NAVEGANDO EN LA ECONOMÍA DE LA EXPERIENCIA
La aventura de navegar, con o sin patrón, está en las aspiraciones de muchos viajeros que eligen destinos de sol y playa, pero hasta ahora, acceder a esta experiencia era más complicado y costoso. Se trata de democratizar la customización de los viajes, ponerla al alcance de los viajeros, aprovechando el poder de la tecnología.
Según un estudio de PhocusWright, las actividades en destino ya suponen el 10 por ciento del gasto de los viajeros. La oferta complementaria (tours, excursiones, etc) ha crecido en los últimos años, lo que ofrece pistas sobre la relevancia que tienen para los viajeros al elegir destino, sino la capacidad de contribuir a la economía local. Esto es destacable si tenemos en cuenta que, según este mismo estudio, el 72 por ciento de este mercado de actividades está en manos de pequeñas empresas con escasa o ninguna inversión en tecnología de distribución.
Creer en la economía de la experiencia no solo empodera a los viajeros a la hora de diseñar sus viajes, también es el combustible de una economía local que, gracias a las plataformas de distribución verticales cobra un nuevo impulso. En Click&Boat hemos sido testigos de este fenómeno en algunos destinos: partiendo de los propietarios de las embarcaciones, que pueden costear su mantenimiento o contar con una fuente extra de ingresos, convirtiéndose en el primer eslabón de un crecimiento uniforme y generalizado de los negocios locales.
La distribución de servicios turísticos en un mercado globalizado y sofisticado a nivel tecnológico puede ser una barrera para que las empresas de menor tamaño incrementen su negocio. Detectar esa limitación iba más allá de los pequeños charters: había centenares de propietarios particulares de embarcaciones en toda la costa mediterránea, que estaban perdiendo una oportunidad, mientras cientos de viajeros estarían dispuestos a disfrutar de la navegación si contasen con un servicio sencillo, fácil de reservar y flexible.
Los ingresos extra estimulan otros negocios, no solo en la cadena de valor náutica, sino también turística, genera empleo y mejora la oferta de servicios, desde la gastronomía al comercio de cercanía, que son los artífices reales de lo que hace único y auténtico un destino. Esto es realmente la economía de la experiencia: un long tail que también se construye en otros segmentos que amplían, mejoran y distinguen a los destinos.
En línea con los esfuerzos de Turespaña, que apuesta por la diversificación, la reorientación de la promoción de destinos hacia nuevos recursos, que pongan en valor el patrimonio, la cultura y la sostenibilidad, los nuevos servicios turísticos que crecen en el entorno de la economía de la experiencia permiten acceder a nichos de demanda y abrir nuevos mercados.
Recientemente, la consultora Braintrust publicó su Barómetro Turístico Premium, que analiza las tendencias de los viajeros con un perfil de gasto medio alto o alto, que indicaba que un 65 por ciento de estos viajeros están interesados en itinerarios temáticos, y entre sus motivaciones destacan la aventura, la desconexión y disfrutar del entorno natural.
El “factor local” es importante, en general, por todos los viajeros, que buscan también la conexión con los residentes, que en el fondo son prescriptores que les permiten descubrir los tesoros menos conocidos pero auténticos de este destino. El patrón de un barco es un prescriptor de primer orden: conoce la costa, sabe cuál es la mejor hora para disfrutar de un baño en alta mar, y cuando se puede fondear en una cala.
Un aficionado a la navegación puede tener múltiples motivaciones: puede estar entre ese más de 70 por ciento de viajeros que, según Booking.com, tiene en la sostenibilidad su principal motivo para viajar, y busca una playa salvaje y solitaria; o un grupo que quiere visitar varias islas en varios días. La cadena de valor en destino es larga y variada, lo que aumenta las posibilidades de diversificar la experiencia y descongestionar los puntos de interés del destino, aumentando el gasto turístico.
Los datos de demanda de Click&Boat ofrecen pistas del nivel de personalización y de las motivaciones de estos viajeros. Las embarcaciones más demandadas para este verano son las lachas motoras, preferiblemente con patrón, para pasar un día en familia o con amigos navegando; barcos con más eslora y comodidades, desde catamaranes o veleros, para disfrutar de un fin de semana o varios días bordeando la costa o visitando islas; y yates para fondear en calas o playas inaccesibles, contando con el conocimiento de un patrón que conozca estos rincones escondidos y únicos.
Las nuevas tecnologías permiten a los viajeros diseñar trayectos a medida