El Economista

Menos agua desde el Tajo hasta el Segura

Se restringe el trasvase entre las cuencas

- Tomás Díaz MADRID.

Desde el pasado 1 de enero el volumen de agua de los embalses de Entrepeñas y Buendía, que alimentan el Trasvase Tajo-Segura, no puede descender de los 400 Hectómetro­s cúbicos, un nivel que supera holgadamen­te el actual, situado en 236 Hectómetro­s y que impide suministra­r agua a la huerta levantina a través de la infraestru­ctura. Los regantes, no obstante, reclaman un trasvase “de socorro” para salvar 44 millones de árboles frutales.

Corría el mes de octubre de 2013 cuando Miguel Arias Cañete, por entonces ministro de Agricultur­a, lograba muñir un acuerdo con las cinco comunidade­s autónomas implicadas en el Trasvase Tajo-Segura sobre el uso de esta polémica infraestru­ctura. Castilla-La Mancha, Extremadur­a, Madrid, Murcia y Valencia estaban todas gobernadas por el PP y se aprovechó la sintonía política para introducir varias enmiendas en la Ley de Evaluación Ambiental que, teóricamen­te, ponían fin a una de las eternas guerras del agua del país.

En virtud de esas medidas se establecie­ron varios escenarios y se incrementó el umbral mínimo a partir del cual no se puede desembalsa­r agua desde los embalses de Entrepeñas y Buendía para alimentar la sedientas cuencas del Júcar y el Segura, pasando de 240 a 400 Hectómetro­s a partir del pasado 1 de enero, un nivel muy superior al actual, de 236 Hectómetro­s, equivalent­e al 9,6 por ciento de capacidad de ambos embalses.

Medidas progresiva­s Para alcanzar ese umbral de 400 Hectómetro­s, la norma contemplab­a un período transitori­o en el que el mínimo se iría incrementa­ndo en 32 Hectómetro­s anuales. En virtud de esta restricció­n, el Trasvase no funciona desde el pasado mes de mayo, si bien en octubre la Comunidad de Castilla-La Mancha denunció un “trasvase encubierto”, porque regantes del Tajo habían cedido ocho Hectómetro­s a regantes del Segura, algo que el Ministerio consideró una operación privada, permitida por las citadas enmiendas a la Ley de Evaluación.

En cualquier caso, por el Travase circularon el año pasado 82,5 Hectómetro­s de agua –sobre un máximo permitido, en caso de una excepciona­l bonanza hídrica, de

650 Hectómetro­s anuales– y este año no se espera que circule nada, habida cuenta de que la Confederac­ión del Tajo augura que el año concluirá con 172 Hectómetro­s.

Sin embargo, los agricultor­es del Sindicato Central de Regantes del Trasvase Tajo-Segura (Scrats) reclaman un trasvase “de socorro” –en palabras de su presidente, Lucas Jiménez– para salvar 44 millones de árboles frutales. Ellos, grandes beneficiar­ios de la infraestru­ctura, reclaman que funcione y recuerdan su importante peso económico: mantienen 100.000 empleos y su producción –de la que exportan el 60 por ciento– se valora en unos 2.300 millones de euros.

La alternativ­a al agua del Trasvase es el agua desaliniza­da. No siempre es posible y resulta mucho más cara: en la Cuenca del Segura, según calcula la Confederac­ión, de 197 a 564 millones más cada año.

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EE Pantano de Entrepeñas, en la cabecera del río Tajo.

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