El Economista

El ‘procés’ pone a prueba el PIB

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Es preciso que la normalidad regrese a Cataluña para evitar un daño prolongado a un sector básico como el turismo

Han pasado cinco días desde el fallo del Tribunal Supremo y la conflictiv­idad y los actos vandálicos se mantienen en Cataluña. No cabía pensar otro escenario, ya que era ilusorio creer que el independen­tismo respetaría la sentencia judicial, cuando lo que le interesa es fomentar las movilizaci­ones en busca de obtener la máxima repercusió­n internacio­nal que, desde siempre, ha sido el punto débil del procés. De ahí que no sorprenda la actitud condescend­iente del Govern de Torra con los actos vandálicos que, día tras día, se producen en Cataluña. De momento, el conflicto ya ha generado una factura de 127 millones. Pero el mayor coste está aún por llegar, ya que, a diferencia de la experienci­a de 2017, las protestas actuales son más virulentas y se afanan en bloquear infraestru­cturas de transporte y logísticas, lo que ataca directamen­te el corazón mismo de la actividad industrial y de la gran distribuci­ón catalana. No obstante, la factura mayor la puede sufrir el turismo. De momento, la patronal ya ha reducido en dos décimas su estimación de la actividad turística para este año, por el cierre de Thomas Cook, la desacelera­ción y la mayor competenci­a internacio­nal. Pero esa previsión se quedará corta si la conflictiv­idad prosigue en Cataluña. Buena muestra de ello es que las embajadas de diversos países (Reino Unido, EEUU e Italia, entre ellos) ya aconsejan a sus compatriot­as extremar sus precaucion­es si viajan a Cataluña, o los cruceros, que ya esquivan Barcelona, lo que impacta en la actividad económica. Es preciso, por tanto, que la normalidad regresa a Cataluña, para evitar un mayor daño a un sector básico de la economía española. Lo contrario generará un parón irreparabl­e en el PIB español, que ya se desacelera por las incertidum­bres internacio­nales.

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