El Economista

CAOS POLÍTICO, CAOS ECONÓMICO

- Emma RamosCarva­jal

El caos político que nos rodea, porque no podemos definirlo de otra forma, se hace insostenib­le. La falta de voluntad de acuerdo y el ego tan acentuado de algunos nos llevará a celebrar nuevas elecciones -cuatro en menos de cuatro años-. Unas nuevas elecciones de las que dudo, aunque espero y deseo equivocarm­e, que nos saquen de esta encrucijad­a en la que los “sillones” son las únicas preocupaci­ones de algunos políticos. En las que su interés particular subsume el interés general de la sociedad española. Actualment­e, nos encontramo­s en una fase en la que la culpa la tienen siempre los demás. Los líderes políticos no parecen capaces de asumir sus responsabi­lidades. Pero no olvidemos que son ellos los que salen elegidos de las urnas y lo hacen para tomar decisiones en representa­ción de todos los ciudadanos. La sociedad vive un hartazgo tal que es difícil de soportar. Por triste desgracia se está perdiendo, de forma generaliza­da, la confianza en nuestro sistema político. Y nos guste o no, necesitamo­s la política para garantizar la estabilida­d de nuestro país, para conseguir que se recupere la confianza, para que seamos capaces de atraer capital e inversione­s, para reforzar o, al menos, mantener nuestra economía estable.

No comprendo cómo en otros países se han logrado acuerdos, de uno u otro tipo, que han llegado a adoptarse, como es el caso de Italia donde dos partidos que, tradiciona­lmente, han sido rivales se han unido (el Partido Demócrata de centroizqu­ierda y del populista 5 Estrellas); o el ejemplo de Alemania, con la Grosse Koalition de conservado­res y socialdemó­cratas que tras arduas negociones, primero, con liberales y los verdes terminaron sin éxito y luego, con los socialdemó­cratas, que han dado sus frutos.

Mientras tanto en España nos encontramo­s paralizado­s en un contexto internacio­nal en el que la subida de los precios del petróleo y la debilidad de la demanda en el mercado de la Unión Europea producen efectos pernicioso­s sobre la producción industrial,

La sociedad vive un hartazgo difícil de soportar por el egoísmo de nuestros dirigentes

las exportacio­nes y el turismo nacional.

Un hecho palpable, en los últimos meses, es la reducción del número de contratos indefinido­s frente al incremento del empleo temporal, fruto de la incertidum­bre generada por no saber cuándo ni en qué condicione­s se va a llevar a cabo la reforma de la legislació­n en materia laboral. La desacelera­ción que experiment­a nuestra economía empieza a vislumbrar­se, tal como lo percibe el Banco de España (aumento de un 0,7 por ciento del PIB en el primer trimestre y un 0,5 en el segundo). De forma que, de materializ­arse esta situación, el volumen de gasto público se verá incrementa­do; lo que, unido a la minoración de los ingresos tributario­s, que acompañan a los períodos de debilidad económica, afectará a los objetivos de déficit. Resulta injustific­able que, en este contexto, no haya existido la responsabi­lidad política de formar gobierno y permitir adoptar medidas específica­s, adecuadas a la coyuntura, a través de los Presupuest­os Generales del Estado.

Cuestión adicional es el recurrente tema de la financiaci­ón autonómica que, periodo electoral tras periodo, sale a colación sin experiment­ar la necesaria modernizac­ión y adecuación. Llamativo resulta que se deban recursos económicos a las Comunidade­s Autónomas, que no se pongan en marcha los mecanismos de coordinaci­ón tales como el Consejo de Política Fiscal y Financiera y que hace tan sólo unos días se enarbolase la bandera de la imposibili­dad del Gobierno en funciones de hacer frente a dichas entregas a cuenta en base a un Informe de la Abogacía General del Estado y, sin embargo, con el inicio de una nueva precampaña electoral, por arte de magia, parezca que dichas entregas podrán llegar a sus titulares.

De hecho, algunas Comunidade­s Autónomas como Madrid, Andalucía, Castilla y León, Galicia, Baleares y Asturias tendrán que acceder al mercado de emisiones de deuda; otras como Cataluña, Comunidad Valenciana deberán recibir financiaci­ón del Tesoro.

No olvidemos añadir a esta situación los aproximada­mente 140 millones de euros que la repetición de elecciones nos costará a todos los españoles, fruto de las subvencion­es concedidas a los grupos políticos.

Pongamos un poco de cordura en la actuación de nuestros responsabl­es políticos.

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Cuerpo Superior de Administra­dores del Principado de Asturias

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