La disrupción en la banca no llegará solo con las tecnológicas

En un momento en que Facebook lucha por salvar su divisa Libra a ojos de los reguladores de todo el mundo y tanto Amazon como Alphabet contemplan los servicios financieros como un mercado apetitoso para seguir expandiendo sus operaciones, el FMI observa pros y contras ante esta situación.

“Hay beneficios y riesgos, estos deben mitigarse con las regulaciones existentes pero también con la evolución de las mismas a medida que cambia la naturaleza de la intermediación financiera”, explica a elEconomista, Tobias Adrian, director del Departamento Monetario y Mercados de Capital del Fondo.

Desde su punto de vista, la red social más grande del mundo o la minorista online por excelencia a este lado del Atlántico, como aspirantes a participar en el sistema financiero, deberían ser regulados “con los mismos estándares que las instituciones existentes”. Pero matiza que la irrupción de la tecnología en la banca no está generando estragos, dado que muchos bancos, mucho de ellos españoles, lideran estos cambios. “Algunos bancos españoles son muy activos en esta área”, argumenta, señalando que utilizan tecnologías de registro distribuido (Distributed Ledger

Technology, en inglés) para crear activos cripto y nuevos sistemas de pago”. “La disrupción no llegará solo a través de los nuevos participantes tecnológicos, sino también de la mano de los bancos existentes”, aclara.

En este sentido, Adrian enumera una serie de oportunidades, que incluyen la inclusión, el abaratamiento y la mejora de servicios. Es por ello que reitera la importancia de abogar por “un enfoque equilibrado de las regulaciones y políticas” para cosechar beneficios sin incurrir en la creación de mayores riesgos.

En un panel organizado esta semana en el FMI, que celebra su Asamblea Anual, el director del proyecto Libra de Facebook, David Marcus, reconoció que llevará tiempo abordar todas las inquietudes regulatorias que han surgido pero incidió en que es el deber de la compañía “dar respuestas a todas estas preguntas”.

A día de hoy, existe un intenso escepticismo por parte de los responsables políticos y reguladores globales que temen que Libra pueda alterar el sistema financiero global, amenazar la privacidad de los usuarios y facilitar el lavado de dinero.