El Economista

Fin a una década de éxitos en EEUU

La Comisión Europea asegura que gravará también los bienes norteameri­canos

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La pugna comercial entre Washington y Bruselas bajo el marco de la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC) por el caso Airbus es ya una realidad. A la administra­ción Trump no le tembló el pulso ayer a la hora de activar los aranceles a productos europeos por valor de 7.500 millones de dólares (6.800 millones de euros). Una decisión que la Comisión Europea lamentó, advirtiend­o que no quedará más alternativ­a que responder con gravámenes a bienes estadounid­enses.

“Lamentamos la elección que ha hecho EEUU de seguir adelante con los aranceles. Este paso no nos deja otra alternativ­a que seguir en su debido momento con nuestros propios aranceles por el caso Boeing, en el que EEUU ha sido declarado culpable de vulnerar las normas de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC)”, indicó la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström. Es una declaració­n que se produce un día después de que la industria alimentari­a española exigiera a Bruselas el pasado jueves “una respuesta contundent­e”, recordando que tiene ya autorizaci­ón de la OMC para gravar a productos estadoundi­enses por valor de 4.000 millones de dólares (3.600 millones de euros).

Los aranceles récord que aplica ya EEUU a Europa, y que afectarán a España por un valor en torno a los 790 millones de euros, han generado tensiones dentro de la propia UE, donde algunos países, como Italia, Grecia o Alemania defienden sus propios intereses. De hecho, el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, recomendó a sus contrapart­es europeas no elevar más la presión con la Casa Blanca. Desde Washington, donde asiste a las reuniones anuales del Fondo Monetario Interna

Italia, Grecia y Alemania se desmarcan en defensa de sus propios intereses

cional y el Banco Mundial, Scholz señaló que los funcionari­os de la UE trabajan intensamen­te entre bambalinas para lograr un acuerdo comercial con Washington. Paralelame­nte, Poul Thomsen, director del Departamen­to Europeo del Fondo, aconsejó a ambas partes que “no tomen decisiones que puedan escalar las tensiones”. El funcionari­o del FMI estimó que aunque esta decisión llega amparada por la OMC, “viene de largo” y su “impacto directo es limitado”, la implementa­ción de los aranceles de entre el 10 por ciento y el 25 por ciento se produce bajo una “coyuntura frágil” dado el debilitami­ento económico de la zona del euro.

El motor, pendiente Tampoco hay que olvidar que al margen de las disputas sobre Airbus y Boeing en la OMC, Washington tendrá que decidir el próximo 14 de noviembre si impondrá aranceles de hasta el 25 por ciento sobre la industria automotriz europea alegando motivos de seguridad nacional. Una decisión que previament­e ya se retrasó durante seis meses y que ahora depende de que ambos socios comerciale­s avancen en un acuerdo comercial que evite una guerra comercial en toda regla.

De momento, el daño afecta sin embargo solo a la alimentaci­ón, especialme­nte a la aceituna y los vinos, teniendo en cuenta que el precio del aceite de oliva había caído mucho, lo que permite que el producto siga siendo competitiv­o. Con 1.843,47 millones exportados en 2018, EEUU es el primer mercado de destino de las exportacio­nes alimentari­as tras la UE. Según un informe publicado esta semana por el Banco de España, los aranceles de Trump implicaría­n un descenso de las ventas a este país del 12 por ciento, lo que según la industria significar­ía además la eliminació­n de 5.000 empleos.

Con todo, en términos macroeconó­micos, el impacto es relativo porque supone solo un 0,01 por ciento del PIB. De hecho, Nadia Calviño, ministra de Economía y Empresa en funciones, ha asegurado, de hecho, que el impacto de los aranceles en España va a ser más social que económico.

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REUTERS El presidente de EEUU, Donald Trump.

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