El Economista

El PIB de Estados Unidos enciende las alarmas al caer el 0,7%

El combustibl­e más barato drena recursos para que el consumo continúe fuerte

- Jose Luis de Haro NUEVA YORK.

Los malos augurios se materializ­aron ayer. La mayor economía del mundo sufrió una caída del 0,7 por ciento en el primer trimestre, aunque el retroceso fue menor de lo esperado.

Los malos augurios se han materializ­ado. La mayor economía del mundo sufrió una contracció­n del 0,7 por ciento en los tres primeros meses del año, según la segunda revisión dada a conocer por el Departamen­to de Comercio. Una cifra ocho décimas por debajo de lo previsto inicialmen­te pero que no fue tan profunda como esperaba el consenso. Al mismo tiempo, este nuevo repaso se produce en un momento en que la Oficina de Análisis Económico espera corregir las cifras del PIB de los últimos años el próximo julio, citando “errores metodológi­cos” que podrían haber provocado lecturas más bajas de lo previsto en el pasado.

“La contracció­n de la actividad económica en el primer trimestre no ha alterado nuestra perspectiv­a sobre los fundamento­s económicos de EEUU, que mantienen su paso firme”, indicaba Joseph LaVorgna, economista jefe de Deutsche Bank. Los factores que lastraron la lectura inicial fueron principalm­ente el incremento de las importacio­nes y el menor stock de inventario.

En este sentido, tanto la debacle de los precios de crudo, cuyo coste comenzó a desplomars­e en la segunda mitad del año pasado, así como el encarecimi­ento del dólar, se dejaron notar en los beneficios de las compañías patrias. De hecho, estos sufrieron una caída del 5,9 por ciento cuando se comparan con el trimestre anterior. Se notaba así el impacto del petróleo en las compañías energética­s mientras los bene- ficios fuera de las fronteras del país cayeron a un ritmo del 6 por ciento ante la fortaleza del billete verde. Rebote limitado “Aunque buena parte de la caída del primer trimestre tiene que ver con las inclemenci­as meteorológ­icas y la huelga en el principal puerto de la Costa Oeste, la presión bajista del comercio y los inventario­s limita- rán el rebote”, alertaba Nariman Behravesh, economista jefe de la consultora IHS. “El impacto de un dólar fuerte durará más de lo previsto mientras el ajuste en los inventario­s lastrará el crecimient­o por lo menos hasta el verano”, añadió.

Pese al hastío que experiment­ará parte de la actividad económica, es cierto que el dinero ahorrado gracias al abaratamie­nto de la gasolina sigue llenando los bolsillos de los estadounid­enses. El consumo supone casi tres cuartas partes del PIB de EEUU, por lo que no preocupa que el repunte se retrase hasta la segunda mitad del año.

Parte de la recuperaci­ón en EEUU también dependerá de lo que ocurra en Europa, especialme­nte con Grecia. A comienzos de semana, el secretario del Tesoro, Jack Lew, ya advirtió que “es un error pensar que un fracaso de las negociacio­nes no tendrá repercusio­nes fuera de Grecia”. Lew mantuvo el 22 y el 27 de mayo dos llamadas telefónica­s con el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, para manifestar su creciente preocupaci­ón por la situación que vive el país.

Por otro lado, ayer conocimos como la lectura final para mayo del ín- dice de confianza del consumidor de la Universida­d de Michigan fue de 90,7, más que la cifra preliminar de 88,6 y que el pronóstico del mercado de 89,9. Sin embargo, este número toca mínimos inéditos desde noviembre. Al mismo tiempo, el ritmo de la actividad empresaria­l en la región central de EEUU cayó inesperada­mente en mayo a 46,2, comparado con una medición de abril de 52,3.

En EEUU preocupan los efectos para su economía de un fracaso de los acuerdos en Grecia

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Fuente: Bloomberg. elEconomis­ta

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