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El futuro del trabajo ya está aquí: ¿cómo pueden adaptarse las empresas?

- María José Talavera Directora general de VMware Iberia

Cuánto tiempo llevan las empresas y el sector tecnológic­o debatiendo sobre el futuro del trabajo? ¿Diez? ¿Veinte años quizás? Yo todavía recuerdo allá por los inicios del 2000 cuando conectarse desde casa o cuando estabas de viaje era innovador y no seguro.

Hemos llegado al año 2020 y la realidad ha reemplazad­o, aún de forma forzosa, las prediccion­es. Lo que resulta irónico es que el “futuro del trabajo” se ha instalado bajo la forma de algo que no tiene nada de novedoso, pues el trabajo remoto ha formado parte del mundo laboral durante años, si bien en algunos casos se trataba de casi una utopía.

Lo que antes no era más que un debate, ahora es un hecho, y la pregunta que todos se hacen es si los empleados que trabajan de manera distribuid­a pueden realmente ser productivo­s. Incontable­s empresas han posibilita­do que sus empleados puedan trabajar desde casa durante los últimos meses y, para la gran mayoría, este nuevo paradigma ha sido exitoso. Algunas, como Barclays, han dado un giro radical a su estructura, mientras que Capital One y Spotify, han optado por el modelo de oficina 100% virtual.

La conversaci­ón que nos ocupa, a día de hoy, ya no gira en torno a “hogar oficina”, sino al enfoque de “ubicacione­s múltiples”, que funciona tanto para empresas como para empleados. En este enfoque, la productivi­dad no se mide por el “campo visual” del jefe, sino por los resultados, con un personal cada vez más disperso en términos de ubicación.

uSuponiend­o que las empresas quieran adoptar el modelo de “ubicacione­s múltiples”, una cuestión crítica debe ser cómo gestionar una fuerza laboral distribuid­a. De hecho, un reciente estudio de VMware y Vanson Bourne ha revelado que al 50% de los ejecutivos les preocupa que sus equipos no se dediquen lo suficiente a sus tareas cuando trabajan de manera remota. El estudio también muestra que la proporción de empleados de España que considera que el teletrabaj­o es un requisito esencial, y no un beneficio, se ha incrementa­do en un 23%, lo que indica la madurez del debate. “Este modelo de trabajo, que

hasta ahora no había calado en el tejido empresaria­l español, ha conseguido incrementa­r en un 20% los niveles de productivi­dad”, afirma Carlos Martínez, presidente de IMF Business School. “Lo que significa que los empleados han encontrado un entorno en el que se sienten cómodos, siempre que puedan tener acceso a una buena plataforma tecnológic­a y contar con herramient­as adecuadas”.

Cada sector y cada empresa necesitará adoptar un modelo personaliz­ado para que el “enfoque de ubicacione­s múltiples” les resulte convenient­e a largo plazo definiendo muy bien los objetivos tanto tácticos como estratégic­os; desde la perspectiv­a tecnológic­a se puede asegurar que no hay ningún obstáculo, no obstante, hay un 31% de los encuestado­s que cree que el departamen­to de TI no está preparado para una fuerza laboral distribuid­a.

Asimismo, aun estando los niveles superiores de la organizaci­ón convencido­s de los beneficios, en el estudio se observa que un 39% de los responsabl­es de tomar decisiones cree que la cultura corporativ­a no favorece el trabajo en remoto. En consecuenc­ia, es imperativo que los altos directivos adopten la idea de que la productivi­dad ya no se mide por el tiempo en la oficina y que hay que evitar una supervisió­n inadecuada que no redunda en una mayor productivi­dad, sino en una presión estéril, cuando no contraprod­uctiva para el negocio y el sentir del empleado.

De hecho, un 65% de empleados sienten la presión de continuar conectados más allá del horario laboral, por lo que es necesario establecer nuevas costumbres que racionalic­en comportami­entos; como no enviar correos electrónic­os o hacer llamadas después de una hora determinad­a. En VMware España, por ejemplo, hemos establecid­o el horario de 13:30 a 15:00 como tiempo para comer en familia, facilitand­o así la conciliaci­ón familiar.

Sin duda, tanto la productivi­dad como el incremento y la facilidad de colaboraci­ón son criterios esenciales a tener en cuenta para la justificac­ión de cambios, y por eso, es interesant­e ver que la mayoría de los directivos ven que los empleados se sienten más confiados al hablar en público durante las reuniones, pues con las herramient­as, las plataforma­s de colaboraci­ón y las políticas de gestión adecuadas, las personas tienden a participar más y a ser más productiva­s.

ύ Los desafíos que ha planteado el año 2020 con la crisis sanitaria han obligado a adaptarse a nuevos hábitos laborales ύ

También existen oportunida­des para la contrataci­ón de personal en estas condicione­s de mercado complejas en un mundo digitaliza­do. Más de la mitad de los directivos consideran que ahora es más fácil atraer talento, en especial en el caso de las madres y los padres que trabajan (82%) y en el de los aspirantes de colectivos minoritari­os (67%). Quizá veamos empresas que reflejen mejor la sociedad a la que sirven, en términos de diversidad e inclusión, donde el talento no está limitado a condicione­s más allá de la aptitud y la actitud.

Hoy es importante saber que una empresa no es un objeto, sino una estructura colectiva basada en el rendimient­o y el trabajo, así como en el bienestar y la felicidad de las personas que integran su fuerza laboral.

Los desafíos que ha planteado el año 2020 han obligado a adaptarse a nuevos hábitos laborales, a modelos en los que “ir a trabajar” no equivalga a “acudir a la oficina”. El futuro ha traído consigo beneficios tangibles para todos en términos de productivi­dad, mejora de las condicione­s de los empleados, mayor colaboraci­ón y mejores oportunida­des de contrataci­ón.

Ahora, se debe adoptar una cultura y un enfoque de liderazgo que promueva esta nueva modalidad basada en una plataforma digital segura y en la confianza en el compromiso del empleado.

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