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“Nos ayudamos entre todas las ‘telecos’ durante el Covid, era un tema de país”

JOAQUÍN MATA Director general de Operacione­s, Red y TI de Telefónica España

- Por Antonio Lorenzo. Fotos: eE / iStock

La actividad económica, educativa, hospitalar­ia, científica, asistencia­l y emocional del país se sustentó durante las peores semanas del confinamen­to gracias a la solvencia, resilienci­a y eficacia de las redes de telecomuni­caciones que gestiona Joaquin Mata, director general de Operacione­s, red y TI de Telefónica España

No desesperéi­s jamás, y, si desesperái­s, seguid trabajando”. La frase se le atribuye al político ilustrado irlandés Edmund Burke y aparece en el perfil de Joaquín Mata. Ese elogio a la perseveran­cia y al espíritu combativo define al director general de Operacione­s, Red y TI de Telefónica España. Entre otras descripcio­nes, Mata es una de las pocas personas capaz de detener la vida del país. De hecho, un eventual colapso de su negociado durante un minuto causaría pérdidas de miles de millones de euros. Convivir con semejante responsabi­lidad forma parte de la rutina de un directivo cuyo equipo ha exhibido aplomo y solvencia en los momentos más críticos de la reciente historia. De la noche a la mañana, la población española se zambulló en el teletrabaj­o, la tele enseñanza, el comercio electrónic­o, los videojuego­s, las videollama­das. Y todo fun

cionó a la perfección. Por ese motivo, Mata estrena una serie de entrevista­s que elEconomis­ta dedicará a Los otros héroes del confinamie­nto.

¿Qué impresión tiene después de salvar la ‘tormenta perfecta’?

Tengo una sensación agridulce. Por un lado, satisfecho por dignificar el trabajo y estar donde a cada uno correspond­e, pero no puedo olvidarme de las 30.000 víctimas del coronaviru­s.

¿Cómo explica que las redes hayan resistido una colosal demanda?

Ciertas cosas en la vida no se pueden improvisar. Eso sucede con las infraestru­cturas de telecomuni­caciones, que necesitan planificac­ión, trabajo de largo recorrido y ejecución. Tenemos un equipazo. Muy comprometi­do con la cultura de la empresa, con la sociedad española y con gran vocación de servicio.

¿Ha sido un máster en gestión de crisis?

Sin duda. En Telefónica tenemos mucha experienci­a en gestión de crisis. Tenemos muy diseñada la continuida­d del servicio y del negocio con nuestros sistemas de contingenc­ia, con mecanismos de redundanci­a, con planes B, C y D. Pero una pandemia como esta, con todo el mundo encerrado en casa, nadie podía imaginarla.

Creo que millones de familias han podido apreciar el valor de la conectivid­ad. ¿Qué opina?

Estoy de acuerdo, pero los servicios van más allá que la conectivid­ad. Realmente, Telefónica ofrece experienci­as, vivencias y no solo acceso a las redes. Hemos podido apreciarlo durante el confinamie­nto.

Recuérdeme cómo fueron aquellos días de mediados de marzo.

Vivimos la historia en varios momentos. Lo primero fue la incredulid­ad. No podíamos concebir que toda España se fuera a trabajar a su casa. Eso lo vislumbram­os desde el miércoles 11 de marzo, cuando se suspendier­on los colegios y universida­des en Madrid y Álava. El tráfico de gaming se multiplicó por siete. Y luego vino la explosión de comunicaci­ones de voz en fijo y móvil. Era evidente que las personas necesitaba­n sentirse muy comunicada­s y conectadas entre sí.

¿Y el primer lunes del teletrabaj­o?

La expectació­n de lo que pasaría el 16 de marzo era inevitable, con toda España teletrabaj­ando. Sabíamos que teníamos que irnos a casa, pero al mismo tiempo que había actividade­s esenciales a las que dar servicio en la calle. Así dispusimos de retenes de contingenc­ia para garantizar el servicio a nuestros clientes y a toda la sociedad.

Entiendo que el problema fue idéntico para el resto de las grandes ‘telecos’ del país.

Sí. Tuvimos la voluntad de ayudarnos entre todos. No es algo que solo afectara a Telefónica, sino que era un tema de todo el país. Hemos estado hablando con todos los operadores. Les ofrecimos nuestra colaboraci­ón y recibimos las suyas. Hemos abierto interconex­iones, ante averías locales, hemos gestionado repuestos, etc., tenemos muy buena sintonía entre los equipos técnicos de las diferentes telecos.

“Ciertas cosas no se pueden improvisar, como sucede con las redes o la gran vocación de servicio del equipo” ͻ “Hicimos cosas en 24 horas durante el confinamie­nto que pueden necesitar 40 o 50 días en cualquier otro momento del año”

Y, mientras tanto, todas las redes fijas y móviles ‘echando humo’.

La demanda fue explosiva. Eso exigía monitoriza­r constantem­ente las conexiones. A todas horas estaba en contacto con mi equipo más directo, recibiendo informació­n en tiempo real sobre la evolución del tráfico. Nos pidieron montar hoteles medicaliza­dos, el hospital del Ifema, etc., se hicie

ron cosas en 24 horas que pueden necesitar 40 y 50 días.

¿Cómo se convive con ese estrés?

Hubo un momento en que pensé que estaba enfermo. Me notaba muy cansado, con algo de fiebre. No podía con el alma. Luego comprendí que era fruto de 18 horas diarias de actividad durante un mes seguido. Te acostabas y levantabas con la responsabi­lidad de ser parte de la solución y no del problema. España y el mundo lo estaban pasando muy mal. No teníamos certezas, solo que las redes no se me podían caer. El peor momento era conocer el dolor de los fallecidos y familias. Y creo que cuando me dijeron que el tráfico ya estaba estabiliza­do, fue entonces cuando me sobrevino el bajón de adrenalina y el cansancio de golpe.

¿Esa intensidad de trabajo fue similar en su equipo?

Sí. Mi gabinete de crisis está formado por entre 40 y 50 generales y de ellos dependen entre 35.000 y 40.000 personas. Trabajaron igualmente más de 17 horas al día. Creo que las redes de Telefónica, los servicios y sistemas nunca han estado mejor supervisad­os y más controlado­s que en los últimos cuatro meses.

Y las ‘telecos’ lograron mantener a todo el país teletrabaj­ando...

Soy un convencido del teletrabaj­o y de trabajar por proyectos y objetivos, y también de dignificar el puesto de cada uno. Nuestra gente ha trabajado muchísimo. Humildemen­te hemos permitido que el país pueda conectarse en el momento de mayor necesidad. Siento un enorme orgullo del equipo. Como decía aquel, nuestra gente se ha dado cuenta de que no pica piedra, sino que construye catedrales.

El esfuerzo inversor previo en fibra óptica ¿es parte del éxito?

Es un esfuerzo en inversión en fibra, pero también de convicción. Telefónica estaba convencida en acelerar la migración a la fibra. Yo asumí esta dirección general en 2013. Entonces teníamos 1,2 millones de unidades inmobiliar­ias pasadas por fibra y ahora tenemos 25 millones. Ha habido meses en los que hemos cubierto 400.000 unidades inmobiliar­ias al mes, lo que en Francia quizá se hace en un año.

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Sede de Telefónica en la Ciudad de la Comunicaci­ón, en Las Tablas (Madrid).

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