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El ‘carsharing’ como pieza clave en la movilidad post-Covid

- David Bartolomé Managing director de Share Now en España

No hay aspecto de la sociedad actual que haya escapado de los efectos del Covid. Hemos modificado nuestra forma de trabajar, nuestra forma de relacionar­nos con los demás, y cómo no, nuestra forma de movernos por la ciudad. En general, nos movemos menos, y cuando lo hacemos planificam­os el viaje en torno a un nuevo eje: la seguridad. Mientras que antes los ciudadanos buscaban la ruta más rápida, la menos congestion­ada o el modo de transporte más barato, ahora se plantean cómo llegar a su destino de la forma más segura posible. Esta nueva situación plantea ciertos retos para la movilidad urbana que deben ser tenidos en cuenta en el futuro.

Cuando en marzo el confinamie­nto paralizó la vida, no solo de los españoles, sino de gran parte de la población mundial, se vivió una caída nunca antes vista en la movilidad urbana. Pese al gran impacto económico que esta situación ha causado, podemos subrayar una consecuenc­ia positiva de la cuarentena: en el momento álgido del confinamie­nto, a principios de abril de 2020, las emisiones mundiales diarias de CO2 de origen fósil llegaron a disminuir un 17% con respecto a 2019, según el informe United in Science 2020 presentado por la ONU.

Con la reincorpor­ación al trabajo tras los meses estivales y la reactivaci­ón progresiva de la movilidad urbana, es importante que las institucio­nes públicas promuevan formas de transporte que sean a la vez sostenible­s y seguras. Es previsible que conforme decaigan las restriccio­nes y vayamos retomando el trabajo presencial, la movilidad urbana aumente en consonanci­a.

Por ello, el vehículo privado, será menos útil para esas personas, y el estímulo que supone la accesibili­dad a servicios de carsharing puede ser la última razón que anime a estas personas a completar su transición hacia una movilidad más sostenible compuesta de transporte público más carsharing.

Los cambios ya están siendo evidentes. Por ejemplo, el Gremio de Comerciant­es de Bicicletas de Cataluña ha recogido un incremento del 30% desde el final del confinamie­nto. Con la reincorpor­ación al trabajo presencial o semipresen­cial tras el verano, volvieron a ser habituales las imágenes de metros y autobuses

con gran cantidad de viajeros, con lo que muchos ciudadanos encontraro­n en la bicicleta un medio de transporte sostenible, barato y seguro. Sin embargo, no todo el mundo opta por utilizar la bicicleta cuando hace mal tiempo o para distancias más largas y, por lo tanto, necesita un medio de transporte más cómodo que siga combinando la flexibilid­ad con la individual­idad, como el uso compartido del coche.

El transporte público ha sido una víctima de la pandemia y un gran número de usuarios de transporte público optaron por cambiar al coche. Es aquí donde el carsharing juega un papel fundamenta­l para ofrecer a los usuarios una manera sostenible, cómoda, segura y fiable de moverse por la ciudad. Los operadores de carsharing sufrimos de primera mano, como otros muchos sectores de la economía española, los efectos de la pandemia.

Pese a que intentamos mantener nuestros coches en la calle el máximo tiempo posible para dar servicio a los trabajador­es esenciales que deberán continuar acudiendo a su puesto de trabajo, finalmente nos vimos obligados a parar la actividad por completo. Cuando en el mes de junio pudimos retomar nuestra actividad, lo hicimos acordando unas medidas y protocolos de higiene y seguridad que permitiera­n a los conductore­s madrileños recuperar la confianza en nuestro servicio, para así poder contar con el carsharing para sus desplazami­entos por la ciudad. El resultado es muy positivo, ya que los vehículos están aún más limpios que antes, y el usuario nos ha dado su confianza.

Esta buena acogida se refleja en nuestras cifras, ya que el número de alquileres, por ejemplo, aumentó en octubre en un 56% en comparació­n con la mitad de este año. Un aumento similar se puede observar en la distancia, así como la duración de los alquileres durante este tiempo: los kilómetros recorridos aumentaron un 46%, la duración total un 52%.

En los últimos meses también hemos visto pasos muy positivos por parte de la administra­ción pública de cara al respaldo e impulso de la movilidad compartida. Por un lado, la DGT ha incluido los coches compartido­s en el Registro de Vehículos, otorgándol­es un distintivo propio y reconocién­dolos como pieza clave de la movilidad urbana. Y, por otro lado, el Ayuntamien­to de Madrid ha inaugurado diversos puntos de parking exclusivos para coches compartido­s en nudos estratégic­os de movilidad, lo que facilita la intermodal­idad y permite a los usuarios elegir la modalidad de transporte más ventajosa para cada momento.

Por último, la Comunidad de Madrid, en su esfuerzo por impulsar la movilidad eléctrica, subvencion­ará la compra de vehículos eléctricos y también ha anunciado ayudas para que los ciudadanos que achatarren un vehículo de más de diez años de antigüedad puedan acceder a un bono de 1.250€ a utilizar en servicios de carsharing.

Estas medidas suponen, tanto a nivel nacional como local, un importante respaldo del vehículo compartido frente al privado y plantean un escenario prometedor para la integració­n del carsharing como el componente central de la movilidad sostenible en las ciudades. Además, unidas a los cambios de hábitos y costumbres tras la pandemia, supone una oportunida­d para realizar un verdadero cambio hacia la sostenibil­idad, la mejora de la calidad del aire en las ciudades y la electrific­ación del transporte.

ύ El transporte público ha sido una víctima de la pandemia y un gran número de usuarios lo ha cambiado por el coche ύ

En este momento clave para el cambio, los operadores de carsharing debemos continuar trabajando para ofrecer productos y servicios que den respuesta a las nuevas necesidade­s de los usuarios y que, al mismo tiempo, permitan que nuestras ciudades sean espacios de convivenci­a e integració­n.

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