¿De verdad que los gases renovables rebajarán la factura energética?
Nadie pone en duda que el gas será un elemento básico de la transición energética hacia un modelo sin emisiones de carbono. Pero también está claro que durante esa transición el tipo de gas usado para generar electricidad o alimentar las fábricas deberá ser cada vez más limpio, hasta que no emita CO2. Esto excluye al gas fósil, a menos que se evite la emisión a la atmósfera de sus emisiones inyectándolas en el subsuelo.
Con este panorama, la industria gasista se está volcando sobre los gases de origen renovable, como el biometano o el hidrógeno, en busca de una opción que le permita sobrevivir a largo plazo. Y una posibilidad que últimamente se escucha con frecuencia consiste en aprovechar el sistema gasista para almacenar hidrógeno producido con electricidad renovable, al objeto de garantizar el abastecimiento de la demanda en todo momento, especialmente a largo plazo.
Con una UE pensando ya en la hoja de ruta para ser neutra en carbono en 2050, los sectores eléctrico y gasista pugnan para que Bruselas apueste por un modelo basado casi exclusivamente en la electricidad o, en cambio, lo haga por un modelo híbrido, con un peso relevante del hidrógeno. Todos son conscientes de que las decisiones políticas actuales serán decisivas para los próximos años y afectarán a numerosos ámbitos, incluyendo el transporte y la producción industrial.
En consecuencia, están proliferando los análisis de prospectiva energética que tratan de cuantificar cuál de esos dos modelos energéticos descarbonizados –con gas renovable o sin él– será más económico. Han arrojado números favorables al modelo híbrido los análisis de Navigant –217.000 millones anuales de ahorro anuales para la UE–, Frontier Economics –12.000 millones al año para Alemania–, Dena Study Integrated Energy Transition –540.000 millones al año en la UE– y de la patronal gasista europea, Eurogás, que habla de 335.000 millones al año para la UE.
Números contrarios aporta un informe de la European Climate Foundation, Towards fossil-free energy in 2050, basado en los escenarios de la UE. En ningún caso contempla que sea viable un modelo cien por cien eléctrico, pero concluye que la factura europea será de 165.000 a 214.000 millones más elevada al año con una fuerte penetración del hidrógeno, en comparación con una electrificación masiva, porque habrá mayores costes de infraestructuras y habrá que generar más electricidad para convertirla en gas. Por otro lado, el documento tiene el interés añadido de que modeliza la futurible situación en España: aquí cree que el coste será un 12 por ciento más alto con mucho hidrógeno.
A la vista de la tremenda disparidad de conclusiones de los expertos, es obvio que es imposibles calcular la evolución de tecnologías aún inmaduras. Y el gran problema es que la crisis climática no admite esperas.