El Banco Europeo de Inversiones se prepara para ser una entidad ‘verde’
Los socios quieren excluir el apoyo a proyectos de combustibles fósiles
La transición ecológica es uno de los grandes polos de la agenda europea, y lo será más aún durante los próximos años. Como motor de esta transformación sostenible, los socios de la UE quieren colocar al Banco Europeo de Inversiones (BEI).
El músculo es considerable. El BEI es el mayor banco multilateral del planeta. Ya ha invertido unos 1.182 miles de millones de euros en 12.284 proyectos en 162 países.
Para ello, los socios quieren reprogramar su gran entidad y convertirlo en un banco ‘verde’. El cambio es significativo. El bloque comunitario no solo quiere aumentar las inversiones para proyectos que reduzcan el cambio climático y favorezcan la sostenibilidad, uno de los grandes campos de acción de la institución en la actualidad. Sobre todo los socios quieren excluir cualquier financiación para propuestas relacionadas con los combustibles fósiles para 2020.
España se ha colocado en el grupo que defiende las posturas más ambiciosas, y con una ‘tolerancia cero’ hacia el respaldo a proyectos vinculados a combustibles fósiles También forman parte de este grupo, Francia y el Reino Unido.
Sin embargo, la Comisión y Alemania no están todavía totalmente convencidas sobre esta exclusión. Por eso, el pasado martes forzaron que se retrasara la decisión en la junta directiva del banco. El tema volverá a ser discutido el 14 de noviembre.
El vicepresidente de Política Energética del BEI, Andrew McDowell, indicó en un comunicado que estaba satisfecho “con el importante progreso realizado” y confiaba en que el acuerdo llegará. Fuentes de la institución comentaron que el debate de la semana pasada fue constructivo, y que tan solo se necesita ofrecer “aclaraciones” adicionales para así llegar al consenso necesario, y evitar una votación.
Plazos exigentes
Alemania y la Comisión, y en menor medida Italia, creen que no se debe excluir totalmente el respaldo al gas. Además, consideran que la fecha límite de 2020 resulta demasiado exigente. Los últimos borradores ya consideraban la posibilidad de que se pudiera financiar algunas plantas de gas natural más eficientes. Y no se descarta que la fecha finalmente se retrase para ganar a los más escépticos.
El traspiés sin embargo empaña el esfuerzo europeo por colocarse a la vanguardia de la lucha contra el calentamiento global. Como parte de este esfuerzo, la UE también está trabajando para convencer al último reducto de socios (República Checa, Hungría y Polonia) que se resiste a respaldar el objetivo de alcanzar la neutralidad en las emisiones de CO2 para 2050.
Los grupos ecologistas han criticad la “actitud retrospectiva” de Berlín y del Ejecutivo comunitario. “Están saboteando el compromiso del BEI con el Acuerdo de París”, advirtió Sébastien Godinot. de WWF Europa. Desde el Ejecutivo comunitario se han defendido y recuerdan el compromiso de la institución en la reducción de los gases de efecto invernadero.
Parte de sus reticencias nacen de la necesidad de continuar financiando las interconexiones gasísticas. Un informe de 2017 estimaba que la red estaría completada en la Unión para 2020, si se aseguraban los recursos financieros necesarios.
El BEI está llamado a jugar un papel fundamental en la agenda política comunitaria el próximo mandato. La presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo ha colocado como uno de sus pilares de su acción climática.
La alemana ha prometido convertir al BEI en un “banco climático”. Con todo, hasta ahora ha dado pocos detalles sobre qué implicaría esta transformación.
El eurodiputado verde holandés, Bas Eickhout, comentó al portal Euractiv que “convertir al BEI en un banco climático es sencillo: se trata de que no haya transferencias financieras a los combustibles”.
Varios países aún se oponen a neutralidad en emisiones de CO2 para 2050