El PIB de Estados Unidos enciende las alarmas al caer el 0,7%
El combustible más barato drena recursos para que el consumo continúe fuerte
Los malos augurios se materializaron ayer. La mayor economía del mundo sufrió una caída del 0,7 por ciento en el primer trimestre, aunque el retroceso fue menor de lo esperado.
Los malos augurios se han materializado. La mayor economía del mundo sufrió una contracción del 0,7 por ciento en los tres primeros meses del año, según la segunda revisión dada a conocer por el Departamento de Comercio. Una cifra ocho décimas por debajo de lo previsto inicialmente pero que no fue tan profunda como esperaba el consenso. Al mismo tiempo, este nuevo repaso se produce en un momento en que la Oficina de Análisis Económico espera corregir las cifras del PIB de los últimos años el próximo julio, citando “errores metodológicos” que podrían haber provocado lecturas más bajas de lo previsto en el pasado.
“La contracción de la actividad económica en el primer trimestre no ha alterado nuestra perspectiva sobre los fundamentos económicos de EEUU, que mantienen su paso firme”, indicaba Joseph LaVorgna, economista jefe de Deutsche Bank. Los factores que lastraron la lectura inicial fueron principalmente el incremento de las importaciones y el menor stock de inventario.
En este sentido, tanto la debacle de los precios de crudo, cuyo coste comenzó a desplomarse en la segunda mitad del año pasado, así como el encarecimiento del dólar, se dejaron notar en los beneficios de las compañías patrias. De hecho, estos sufrieron una caída del 5,9 por ciento cuando se comparan con el trimestre anterior. Se notaba así el impacto del petróleo en las compañías energéticas mientras los bene- ficios fuera de las fronteras del país cayeron a un ritmo del 6 por ciento ante la fortaleza del billete verde. Rebote limitado “Aunque buena parte de la caída del primer trimestre tiene que ver con las inclemencias meteorológicas y la huelga en el principal puerto de la Costa Oeste, la presión bajista del comercio y los inventarios limita- rán el rebote”, alertaba Nariman Behravesh, economista jefe de la consultora IHS. “El impacto de un dólar fuerte durará más de lo previsto mientras el ajuste en los inventarios lastrará el crecimiento por lo menos hasta el verano”, añadió.
Pese al hastío que experimentará parte de la actividad económica, es cierto que el dinero ahorrado gracias al abaratamiento de la gasolina sigue llenando los bolsillos de los estadounidenses. El consumo supone casi tres cuartas partes del PIB de EEUU, por lo que no preocupa que el repunte se retrase hasta la segunda mitad del año.
Parte de la recuperación en EEUU también dependerá de lo que ocurra en Europa, especialmente con Grecia. A comienzos de semana, el secretario del Tesoro, Jack Lew, ya advirtió que “es un error pensar que un fracaso de las negociaciones no tendrá repercusiones fuera de Grecia”. Lew mantuvo el 22 y el 27 de mayo dos llamadas telefónicas con el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, para manifestar su creciente preocupación por la situación que vive el país.
Por otro lado, ayer conocimos como la lectura final para mayo del ín- dice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan fue de 90,7, más que la cifra preliminar de 88,6 y que el pronóstico del mercado de 89,9. Sin embargo, este número toca mínimos inéditos desde noviembre. Al mismo tiempo, el ritmo de la actividad empresarial en la región central de EEUU cayó inesperadamente en mayo a 46,2, comparado con una medición de abril de 52,3.
En EEUU preocupan los efectos para su economía de un fracaso de los acuerdos en Grecia