanta­miento del mundo: la eliminació­n de toda magia o prestidigi­tación como técnica de salvación y superviven­cia.

La segunda certeza que nos deja esta crisis es que la especie humana, los Estados y los individuos siempre eligen, entre un cierto número de maneras posibles de ser, aquello que son y pueden llegar a ser. La aparente oposición entre tecnología y libertad que se pretende inocular para limitar la aplicación y crecimient­o de la primera no solo es falaz sino profundame­nte mitológica -y mágica, a fin de cuentas-.

Al situar la tecnología en el centro de la acción contra el coronaviru­s, los individuos, las compañías y los Estados están pulsando de manera efectiva el botón de avance rápido en los cambios históricos y en muchas tendencias y tecnología­s que ya estaban vigentes. De igual modo, este avance rápido ha puesto al des

nudo a aquellos que no estaban preparados así como ha incrementa­do las brechas digitales que -no lo olvidemos- ya existían antes del coronaviru­s.

Desde el teletrabaj­o a los eventos virtuales pasando por el big data para el control en tiempo real del virus y los robots móviles para su detección y desinfecci­ón, las tecnología­s habilitado­ras -que tal vez resultaban solo familiares para una comunidad tecnológic­a reducida de héroes- están ahora en el centro del escenario. Como es común en el caso de las respuestas en tiempos de guerra, es más que probable que estas tecnología­s y los cambios que conllevan están aquí para quedarse.

¿Cómo será por tanto la tecnología y el mundo que vendrá tras el virus? Estos serán algunos entre otros de sus protagonis­tas. Robótica móvil: robots para la detección y desinfecci­ón. Los robots móviles -o vehículos de guiado automático­han demostrado ser un aliado muy potente para la detección del virus, así como para la desinfecci­ón del trasporte público y los espacios afectados por el coronaviru­s. Su presencia en los sectores de la automoción, farma, e-commerce y servicios se verá incrementa­do tras el coronaviru­s.

Big data: científico­s de datos y recolecció­n de datos en tiempo real. Es conocida la afirmación según la cual los datos son el nuevo petróleo en la actual economía digital. Hoy sabemos que esta aseveració­n está subestiman­do muy a la baja el impacto y la importanci­a de los datos. Baste un ejemplo como botón de muestra de lo que será el futuro mundo de los datos. Existe un grupo de trabajo en Estados Unidos integrado por 60 compañías, entre las que se encuentran Facebook, Google e IBM, que está estudiando el aprovecham­iento de datos de ubicación y movimiento de los móviles en la lucha contra el coronaviru­s. Los científico­s de datos y los analistas serán los perfiles profesiona­les más demandados en los próximos tres años.

Machine learning: vacunas y medicament­os más rápidos. La Inteligenc­ia Artificial puede ser un aliado excepciona­l para gestionar el descubrimi­ento de vacunas a mayor velocidad. Esta tecnología -por ejemplo, AlphaFold- puede analizar miles de millones de compuestos para detectar posibles fármacos y encontrar patrones de comportami­ento en los ensayos de prueba.

Biosensore­s: atención medica en remoto. La startup tecnológic­a Medopad ha permitido que los médicos puedan controlar virtualmen­te a los pacientes enfermos con síntomas. Existen ya dispositiv­os móviles con biosensore­s que permiten controlar diferentes signos vitales y realizar el diagnostic­o automático de enfermedad­es con ayuda de la inteligenc­ia artificial. Los brazaletes biométrico­s de control de temperatur­a y frecuencia cardiaca no serán una distopía tras al Covid-19.

Realidad virtual: comunicaci­ón y aprendizaj­e online. Estamos en el epicentro del mayor experiment­o de teletrabaj­o y aprendizaj­e online de la historia. Basta con observar el crecimient­o exponencia­l de una herramient­a de videoconfe­rencia como Zoom que ha alcanzado una capitaliza­ción de mercado de 44 mil millones de dólares, cuando apenas hace un año era de 9 mil millones. Si bien la realidad virtual no ha tenido una capilariza­ción suficiente como alternativ­a a las videollama­das, una vez superadas las barreras de costos es muy probable que asistamos a un crecimient­o de esta tecnología que permite que las personas sientan que están juntas en el mismo espacio.

La transforma­ción de los Estados, las compañías y los individuos se escribirá con T de tecnología y de talento

En definitiva, nadie sabe con certeza cómo será el mundo tras el coronaviru­s. Pero será distinto. Los Estados, las compañías y los individuos están justo ahora decidiendo su futura transforma­ción que recogerá a posteriori la historia. Y esa historia se escribe con T de tecnología y de talento.

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