BBVA logra los mayores beneficios desde 2007, pese a la crisis turca
Gana 5.324 millones, incluyendo los extraordinarios de la venta de Chile
El escándalo del caso Villarejo empañó ayer los buenos resultados cosechados por BBVA el ejercicio pasado. A pesar de la crisis turca y, en menor medida, la argentina, el banco obtuvo el mayor beneficio desde 2007, cuando comenzó la debacle financiera.
Las ganancias del grupo ascendieron un 51 por ciento con respecto a 2017 y se situaron en 5.324 millones de euros. Este importe incluye, eso sí, las plusvalías obtenidas por la venta de la filial chilena, de 640 millones.
Los números se vieron impulsados por la mejora de los ingresos recurrentes a tipos constantes, es decir, intereses y comisiones, la reducción de las provisiones y la contención de los costes por el avance en el proceso de digitalización.
“En un entorno complejo, hemos obtenido unos muy buenos resultados y una rentabilidad de doble dígito”, indicó el nuevo presidente ejecutivo, Carlos Torres. De hecho, el retorno sobre el capital del banco ascendió al 11,6 por ciento, incluyendo las partidas extraordinarias. Gracias a ello y a pesar de la política de retribución al accionista, el banco anunció un incremento del dividendo complementario del 7 por ciento, hasta los 16 céntimos por título, que se abonará el próximo mes de abril.
Entre las adversidades a las que se ha tenido que enfrentar BBVA en el último año destaca la situación por la que atraviesa Turquía, que ha visto retroceder su aportación del 19 a menos del 10 por ciento. La filial otomana recortó sus ganancias casi un 30 por ciento, debido al aumento de las provisiones para cubrir el aumento de la morosidad y al descenso de la lira frente al euro. El beneficio por el negocio turco, principalmente Garanti, cayó a 569 millones de euros.
El nuevo consejero delegado, Onur Genç, defendió la fortaleza de esta franquicia y destacó que en la última parte del ejercicio la situación del país y de la actividad de la entidad en este mercado ha superado las expectativas. Asimismo, dejó claro que tiene músculo suficiente para sobrevivir a subidas de impagos relevantes, hasta el punto de que podría resistir a un incremento superior al 100 por cien del coste del riesgo (ahora inferior al 300 puntos básicos) sin necesidad de ampliar capital.
Otro de los episodios de tensión para el grupo financiero español ha sido el argentino. La hiperinflación ha provocado un ajuste de valor de la filial suramericana, que ha entrado en pérdidas de 29 millones de euros en 2018, frente a las ganancias cosechadas en 2017.
México y España, motores BBVA ha compensado estas dos incertidumbres con un comportamiento más favorable tanto en México -motor del grupo, que aporta casi la mitad de los beneficios ordinarioscomo en España. En nuestro país, la actividad bancaria elevó su contribución hasta 1.522 millones, tras avanzar un 11 por ciento, gracias a las menores provisiones, ya que el margen de intereses siguió su tendencia de descenso consecuencia de los tipos de interés en negativo y la caída del stock crediticio. También en España, el banco recortó las pérdidas de la actividad inmobiliaria, tras haber acordado la venta de su cartera de adjudicados en bloque. Los números rojos de los negocios relacionados con el ladrillo se situaron en apenas 78 millones, es decir, un 84 por ciento inferiores a los registrados el año anterior.
En cuanto a los ratios de solvencia, BBVA cerró 2018 con un nivel de capital de máxima categoría CET 1 fully-loaded del 11,3 por ciento. La intención, “para estar mejor preparados ante los futuros requerimientos regulatorios” es incrementarlo a una horquilla de entre el 11,5 por ciento y el 12 por ciento en 2019.