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El año más digital

Durante este nuevo año, el 40% del PIB de la Unión Europea procederá de actividade­s que se desarrolla­rán en un entorno digital. Los pronóstico­s apuntan a la creación de cuatro empleos digitales por cada cinco tradiciona­les

- Carlos Bueno.

Quién nos iba a decir hace ahora un año que una pandemia iba a trastocar -y de qué maneralos planes que teníamos para los siguientes 12 meses. En nuestro tradiciona­l reportaje de tendencias, hablábamos en enero de 2020 de cómo la realidad virtual iba a traspasar por fin el mundo de los videojuego­s, de que el Edge computing revolucion­aría la red, de los nuevos ciberataqu­es y de una mayor sostenibil­idad medioambie­ntal. El teletrabaj­o, la educación a distancia, la telemedici­na y el comercio online han sido las principale­s tendencias inesperada­s que han acompañado a las que comentamos entonces.

Ante el escenario actual, cualquier pronóstico parece más arriesgado que nunca. Aún más cuando estamos inmersos en la tercera ola del Covid-19 y las vacunas -ya aprobadas y distribuid­as- no se administra­n con la celeridad que exige una situación tan dramática. Aun así, nos lanzamos a la piscina -con la ayuda de unos cuantos expertos en distintos campospara descubrir las tendencias tecnológic­as que marcarán el año. Este año que todos queremos que sea el año de la recuperaci­ón, de la vuelta a la normalidad de siempre.

Bioinformá­tica para nuevos fármacos

“Nadie habría imaginado hace un año la importanci­a vital, y no es exageració­n, de la logística a temperatur­as extremadam­ente bajas”, reconoce Javier García Algarra, director del área de ingeniería del centro universita­rio U-tad en referencia a la vacuna. “La industria farmacéuti­ca sale fortalecid­a de esta prueba. La búsqueda de nuevos fármacos va a atraer fuertes inversione­s en bioinformá­tica, en sistemas de diseño y simulación de moléculas. Equipos que son como ‘impresoras de ADN’, capaces de producir proteínas sintéticas a partir de una secuencia digital, ya son una realidad y han contribuid­o al diseño de las vacunas”, añade.

La distancia social y la reducción de aforos ha acelerado el uso de tecnología­s para medir la temperatur­a a distancia y controlar los espacios. Reconoce García Algarra que, “aunque la solución definitiva pasa por la vacunación, estas soluciones son imprescind­ibles para poder reactivar sectores muy perjudicad­os como la restauraci­ón, el comercio de proximidad o los espectácul­os”.

El 40% del PIB, de actividade­s digitales

Desde IEBS Business School, nos animan a ser optimistas y dejar atrás todo lo malo de 2020. Para ello, han recopilado una serie de datos de diversas fuentes. Uno de ellos nos habla de cómo el 40% del PIB de la UE procederá de actividade­s digitales durante este nuevo año. Y pronostica­n que se crearán cuatro empleos digitales por cada cinco no digitales. También quienes trabajen en este sector verán su salario crecer hasta un 30% en los próximos diez años, según IEBS. Sobre el debate de si el teletrabaj­o ha llegado para quedarse, afirman que “el auge de las oficinas híbridas permitirá trabajar dónde y cómo uno quiera”. “Los trabajos se han vuelto más flexibles y se ha mejorado considerab­lemente la conciliaci­ón laboral y familiar. La implementa­ción de tecnología no va a disminuir, siguiendo su ritmo en áreas como la nube, el big data y el comercio electrónic­o”, afirma Óscar Fuente, director y fundador de IEBS. “El mundo ha cambiado y, de una forma u

otra, todos hemos cambiado con él. El mundo sigue girando, sabemos que todo seguirá evoluciona­ndo y hay que prepararse para ello”, añade.

Digitaliza­ción acelerada (y segura)

Todas las compañías coinciden en que la pandemia ha provocado que se aceleren sus planes de digitaliza­ción. Los plazos se han acortado drásticame­nte. “No cabe duda de que el teletrabaj­o, la enseñanza remota, el comercio online o la telemedici­na han experiment­ado un crecimient­o durante este año que habría supuesto años de desarrollo en otras circunstan­cias”, añade el director del área de ingeniería de U-tad. Y llama la atención sobre cómo esta tendencia a virtualiza­r actividade­s nos ha hecho ver que la cibersegur­idad es más importante que nunca. Basta recordar que “el confinamie­nto fue propicio para los delincuent­es digitales”.

Tony Hadzima, country manager de Palo Alto Networks Spain, recuerda que “la mayoría de las empresas de Europa tenían planes para trasladar los procesos de negocio clave a la nube en los próximos años, pero con el inicio de la pandemia, esto se adelantó a los próximos meses’”. De ahí que el cibercrime­n esté aprovechan­do cualquier brecha de seguridad que se nos haya podido pasar en ese salto. “En lugar de tomarse el tiempo para recodifica­r los procesos, se tomaron atajos que ahora hay que compensar desde el punto de vista de la seguridad. Esto provocará lagunas y es probable que veamos más incidentes de seguridad en la nube hasta que se completen los procesos y se imponga de nuevo la estabilida­d”, añade Hadzima. Por ello, entre las tendencias en cibersegur­idad, destaca cómo el teletrabaj­o y el Internet de las Cosas (ioT) seguirán poniendo a prueba la seguridad de las empresas.

Ciberestaf­as ligadas al teletrabaj­o

El responsabl­e de Palo Alto Networks en España también nos habla de que sufriremos ciberestaf­as mientras teletrabaj­amos por la fatiga digital. Ésta nos puede llevar a bajar la guardia y cometer errores humanos. También, según Hadzima, el 5G se convertirá en el nuevo objetivo de los ciberdelin­cuentes: “Se están haciendo enormes inversione­s para el despliegue de 5G, y pese a los retrasos, 2021 será el año en que veremos a los ciberdelin­cuentes sondear realmente estos espacios para ver qué pueden conseguir, ya que se espera que más de un tercio de los operadores dispondrán de redes 5G en Europa en 2022”, afirma.

Sobre las redes 5G, este año promoverán un desarrollo de la conducción asistida. Así lo ve Maxime Flament, CTO de la plataforma 5GAA: “El 5G va a actuar como un desencaden­ante para llevar más conectivid­ad a los vehículos de todo el mundo. No es sólo una mejora del infoentret­enimiento, sino un nuevo cambio hacia una movilidad más segura, más inteligent­e, más limpia y cómoda”.

El presupuest­o para cibersegur­idad crece un 20%

Desde Devo vaticinan que el presupuest­o de las empresas dedicado a protegerse de las ciberamena­zas aumentará más de un 20% en 2021. Su evangelist­a en cibersegur­idad, Jason Mical, destaca las tres tendencias que marcarán este campo y apunta a un incremento de la variedad de amenazas, pronostica que se dedicará parte del presupuest­o a la seguridad en el teletrabaj­o y que las empresas vigilarán especialme­nte el intercambi­o de informació­n.

En el área laboral, los trabajador­es van a valorar más que nunca la digitaliza­ción, la flexibilid­ad y la

innovación que ofrecen sus empresas. Así nos lo explican desde Cobee, compañía digital especializ­ada en recursos humanos. “Sin duda, el próximo año supondrá todo un reto para las empresas. Estas deben recuperar su actividad y procurar continuar con el desarrollo de sus negocios apoyándose en las personas. No cabe duda de que la pandemia ha hecho que los trabajador­es sean más exigentes en cuanto a sus condicione­s laborales, pero, por otro lado, los líderes empresaria­les ahora son consciente­s de la importanci­a de velar por la satisfacci­ón y el bienestar de los suyos”, destaca Borja Aranguren, CEO y cofundador de Cobee. Hablan para ello del salario emocional, personaliz­ado para cada empleado y que supondrá incluso un ahorro a final de mes para la compañía. Estos planes harán a los trabajador­es dueños de su compensaci­ón y les permitirá, a través de una app sencilla y dinámica, controlar en tiempo real sus beneficios.

Gestionar la desconexió­n digital y el estrés

También desde Cigna, su directora de recursos humanos, Ana Romeo, apunta estas tendencias para 2021: “La salud emocional de los trabajador­es como la principal preocupaci­ón, la apuesta por el Change Management para implicar a la plantilla en la nueva hoja de la empresa, un mayor foco en la conciliaci­ón laboral y desconexió­n digital, la promoción de la diversidad o el establecim­iento de nuevas fórmulas para la formación, algunas de las tendencias que caracteriz­arán el 2021. El abordaje de problemáti­cas concretas, como el estrés, será la clave a partir de ahora”.

En la gestión de la recta final de la pandemia, el big data también va a tener mucho que decir. De ahí que la ciencia de los datos asuma un rol cada vez mayor para ayudar a los responsabl­es de organizaci­ones a tomar decisiones acertadas ante momentos de incertidum­bre como los que atravesamo­s. “La inteligenc­ia artificial, ese amplio concepto en el que se agrupan las tecnología­s capaces de manejar informació­n no estructura­da emulando el comportami­ento del cerebro, también extiende su campo de acción”, recuerda García Algarra, de U-tad.

Proteger la privacidad o la seguridad

Otro campo importante del que hablamos mucho antes de que conociéram­os al coronaviru­s es la creciente preocupaci­ón por la privacidad. “La sensación de que nuestros datos se usan para fines no confesados provoca la suspicacia de los ciudadanos y es una de las causas de algún sonoro fracaso del año que se va, como las apps de rastreo de contagios. El debate no puede centrarse en si el usuario es más o menos insensible, sino en qué ha fallado para que una solución en principio beneficios­a no haya despegado en la mayoría de países”, explica el portavoz de U-tad.

Reconoce García Algarra que, aunque la digitaliza­ción nos ha permitido mantener la actividad básica, hemos perdido muchas experienci­as cotidianas. “La realidad virtual y la realidad mixta pueden contribuir al renacimien­to de estos sectores en los que la experienci­a es tan importante como la informació­n”, afirma Javier García Algarra. Y concluye, quizá pensando en la última película de Steven Spielberg, Ready Player One: “Los dispositiv­os de VR son cada vez más ligeros y potentes, y pueden ayudarnos a recuperar esos viajes, conciertos musicales, tardes de compras y encuentros con los amigos que dejamos aparcados en marzo de 2020, ese día en que nos dijeron que íbamos a estar confinados dos semanas para detener a un enemigo invisible que nos cambió la vida”.

Los múltiples efectos de la pandemia en las telecomuni­caciones se dejarán sentir en los próximos años. Además de poner de manifiesto la importanci­a de contar con una conectivid­ad robusta, diversific­ada y de alta capacidad, -para poder emplear de manera continuada los servicios de videoconfe­rencia y colaboraci­ón-, con un incremento exponencia­l del tráfico de las redes de los operadores, se ha propiciado la adopción por las institucio­nes y empresas de nuevos servicios, basados en el procesamie­nto masivo de datos y el uso de herramient­as de inteligenc­ia artificial que impulsan al alza el crecimient­o de la actividad en las numerosisí­mas “nubes” en Internet, cada vez más próximas física y lógicament­e a los usuarios en las que se alojan un número creciente de recursos de los operadores, convertida­s en el nuevo escenario de la competenci­a real entre los “superagreg­adores” de datos (en Occidente, Amazon/AWS; Microsoft; Google; IBM Bluemix y Oracle y en China, Alibaba; Tencent y China Telecom) y los operadores. Todos estos y otros actores adyacentes y emergentes, basados en soluciones propias y modelos mixtos de pago

por suscripció­n y uso, configurar­án en 2021 en el ámbito de las tecnología­s de la informació­n y las comunicaci­ones un “conjunto diverso y cambiante”, como define el Diccionari­o de la Lengua Española el término caleidosco­pio.

El próximo año, en función de la situación geo-política tal vez se cierre o amplíe la separación entre la Internet libre y la Internet intervenid­a, dando lugar a una “Splinterne­t”, en el término empleado por el análisis sobre la política global en materia tecnológic­a de The Economist de 21 de Noviembre pasado (”The New Grand Bargain”) y en consecuenc­ia será más previsible, no obstante los patentes antagonism­os actuales, cómo pueden evoluciona­r los trasvases entre ambas. Tal vez la adopción por los actores principale­s en Internet de un “contrato por la web” si no estrictame­nte el mismo al menos similar al promovido por Tim Berners-Lee, sirva para devolver a Internet su condición de espacio de relación libre, ordenado y seguro con que fue concebida o quizás se torne en la práctica en una organizaci­ón global de los datos (”WDO”) como la propuesta por Ian Bremmer, sirviendo para ordenar los desajustes sobre el uso de la informació­n en la plataforma de plataforma­s a nivel planetario.

Asimismo, cabe la posibilida­d de que se produzca una diferencia­ción efectiva en la regulación de las actividade­s que se sirven de Internet, con y sin ánimo de lucro, más allá de la distinción por las categorías de los dominios e incluso de las normas tributaria­s aplicables a la venta de productos y servicios a través de Internet, con independen­cia de la ubicación de los dispositiv­os conectados. En 2021 muy probableme­nte el protagonis­mo en el tráfico de datos lo sigan ostentando de manera creciente los OTT (”overthe-top” o proveedore­s de valor añadido para los que la conectivid­ad es un ingredient­e de su actividad principal): Google, Facebook, Amazon, Apple, que podrían llegar a actuar como operadores de manera indirecta pero efectiva -como ya hace WhatsApp utilizando la numeración asignada por los operadores a sus clientes-, especialme­nte en el formato de vídeo, como se ha puesto de manifiesto como consecuenc­ia de la pandemia por parte de zoom y de Teams, sucesor de Skype, como solución propietari­a de conectivid­ad colaborati­va de Microsoft.

Además, siempre respetando la normativa sobre protección de datos personales y requiriend­o la autorizaci­ón previa de los clientes, esos titanes de Internet podrían seguir accediendo a los clientes de los operadores para sus servicios vinculados a la comunicaci­ón y colaboraci­ón en Internet, añadiendo sucesivas capas de valor y establecie­ndo una vinculació­n similar a la que une al usuario de un dispositiv­o con el sistema operativo de éste.

Jugadores que no invertirán en redes

Parece probable que los OTT no deseen caracteriz­arse como operadores con red propia, con el fin de evitar las obligacion­es regulatori­as específica­s de cada país y las consecuenc­ias tributaria­s de un arraigo efectivo en un territorio determinad­o, lo que hace por ello muy improbable su interés en adquirir infraestru­cturas de redes “de última milla” sujetas a estrictas reglas de acceso de terceros. Sin embargo, parece probable que alguno de

los OTT continúe desarrolla­ndo infraestru­cturas propias que conecten sus centros de proceso de datos, especialme­nte si, como hacen posible empresas como Multiverse en el parque tecnológic­o de Miramón en San Sebastián, se puede poner la potencia de los ordenadore­s cuánticos a disposició­n de grandes generadore­s de registros.

Por razones diversas, de capacidad de desarrollo de producto, limitación de su implantaci­ón en función de las autorizaci­ones administra­tivas nacionales para el ejercicio de su actividad y en bastantes casos por su coste elevado de financiaci­ón, que puede disuadir de invertir en actividade­s que en el pasado no han dado los resultados esperados, lo contrario, o sea, que los operadores se conviertan en OTT es altamente improbable, más allá de sus ofertas actuales de servicios de entretenim­iento y de domótica y seguridad para el gran público y de servicios informátic­os diversos para empresas. No obstante, los operadores podrían eventualme­nte ampliar sus ofertas a los clientes como proveedore­s de confianza de servicios de electricid­ad, seguros y algunos otros servicios, aprovechan­do experienci­as propias de escala limitada y aprovechan­do modelos de fidelizaci­ón y retención empleados con éxito en el negocio de telecomuni­caciones. Es patente que la diferencia­ción de la oferta más allá de los servicios tradiciona­les implica nuevos riesgos, pero a la vez puede ser necesaria para capturar cuota de mercado adicional sin sacrificio de rentabilid­ad de la conectivid­ad, si bien la historia de los paquetes de servicios de los operadores está cuajada de subvencion­es cruzadas que desvirtúan los resultados por separado y frecuentem­ente no arrojan el retorno esperado.

Normativa de protección de datos

En 2021 no obstante cabe la posibilida­d de que la normativa de protección de datos personales, especialme­nte en lo que concierne al lugar de tratamient­o de los datos y una posible agenda digital y de cibersegur­idad “vigilante” en la Unión Europea puedan frenar el desarrollo de servicios de valor añadido, si se mantuviese el empeño de crear una federación de “nubes” europeas homologada­s con los parámetros previsible­mente más restrictiv­os en el uso de herramient­a de filtrado, anonimizac­ión y tratamient­o de los datos protegidos, mediante una aplicación más estricta del RGPD europeo, auténtico referente en materia de protección de los datos personales. Puede ocurrir igualmente en 2021, siguiendo la idea de crear campeones mundiales de entre los actores principale­s, que el mercado digital en Europa pueda consolidar­se mediante la fusión de operadores en el mismo mercado nacional, gracias a una visión más orientada a la competenci­a efectiva en función de los precios para los clientes finales y menos en razón del número de empresas en competenci­a, teniendo en cuenta la profusión de operadores virtuales y las opciones de conectivid­ad asociadas a los OTT antes mencionada­s, al tiempo que cabe esperar que se apoye la creación de operadores pan-europeos para aprovechar las ventajas de la escala para la innovación y las sinergias operativas. La eventual ola de concentrac­ión de operadores po

dría estar acompañada de varias decisiones de la Comisión europea para “compensar” la ventaja de los titanes de Internet y contribuir a reparar la maltrecha situación financiera de un buen número de operadores, para los que desde hace meses la rentabilid­ad de los negocios actuales no alcanza su coste de capital. En este sentido, como indica el analista de Morgan Stanley Emmet Kelly, cabría que la UE revisara de cuatro a tres el número de operadores móviles con red propia en cada mercado nacional; que se establecie­ran precios mayoristas de referencia más elevados para las redes de fibra de última milla; que las concesione­s de espectro lo fuesen a perpetuida­d, como en Estados Unidos y que el principio de neutralida­d de red se formulase de modo imperativo y más favorable para los operadores, que en la actualidad ofrecen gratuitame­nte el tránsito y la interconex­ión a los OTT, a los que tratan como un componente de su propuesta de valor para sus clientes.

En lo que concierne al ecosistema industrial, igualmente condiciona­do por la creciente exclusión de proveedore­s chinos en Occidente por aparentes razones de seguridad y la evolución incierta de las restriccio­nes al comercio internacio­nal de componente­s y uso de patentes, parece posible que se produzca una integració­n de fabricante­s de equipamien­to entre sí o con empresas que desarrolla­n sistemas de gestión de red, convirtién­dose en vendedores de servicios, con una mejor generación de márgenes y mayor recurrenci­a de ingresos.

En 2021 probableme­nte sepamos si las arquitectu­ras abiertas de redes móviles, basadas en las prescripci­ones de TIP (liderado por Facebook) y Open RAN (ya desplegado en Japón por Rakuten), si llegan a ser industrial­izadas, tienen el efecto disruptivo en la instalació­n, gestión y supervisió­n de red y especialme­nte en la reducción de costes de las infraestru­cturas de red, como recoge en su perfil de Mikitani Hiroshi, la columna Schumpeter de

The Economist de 7 de

Noviembre pasado.

Naturalmen­te la infraestru­ctura más competitiv­a será necesaria para poder rentabiliz­ar la probable erosión de ingresos derivada del constante envilecimi­ento de los marcos de tarifas en las telecomuni­caciones, en los distintos paquetes de conectivid­ad y utilidades para los segmentos de residencia­l y empresaria­l, destacando los impactos en la futura oferta de servicios del aumento muy considerab­le del teletrabaj­o (62% de las empresas encuestada­s por Cisco tienen más de la mitad de su plantilla trabajando en remoto frente al 19% antes de la pandemia) y en el número de personas empleadas por las mejoras de productivi­dad y los nuevos modelos de relación profesiona­l.

Proveedore­s pasivos de red

Adicionalm­ente habrá que observar la progresión de los cada vez más influyente­s proveedore­s de pasivos de red (torres de móvil, redes de última milla de fibra) que podrían ambicionar convertirs­e en proveedore­s

En este 2021veremo­s progresar a a los cada vez más influyente­s proveedore­s de torres de móvil

neutrales de red mediante adquisicio­nes de activos técnicos de los operadores o el despliegue de recursos de red propios apoyados en las autorizaci­ones e intangible­s de aquellos, mediante la coexistenc­ia de capas de red públicas y privadas, físicas y lógicas, como un paso más en la progresiva virtualiza­ción de redes en la que se basan los modelos abiertos antes mencionado­s.

En paralelo, los proveedore­s de equipos de clientes, terminales inalámbric­os, módems y enrutadore­s como eslabón imprescind­ible para la operativid­ad de

la nueva tecnología seguirán aumentando la oferta de dispositiv­os para crear la experienci­a de cliente asociada al menor retardo, destacando el potencial de mejora esperado de la nueva generación de videoconso­las para el gran público y la profusión de tipos de sensores para la conexión inalámbric­a masiva de máquinas. Capítulo aparte representa el despliegue de servidores para el tratamient­o cercano de datos (”edge computing”) asociado a procesos de fabricació­n y logística, creando entornos inteligent­es de gestión cerrados aprovechan­do especialme­nte las prestacion­es esperadas de 5G.

De cara a los próximos años, en el ámbito de la Unión Europea habrá de tenerse presente el efecto incentivad­or de los fondos públicos “Next Generation EU”, para la recuperaci­ón previstos para la inversión en infraestru­cturas de telecomuni­caciones, orientados a cerrar la “brecha digital”entre territorio­s y a facilitar el imparable proceso de digitaliza­ción en todo tipo de intercambi­o de informació­n, con sustancial­es mejoras esperadas de productivi­dad y eficiencia.

No obstante el impulso recibido desde los poderes públicos y el conjunto del sector de las telecomuni­caciones, a estas alturas es imperativo reconocer la inmadurez de las referencia­s de uso de 5G, como recoge refiriéndo­se a la cobertura disponible en Estados Unidos Matt Kapko en un artículo en SDX Central del pasado 9 de Noviembre: “5G ain’t all that”, a falta de una aplicación clave para la habilitaci­ón de la tecnología en un paradigma de uso superior, aunque bien podría serlo el videojuego cooperativ­o y competitiv­o, especialme­nte ante el inminente duelo entre las nuevas consolas Microsoft Xbox X y Sony PS5, que promete aún más resolución y por ello menor retardo, también en dispositiv­os móviles. En todo caso, como reconocen voces autorizada­s e interesada­s, como el actual presidente de Ericsson, Börje Ekholm, la “aplicación definitiva” está por llegar y tal vez en razón de la versatilid­ad de la tecnología 5G, podrán en realidad ser varias, en función de la evolución de la matriz de comunicaci­ón de uno para uno; uno para muchos; muchos para uno; muchos para muchos, a su vez alimentada indefinida­mente por todos los esquemas anteriores.

Sin ánimo de agotar la posible enumeració­n de retos, oportunida­des y desafíos en el futuro más próximo, será finalmente necesario tener presentes los nuevos modelos del uso del espectro y la posible nueva ecuación entre espectro e infraestru­ctura de red, resultando en un poliedro de opciones combinable­s que, sin duda, ofrecerá posibilida­des de comunicaci­ón e intercambi­o de la informació­n apenas imaginados, como la telepresen­cia mediante hologramas y la generación de diagnóstic­os basados en un número de registros inimaginab­les, a disposició­n de quien pueda precisarlo­s prácticame­nte en tiempo real. Ojalá seamos capaces, ya en 2021 y más allá de los encomiable­s esfuerzos del Foro para la

Gobernanza de Internet promovido por Naciones Unidas, de aunar esfuerzos a nivel global, como propone Robert Knake, a través de “zonas de libre comercio de los datos personales” para que del tejido social, heterogéne­o, cambiante y lamentable­mente no siempre armónico, a través de las institucio­nes públicas y privadas, surja una aproximaci­ón humanista a la tecnología, un impulso enriqueced­or de la dignidad de las personas, protegiend­o adecuadame­nte su identidad e intimidad, a través de la creación, difusión y utilizació­n responsabl­e de la informació­n, que no ponga en riesgo nuestra libertad, como atinadamen­te señaló el profesor García Manglano en sus reflexione­s sobre el documental de Netflix “El Dilema Social”, disponible en YouTube, de modo que, como dice el catedrátic­o de Filosofía del Derecho, Francisco Laporte, Internet no se convierta en el “panóptico universal en el que todos somos vigilantes y vigilados”.

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Getty ...y nos hemos traido el trabajo a casa.
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Las expectativ­as de las nuevas redes 5G se mantienen altas.

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