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Los ETS del mar elevarán la factura en 7.900 millones de euros anuales
El Reglamento Fuel EU Marítimo podría generar un impacto económico anual equivalente a una media de unos 115.000 euros por buque.
La inclusión del transporte marítimo en el EU ETS, a partir del 1 de enero de 2024, y la implementación del Reglamento Fuel EU Marítimo, que fija objetivos mínimos de uso de combustibles menos intensivos en carbono a partir del 1 de enero de 2025, representan dos pilares fundamentales en la estrategia de la UE para 0 las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del sector marítimo. Estas medidas forman parte del paquete legislativo Fit for 55, introducido por la Comisión Europea en julio de 2021, con el objetivo de reducir las emisiones de GEI en al menos un 55% para 2030, en comparación con los niveles de 1990.
El Coste de la Transición
La aplicación de estas directivas impone una serie de obligaciones económicas significativas para los operadores marítimos. Se estima que el impacto económico anual de la Directiva ETS podría ascender a unos 7.900 millones de euros, lo que se traduce en una media de 600.000 euros por buque, según datos de ANAVE. Este costo podría incluso triplicarse para los buques que operen exclusivamente dentro de la UE.
Por otro lado, el Reglamento Fuel EU Marítimo podría generar un impacto económico anual de 1.500 millones de euros en su primer quinquenio de aplicación, equivalente a una media de unos 115.000 euros por buque. Esta cifra podría igualmente triplicarse a partir de 2030, dependiendo de la disponibilidad y el coste de los combustibles renovables.
La transición hacia la descarbonización del sector marítimo europeo presenta no solo desafíos económicos sino también técnicos y operativos. La implementación de estas medidas requerirá inversiones significativas en tecnología limpia, así como en la infraestructura portuaria, para permitir el uso de fuentes de energía alternativas y la conexión a la red eléctrica terrestre por parte de los buques portacontenedores y de pasaje.
Además, estas normativas ponen de relieve la necesidad de un enfoque coordinado a nivel global, dada la naturaleza internacional del transporte marítimo. ANAVE subraya la importancia de trabajar por un acuerdo en la Organización Marítima Internacional (OMI) para establecer un marco regulatorio global que permita una reducción más efectiva de las emisiones y mantenga la competitividad del sector.
La descarbonización del transporte marítimo es un elemento crucial en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, este proceso implica considerables desafíos económicos y operativos para el sector. La colaboración entre gobiernos, la industria marítima y otros stakeholders será fundamental para superar estos obstáculos y asegurar una transición justa y efectiva hacia un sector marítimo más limpio y sostenible.
La versatilidad de los biocombustibles, capaces de utilizarse en la flota existente sin mayores modificaciones, los posiciona como una solución inmediata para la reducción de carbono. Esta adaptabilidad resulta ser un atractivo considerable para los armadores, quienes buscan cumplir con las exigencias ambientales sin grandes inversiones iniciales. La producción global de biocombustibles sostenibles actualmente se estima en 11 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep) anuales, con proyecciones que sugieren un aumento hasta 23 Mtep para el año 2026. Para el 2050, se anticipa que la disponibilidad de estos biocombustibles sostenibles podría escalar a un rango de entre 500 y 1.300 Mtep anuales, suponiendo la implementación de los más estrictos criterios de sostenibilidad.
La realidad del sector marítimo revela que la adopción de biocombustibles aún se encuentra en sus etapas iniciales. En 2022, se reportó el suministro de aproximadamente 930.000 toneladas de biocombustible a buques en Singapur y Róterdam, lo cual representa apenas el 0,1% del consumo energético marítimo global. Esta cifra destaca la necesidad urgente de escalar la producción y adopción de biocombustibles para alcanzar una verdadera transformación del sector.
Los biocombustibles se obtienen a partir de biomasa, que puede ser convencional –proveniente de productos agrícolas– o avanzada –de fuentes no alimentarias o residuos–. Los residuos agrícolas, los desechos industriales y los cultivos energéticos no alimentarios son las principales fuentes sostenibles de biomasa.
Existe una cantidad limitada de biocombustibles que pueden producirse principalmente debido a la baja disponibilidad
El mar necesitaría entre el 20% y el 50% del suministro potencial total de biocombustibles
de materia prima. La estimación de producción hacia 2030 es entre 400 y 600 Mtep anuales, considerando una eficiencia de conversión de la biomasa del 50%. Para 2050, esta cifra podría aumentar a entre 500 y 1.300 Mtep anuales.
Pero además del transporte marítimo, otros sectores también buscan los biocombustibles para su descarbonización, lo que podría limitar su disponibilidad. Se estima que el transporte marítimo necesitaría unos 250 Mtep anuales de biocombustibles sostenibles para 2050 para su descarbonización completa, lo que representa entre el 20% y el 50% del suministro potencial total de biocombustibles.
La normativa actual sobre el uso de biocombustibles en el transporte marítimo está en proceso de desarrollo, con la OMI trabajando en Directrices sobre la intensidad de GEI de los combustibles marinos que definirán los métodos para calcular las emisiones totales a lo largo de su ciclo de vida. Mientras tanto, la producción de biocombustibles enfrenta desafíos significativos, entre ellos, la limitada disponibilidad de materias primas sostenibles y la competencia con otros sectores por estos recursos.