Empleo, gasto turístico e inversión inmobiliaria sufren por la ruptura
El desembolso de visitantes foráneos cae un 4% en noviembre y el consumo se estanca en Barcelona
La economía catalana continúa recogiendo datos negativos sobre los efectos de la amenaza de ruptura y la declaración de independencia. Ayer se multiplicaron, al conocerse malos datos de generación de empleo, gasto turístico y de inversión inmobiliaria, que confirman que la menor actividad económica está dañando cada vez de forma más significativa la capacidad de la comunidad para crear trabajo.
Así, sobre el empleo, aunque Cataluña continuó siendo un motor importante para España en términos anuales, en el último trimestre del año pasado perdió fuerza. La comparativa entre diciembre de 2017 y el mismo mes de 2016 muestra 110.747 ocupados más en Cataluña; una cifra que es inferior a los 119.185 puestos de trabajo generados el mismo mes de 2016; algo especialmente significativo en un año récord para la afiliación.
Respecto al desempleo, Cataluña ha acabado el año con 418.018 parados menos registrados, un 7,85 por ciento por debajo del año anterior y un porcentaje similar a la media nacional, del 7,84 por ciento. Así, la región ha pasado de ser la segunda comunidad autónoma donde más se redujo el paro en 2016 a ocupar el duodécimo puesto al cierre de 2017, según datos del Ministerio de Empleo. En 2016, en Cataluña el paro bajó el 12,03 por ciento, sólo superada por La Rioja. Al cierre de 2017, el descenso del 7,8 coloca a la autonomía en el puesto 12, por detrás de Aragón, Cantabria, Castilla-La Mancha, Madrid, Castilla y León, La Rioja, Galicia, Navarra, Extremadura, Comunidad Valenciana y la ciudad autónoma de Melilla.
Sólo en el mes de diciembre, el paro registrado en Cataluña descendió un 1 por ciento, frente al 2,2 por ciento de un año antes. Este porcentaje es además inferior al descenso del 1,77 por ciento registrado en todo el país en el mes de diciembre frente a noviembre.
Menos dinero para ‘ladrillo’ Estos malos datos de empleo podrían estar ya reflejando la parálisis inversora que acusa la comunidad y que también se siente en el sector inmobiliario. Así, la inversión inmobiliaria en Barcelona ha caído un 17 por ciento al cierre de 2017, hasta situarse en 2.093 millones de euros, frente a los más de 2.500 que se registraron en 2016.
“Como en otros sectores, la inestabilidad política también está afectando a la confianza del inversor inmobiliario. Por eso, la cautela es la actitud imperante, como muestra que algunos inversores han pospuesto la toma de decisiones sobre activos situados en Cataluña hasta el año próximo”, explica Anna Esteban, directora de la oficina de CBRE en Barcelona. En cualquier caso, explica Xavier Güell, director de Capital Markets de CBRE en Barcelona “las cifras del año 2017 confirman que el sector inmobiliario catalán es un destino atractivo para la inversión. Sin embargo, también es cierto que la incertidumbre sobre el futuro político de Cataluña tras las elecciones del 21-D planea sobre 2018 y que, de prolongarse la situación, es bastante posible que las cifras del año próximo muestren la ralentización de la actividad”.
En el último trimestre del año, momento en el que se intensificó
El resultado del 21-D mantiene la incertidumbre sobre la coyuntura del conjunto de 2018
el conflicto soberanista con la celebración del referéndum ilegal, se invirtieron 470 millones de euros en el sector inmobiliario catalán, por debajo de los 672 millones invertidos en el mismo periodo de 2016, cifra que incluye los activos de la operación Merlin-Metrovacesa.
El sector retail es el que ha registrado un mayor descenso interanual, ya que con 203 millones de euros invertidos la cifra es un 79 por ciento inferior a la del anterior