El Economista

“Los establecim­ientos ofrecen en la ‘app’ el excedente de comida que generan cada día”

Oriol Reull ‘Country manager’ de TooGoodToG­o en España

- Javier Calvo MADRID.

La preocupaci­ón por el medio ambiente es cada vez mayor entre la sociedad, lo que ha provocado que las empresas abracen el concepto de economía circular. Una de las startups que ha surgido en este contexto es TooGoodToG­o, la app que lucha contra el desperdici­o de alimentos, y que ha cumplido su primer año en España.

¿En qué momento y por qué nace TooGoodToG­o?

La plataforma nació hace tres años y medio en Dinamarca, cuando un grupo de jóvenes que estaba cenando en un buffet se da cuenta de que toda la comida que no han consumido y estaba expuesta se iba a la basura. Deciden preguntar a los camareros por qué no la donaban o la reaprovech­aban, y les explican que es complicado. Ahí surge la idea de buscar una solución para que cada día, en la puerta de todos los restaurant­es de Europa, se pueda salvar esa comida en perfecto estado y de calidad, que por cuestión de oferta y demanda no se vendió. Hace un año llegamos a España, que era en aquel momento el décimo país de la expansión, y el más al sur en el que se habían instalado. En total hemos salvado 20 millones de raciones de comida del cubo de la basura.

¿Por qué deciden apostar por España y por Madrid en concreto?

Por un lado, por una cuestión de volumen, ya que España es el séptimo país que más comida desperdici­a de Europa. Y, por otro, por un factor cultural y la importanci­a que tiene la comida. Madrid es una ciudad muy cosmopolit­a, con un perfil perfecto para operar.

¿Cómo funciona la aplicación?

Somos un marketplac­e. Por un lado, tenemos la oferta, que es la que suben las tiendas, establecim­ientos y restaurant­es, a partir del excedente que tienen cada día. De manera sencilla, indican lo que les va a sobrar. Y por otro lado, están los usuarios, que van a entrar en la aplicación, y van a poder encontrar establecim­ientos cercanos con excedente. ¿Cómo se articula todo eso? Ahí está la magia de TooGoodToG­o, ya que no ofrece un producto concreto, sino un pack sorpresa. La tienda no sabe qué les va a sobrar hasta el cierre: lo que hace posible luchar contra el desperdici­o es que lo que ofrecen los establecim­ientos es un pack sorpresa de lo que les va a sobrar de un valor de entre 10 y 15 euros, que se venden por 3 o 5 euros, mientras que el usuario sabe que va a un sitio, pero no sabe exactament­e cuál va a ser la composició­n.

¿Y la gente repite?

Sí. En general tenemos más demanda que oferta, aunque crecen ambos muy rápido. Cada usuario ha consumido de media tres o cuatro packs. Para nosotros, TooGoodToG­o debe ser parte de tu filosofía de vida. No te podrás alimentar al 100 por ciento de la aplicación, pero sí puede ser un hábito al salir del trabajo.

¿Qué tipo de establecim­ientos son los que están inscritos?

De todo tipo, y también eso es parte de la magia de TooGoodToG­o: hay panaderías, fruterías, sitios de sushi, carnicería­s, supermerca­dos, restaurant­es de menú del día, establecim­ientos de comida preparada...

¿Cuáles tienen más éxito?

Los de sushi tienen mucho éxito, pero también los de fruta y verdudura, y algunos restaurant­es que son más conocidos.

¿Cómo funciona su modelo de negocio?

Nos articulamo­s en tres patas, y la económica nunca es la principal, porque nuestro principal indicador son las comidas salvadas. Cobramos una comisión por cada pack que vende la tienda. Así, el establecim­iento, que iba a tirar esa comida y sacar 0 euros, ahora va a lograr algo, salvo esa pequeña comisión que se lleva TooGoodToG­o.

¿Y cómo ha sido el recibimien­to por parte de los usuarios?

Ha sido bueno. Tenemos un ratio más alto incluso que en otros países. En ese sentido, tenemos sobre todo un usuario medio de unos 25 a 40 años, más mujeres que hombres, que suelen comprar cerca del trabajo o de casa, y existe el factor de la conciencia­ción.

¿Está conciencia­da la sociedad?

Aún queda mucho por hacer. Nadie sale de su casa dejándose la luz encendida, pero aún seguimos tirando comida. Creo que se le está dando más repercusió­n a otros problemas graves, como es el uso del plástico, pero pienso que el desperdici­o alimentari­o es el siguiente tema que va a marcar la agenda europea. Al final, toda la comida que se tira está provocando un 8 por ciento de las emisiones de CO2 a nivel mundial. Es muchísimo impacto, casi al nivel del tráfico de vehículos.

¿Se puede acabar con el desperdici­o alimentari­o?

Se puede reducir, pero por la imperfecci­ón del modelo es imposible que el desperdici­o sea cero. Aunque al menos podemos frenarlo. Porque hace dos años en España se desperdici­aban 7,7 millones de toneladas de comida, y el año pasado 8 millones de toneladas, es decir, no es una cifra que disminuya, sino que sigue aumentando. En ese sentido, si conseguimo­s una reducción, tanto a nivel español como global, ya es un primer paso muy importante.

¿Qué tipo de negocios son los que más desperdici­an?

Por una cuestión de volumen, las grandes superficie­s son las que juegan un papel más importante. La restauraci­ón organizada y las cadenas lo tienen muy controlado. Pero en supermerca­dos, hoteles, la cantidad de desperdici­o es brutal. Pero en toda la cadena alimentari­a, los hogares son los que más desperdici­an.

¿Quién es su competenci­a?

El cubo de la basura, que se lleva uno de cada tres alimentos.

Toda la comida que se tira a la basura está provocando un 8% de las emisiones de CO2 a nivel global, un nivel similar al tráfico de vehículos

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DANIEL SANTAMARIA

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