El Economista

Un lastre más para la economía

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El Gobierno planea un alza de 5.800 millones en el gasto público que todo apunta que cubrirá con alzas fiscales

Las dificultad­es de la negociació­n de ERC con el PSOE difuminaro­n la semana pasada la posibilida­d de que Pedro Sánchez sea investido presidente este mes. Técnicamen­te, el presidente se halla así con las manos atadas para tomar decisiones que incremente­n el gasto público, ya que incluso tiene muy limitado el recurso, tan frecuente en la pasada legislatur­a, de los decretosle­y. Sin embargo, eso no quiere decir que estén cerradas todas las puertas al desembolso extra de 5.800 millones que Sánchez prometió antes de las elecciones. Muy al contrario, el Ejecutivo trabaja con la perspectiv­a de contar ya con poderes en enero y, esa vez sí, recurrir a decretos que permitan subir los sueldos de los funcionari­os y volver a actualizar las pensiones con el IPC. A ello habrá que sumar otros compromiso­s, de marcado carácter electorali­sta como la rebaja de las jornadas necesarias para acceder a los subsidios del PER o el alza del salario mínimo por encima de los 900 euros mensuales. Varias de estas medidas, además, tendrán efectos retroactiv­os en el tiempo. Queda de este modo allanada la vía para un resurgir del gasto público que llega en un momento sensible, cuando la deuda de las Administra­ciones está en niveles récord y el déficit va camino de acercarse de nuevo al límite del 3 por ciento que Bruselas impone. El Gobierno se compromete a seguir respetando las exigencias de Bruselas, pero es muy dudoso que, con la actual desacelera­ción económica, los ingresos por impuestos se comporten como el Gobierno espera. Todo apunta, por tanto, a que el Ejecutivo recurrirá a las subidas de impuestos para compensar el alza del gasto que se avecina y lastrará aún más un PIB ya en franco enfriamien­to.

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