BORRACHERA DE PODER
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, por arte de birlibirloque ha pasado de ser un peligroso populista de extrema izquierda a un moderado socialdemócrata de nuevo cuño. El milagro se ha producido por la borrachera de poder que embriaga a la izquierda en general y al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en particular, tras las elecciones municipales. Los socialistas, gracias a su aparato mediático han convertido una estruendosa derrota en una gran victoria de la izquierda.
El hecho de poder tocar de nuevo el poder los ha cegado por completo. No han dudado ni un segundo en echarse en los brazos de sus enemigos para desalojar al PP y ponerse ellos. Por otra parte, es lo que siempre han hecho. En Cataluña cuando pactaron con Esquerra Republicana para entronizar a Pascual Maragall; volvieron a hacerlo para convertir a José Montilla en presidente del tripartito catalán; en Euskadi se unieron con el PP para desalojar al PNV del poder; y en Andalucía se aliaron con IU para evitar que gobernase el ganador de los comicios de 2008, Javier Arenas, que se había quedado a un punto de la mayoría absoluta. Zapatero hizo lo mismo: pactar a cualquier precio.
Esta estrategia de alcanzar el poder sin importar el precio ha ido difuminando la imagen de partido con visión de Estado creada por Felipe González y Alfonso Guerra a mediados de los años setenta. En Cataluña y Euskadi los socialistas ya son una fuerza marginal y en Andalucía se encuentran “colgados de la brocha”, porque nadie se fía de ellos. ¿Por qué no aprenden de su propia experiencia? Esa obsesión por gobernar, que también refleja Claude Chabrol en Borrachera de poder es lo que puede llevar a este partido centenario, fundado por Pablo Iglesias, de nuevo a la ruina.
Ante esta situación, Pedro Sánchez ha dado libertad a sus cargos para que pacten con quien quieran; y lógicamente lo que quieren es pactar con las fuerzas emergentes, sobre todo si les dan el poder que ellos no han sido capaces de ganarse por sí mismos en las urnas. Pero nada es gratis. Podemos ha dicho por activa y por pasiva que su objetivo es sustituir al PSOE como fuerza hegemónica de la izquierda. ¡Quien avisa no es traidor!