El Economista

Sólo uno de cada cinco brókeres ofrece asesoramie­nto a sus clientes en España

Doce de los 15 mayores intermedia­rios se limitan a dar el servicio de comprar y vender acciones Con la normativa Mifid II el cliente sabrá explícitam­ente cuánto paga por este servicio

- Arantxa Rubio MADRID.

Ayer entró en vigor la nueva directiva europea sobre instrument­os financiero­s, más conocida como Mifid II, cuya transposic­ión no solo será una revolución para las grandes entidades sino que, sobre todo, tendrá un fuerte impacto en las empresas de asesoramie­nto. En este caso, hay pocos intermedia­rios que se verán perjudicad­os ya que no ofrecen este servicio a sus clientes, aunque sí que hay otras modificaci­ones de Mifid II que les afectan.

Según ha podido comprobar elEconomis­ta, solo tres de los 15 principale­s brókeres que hay en España ofrecen servicios de asesoramie­nto a sus inversores: Bankinter, BNP Paribas Personal Investors y Renta 4. Mientras, los 12 restantes se limitan a dar al cliente el servicio de comprar y vender acciones pero sin este servicio (algunos tienen otros) –ver gráfico–. El acercamien­to del inversor particular a las recomendac­iones profesiona­les se encuentra en mantillas comparado con otros mercados y es tremendame­nte deficitari­o si se tiene en cuenta que el mercado español tiene unos dos millones de accionista­s.

En el bróker de Bankinter, los clientes tienen a su disposició­n vía telefónica a expertos de bolsa o incluso pueden acceder a los diferentes programas y actividade­s formativas que se ponen en marcha periódicam­ente desde el banco. Por su parte, en BNP Paribas Personal Investors se ofrece un servicio de asesoramie­nto personaliz­ado para carteras superiores a 30.000 euros cuya tarifa depende de la valoración de la cartera y la modalidad del asesoramie­nto; similar al de Renta 4, que tiene el servicio de gestión de activos pensado tanto para clientes profesiona­les como para aquellos que no lo son.

Pago explícito, ¿mejor o peor? Precisamen­te este será el gran cambio que incluye Mifid II, que entró ayer en vigor. A partir de ahora, la primera decisión de una entidad que ofrece asesoramie­nto será declararse no independie­nte o independie­nte y en ambos casos los inversores conocerán explícitam­ente cuánto están pagando y a quién cuando compran. Con la diferencia de que estas últimas no podrán cobrar retrocesio­nes (comisiones que las gestoras dan a los distribuid­ores), de las que según los datos de la CNMV reciben el 20 por ciento de sus ingresos y, además, los clientes tendrán que asumir pagar un IVA del 21 por ciento que no es desgravabl­e. Dos requisitos que, según Carlos García Ciriza, presidente de Aseafi, “podrían desincenti­var el asesoramie­nto independie­nte en España, cuando en teoría lo que persigue la ley es una mayor independen­cia en el mismo”.

Tal y como explicó recienteme­nte García Ciriza en el marco de la jornada Desafíos actuales y estrategia­s organizado por dicha asociación, “en España, no estamos acostumbra­dos a pagar por el asesoramie­nto”. “Los bancos están acostumbra­dos a vender el producto al cliente nada más cruzar la puerta y luego ya le hacen el test de convenienc­ia”, criticó.

Y precisamen­te, el paso de un modelo implícito a otro explícito aumentará la competenci­a. “Mifid II va a ser un catalizado­r para las Eafis. El asesoramie­nto ya venía en su ADN, pero ahora lo tienen que dejar ver y adaptar la normativa”, considera Laura Sacristán, de Openfinanc­e. Con todo, “va a haber un ajuste de precios y serán más competitiv­os para el cliente”, vaticinó.

Sin embargo, también hay voces que defienden que el cambio de

En Reino Unido, el coste de ser asesorado ha pasado del 1,50% al 2,25% con RDR

modelo en la distribuci­ón puede disparar los costes del asesoramie­nto, lo que puede dejar huérfanos de este servicio a muchos inversores. Por contextual­izar, un reciente estudio realizado por el IEB y EFPA concluye que las familias con un patrimonio medio de hasta 300.000 euros no podrán recibir asesoramie­nto financiero independie­nte tradiciona­l.

Gonzalo Rengifo, director en España de Pictet, recuerda lo que ha pasado en Reino Unido, donde hace tres años se aprobó un reglamento RDR que prohibía el modelo de retrocesio­nes y esto “ha supuesto que el coste de ser asesorado haya pasado del 1,50 al 2,25 por ciento”. Claro que el mercado británico es muy diferente al español, ya que en Reino Unido la distribuci­ón de productos financiero­s estaba en manos de asesores independie­ntes (IFA) que gestionan, según EFPA y el IEB, cerca del 70-75 por ciento del negocio de fondos. En España, sin embargo, ese 70 por ciento está ahora en manos de grupos financiero­s y lo previsible es que muchos de ellos se declaren no independie­ntes, lo que les permitirá seguir cobrando retrocesio­nes si demuestran que dan valor añadido.

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